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Al otro lado

Por Ebert Calzada

La realidad nunca me pareció tan delgada y frágil como aquella noche en la playa. Esta historia comienza con un viaje a Acapulco, había estado recibiendo constantes llamadas y mensajes de mi compañero Ricky del periódico “El faro”, afirmando que sus sospechas sobre avistamientos extraterrestres y luces extrañas en la costera Miguel Alemán estaban confirmadas por tripulantes de los barcos huachicoleros y algunos empleados de los hoteles aledaños.

A pesar de mi escepticismo en cuanto al tema de la vida inteligente en otros planetas, el frenetismo de mi compañero y mi temor de que se estuvieran aprovechando de su afición me movieron a hacer el viaje a Acapulco. Mis cavilaciones en torno a los testimonios y grabaciones de entrevistas que me envió me hacían sospechar que había encontrado algo y que podía ser una conspiración o una farsa.

Al llegar a mi hotel situado a un lado de la costera tuve un extraño presentimiento, como si algo maligno se moviera frente a mí y no pudiera identificarlo. Cosa extraña, lo que me inquietaba no era el cielo azul y libre de nubes sino el mar, me parecía que ocultaba algo y que ese algo miraba con morbo y malicia desde el fondo del agua.

Tratando de espabilarme un poco y contemplando a los pelícanos y las gaviotas surcando el cielo traté de ponerme en contacto con Ricky pero sin éxito, no respondía su teléfono y en su habitación no parecía haber nadie. A pesar de mostrar mis credenciales y explicar mis motivos al personal administrativo del hotel me fue negada la posibilidad de entrar a su habitación. Sin más remedio regresé a mi cuarto y con el sonido del mar de fondo me puse a repasar la evidencia recolectada por mi compañero. La mayoría eran entrevistas, fotografías y algunas fotocopias de algún libro que no pude identificar y a pesar de que todo parecía indicar el tema “OVNI”, en su notas parecía que buscaba algo más, algo que no estaba en el cielo, ni siquiera en el mar, sino una especie de puerta a otra dimensión, dicha puerta era usada por otros seres para pasar a nuestro mundo y así era como se daban esos avistamientos que tanto le interesaban

Pasadas las nueve de la noche me acosté, no sé si dormí o solo estuve dormitando, el sonido del mar que hacía unas horas me parecía relajante ahora resultaba insoportable, algo parecía retorcerse o removerse en sus entrañas. En una de mis incontables vueltas en cama el teléfono sonó, era Ricky, me dijo que lo viera en la playa que estaba frente a nuestro hotel, su voz sonaba agitada y excitada, terminó su llamada con un: “Creo que la encontré, pronto sabrás todo, lo prometo”.

Me levanté como si me hubiesen dado una descarga eléctrica, salí de mi habitación y bajé por las escaleras, mi corazón latía fuerte, casi lo sentía salir por mi garganta, mi respiración agitada me hacía dar grandes bocanadas de aire, mi boca y mis manos no dejaban de temblar. Apenas pude cruzar el vestíbulo a la playa sin que se notara mi nerviosismo, mi mano resbaló de la manija metálica por el sudor lo cual me hizo entrar en pánico, después de un par de intentos abrí la puerta y el vacío que se formó en mi estómago se disolvió un instante para luego aparecer potenciado mil veces más hasta el punto de hacer flaquear mis piernas; caminé o eso intenté hasta la playa donde mi compañero y amigo me esperaba. Estaba de espaldas y al voltearse lo vi… sus ojos chispeaban de emoción y una sonrisa de oreja a oreja se dibujaba en su rostro, me miró y señaló la luna, después murmuró algo, fue cuando todo se puso oscuro.

Era como tener los ojos cerrados, no se distinguía nada, una especie de brisa me atravesó, pude sentir como penetraba cada parte de mi cuerpo y luego se alejaba, quise hablar pero de mi boca salió un sonido desarticulado, quise moverme pero sin resultado, estaba petrificado. De repente todo comenzó a iluminarse, noté como mi cuerpo flotaba y lentamente caía en una superficie pantanosa. Lo que mis ojos contemplaron cuando se acostumbraron a la luz verde que iluminaba todo parecía sacado de una fantasía siniestra.

Estaba en una bahía pero diferente, en lugar del mar se extendía una superficie transparente y cristalina que irradiaba con un azul intenso, justo en el medio de aquélla había un símbolo que no pude identificar, pero me pareció familiar pues había jeroglíficos similares en las notas de mi amigo. Lo que vi debajo de aquella superficie me dejó helado, no pude ver mucho y agradezco a Dios por eso, porque de haberlo visto por completo estaría en un manicomio. Era algún ser gigantesco, desconozco de qué naturaleza pero la parte que vi era un manojo de ojos que miraban con morbo y malignidad.

En lugar de arena en aquella bahía había una sustancia negra y viscosa que olía a pescado podrido, pude ver a Ricky no muy lejos de mí, estaba cerca de la superficie cristalina e hice un esfuerzo por acercarme a él. Sin embargo, cuando comencé a cortar distancia hacia dónde estaba algo comenzó a revolverse en la sustancia negra y de repente se alzó de ella una criatura con cabeza de rombo, su cuerpo estaba hecho de lo que parecían ser algas marinas, se movía de forma bamboleante y cuando comenzó a acercarse a mí pude ver en medio de su cabeza el orificio que era su boca, una especie de ventosa con colmillos que se retrotraía en círculos.

Varias de estas criaturas no tardaron en rodearnos, entonces Ricky me hizo algunas señas y observé que sus labios se movían y antes de comprender qué estaba pasando vi como más de esas criaturas bamboleantes y con cabeza de rombo se formaban haciendo un muro en torno a la superficie cristalina con el sello y cómo mi amigo se dejaba caer en la sustancia oscura y desaparecía. Lo último que vislumbré fue un sol verde en lo alto, después todo se puso negro.

La misma brisa que sentí antes de aparecer en aquella bahía siniestra y extraña me atravesó después de lo cual perdí el conocimiento. Cuando desperté estaba en la playa tirado con un empleado del hotel arrodillado a un lado mío.

Después de vivir aquello sé que mi amigo no buscaba OVNIS o extraterrestres, buscaba una entrada a un mundo distinto y la encontró. Solo que dicha entrada solo se abre si se recitan ciertas palabras que sólo Ricky conocía y las cuales usó para que lo acompañara a aquel mundo y también para que yo pudiera volver.

Ahora todas sus notas cobran sentido, los avistamientos extraterrestres referían a esas criaturas con cabeza de rombo y los testimonios de algunas luces que de repente aparecían en la costera seguro son los destellos de aquella superficie cristalina que parece fungir como prisión de algo.

Debemos saber que hay un mundo que se oculta detrás de nuestra realidad frágil y delgada y este escrito es testimonio de ello. Ahora comprendo mejor por qué me sentí inquieto cuando llegué al hotel, hay algo ahí en el fondo del mar, solo que no en este mundo humano, sino al otro lado de él.

Es verdad que lo que sabemos es una gota, mientras que lo que ignoramos es un mar. La puerta al otro mundo está ahí, esperando a un desquiciado como yo o Ricky para que la atraviese y contemple los horrores del universo, es decir, la verdadera cara del mismo.

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