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Nube Kinton

Por Bruno Rico Gómez

Los métodos de transporte han evolucionado por miles de años, esto tiene que ver con la vida nómada del ser humano, pero se volvieron la mejor herramienta para explorar y expandir los límites de su conocimiento. Desde el inicio el ser humano recorría grandes distancias para obtener frutos, animales de caza pero sobre todo buscaban refugio que después cambiaría con los pocos viajeros que se volvieron sedentarios.

Esta vida sedentaria orilló a que el ser humano se moviera menos y delimitara su zona de interacción con el mundo abierto, por lo que tendría que evolucionar su manera de transportarse para lograr llegar más lejos. De esta manera se establecería el transporte sobre animales, pues al ver que este tipo de animales recorrían grandes distancias sin problemas el ser humano opto por amaestrarlos, así que los camellos, caballos, elefantes y algunas aves como el avestruz formaron parte del transporte para el ser humano.

Conforme las distancias de viaje entre pueblo y pueblo fueron cambiando el ser humano se dio cuenta que los animales no servirían pues su cansancio evitaba el viaje seguro aun con las carrozas ligeras. Con el cambio de milenio llego uno de los inventos más importantes de la raza humana, los motores, de los cuales ya hablamos en las últimas columnas.

Esta evolución trajo consigo muchas más, pero sin duda alguna la más sobresaliente es la suspensión. Si revisamos las primeras instancias, las carrozas de madera del viejo oeste, en realidad estas no tenían un gran sistema anti vibraciones lo que provocaba un viaje duro y difícil de disfrutar. Con la tecnología del herraje se logró obtener el primer diseño de una suspensión, que hasta el día de hoy sigue presente, ya que gracias a una barra de hierro aplanada y curveada se establecería la gran revolución del milenio.

La suspensión de ballesta es un concepto básico en la física, imaginemos una barra plana y una curveada, si sometemos la misma carga sobre la barra plana que sobre la cima de la curva es más fácil que la barra recta se deforme pues la geometría se compromete dado que la carga hace contacto con toda la superficie mientras que en la curva solo toca una fracción de alrededor de unos 2 centímetros. Este descubrimiento se limitaba por la calidad del acero y los tratamientos térmicos que recibían las piezas, pues no todas las aleaciones de hierro son las mismas y unas suelen ser más frágiles que otras.

Esta tecnología era infalible pues se pueden apilar muchas barras para mejorar la resistencia, pero esto agrega mucho peso al vehículo, por lo que la innovación en el rubro del transporte fueron las bolsas de aire en la suspensión. Estos equipos distribuyen el peso total en los tráileres con bolsas en cada eje y además da la oportunidad a bajar y subir las unidades dependiendo el peso de la carga. A su vez debido a que son adaptables al camino, estas bolsas de aire logran mejorar la calidad del viaje para los choferes de camiones.

En cambio, para los vehículos el sistema de suspensión se modificó demasiado, tanto que se abandonaron los sistemas de ballestas y terminaron siendo individuales. Estos sistemas funcionan con cilindros rellenos de algún fluido neumático que absorbe las cargas en conjunto con un resorte. Como pueden ver, la idea de la barra plana siguió en este diseño, pero tuvo que sufrir un pequeño rediseño, por lo que la idea del resorte helicoidal logro reducir espacio y peso en los vehículos. De esta manera se ha logrado que los vehículos se manejen tan suave y que ya casi no se sientan los baches que te brincas mientras manejas.

“Placer y pena son los dos únicos resortes que mueven y moverán el mundo”

– Claude Adrien Helvétius.

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