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Ser niñA- Día de la niña.

Por Ankaret Alfaro

Ser niña en este país duele. Duele correr peligro y tener que aprender a escondernos, a pasar desapercibidas, tener que frenar el desarrollo de algunas capacidades porque no nos dejan convivir en libertad a diferencia de los niños, duele que nos enseñen a desarrollar trabajos maternos y de cuidado desde niña, duele que no nos dejen ser y que nos violenten.

Nos enseñan a creernos princesas, a vivir en un mundo imaginario que debemos mantener rosa, limpio y bonito, pronto nos damos cuenta que eso no sucede, que nos perdimos de mucha realidad, que nos taparon los ojos y algo lamentable nos obliga a despertar. Enseñemos a nuestras niñas a identificarse con mujeres reales, no con princesas de cuentos de hadas. Esto ligado al cuento del príncipe azul, este es un tema mucho más amplio, pero de forma resumida, a vivir para el amor (un ‘amor’ distorsionado, enfermizo y ciego) y convertirlo en una prioridad que, sin ser exagerada, termina con nuestra salud mental y en -muchos- casos, hasta nos mata.

Morimos por nacer niñas. Tener vagina supone un alto riesgo desde el momento en el que nacemos, vivimos en una situación crítica. Según la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todos y Todas (Red TDT) 34 niñas son violadas cada día, el promedio es de 3,6 menores asesinadas al día, y diariamente desaparecen 7. México es el país que produce la mayor cantidad de contenido pornográfico infantil, esto quiere decir que en realidad el número de violaciones a menores es mucho mayor del que las cifras muestran e incluso mayor del que imaginamos.

Nuestras cuerpas son sexualizadas incluso desde antes de la pubertad, aprendemos a ser objetos de consumo, nos hipersexualizan de diversas maneras, aprendemos de esa hipersexualización y dejamos de vivir para nosotras, nos oprimen con el género que nos asignan de inmediato, nos violan, nos desaparecen y nos matan

Las niñas merecen un mundo libre, que no esté pintado de rosa sino de muchos colores, en el que puedan desarrollar su personalidad de acuerdo al uso libre y pleno de todas y cada una de sus capacidades, dejemos de decir “una niña no hace eso”,  enseñémosles a decir NO, a querer sus cuerpas, a defenderse, a ser determinadas, a gritar y reírse a carcajadas, a identificar cuando las están violentando y a huir de ahí, a alzar la voz, enseñémosles que la autodefensa no es violencia, que casarse y tener hijos no es la meta obligatoria y natural de todas las mujeres, que ser “mandona” no está mal, que tienen derecho a estar enojadas, que no existe un vocabulario que puedan usar los niños y ellas no, que pueden brincar, que no necesitan ser bonitas, que no necesitan gustarle a nadie, debemos escucharlas, tomarlas en cuenta, interactuar de manera sana y no violenta, hablémosles de consentimiento, de empatía, de sororidad, de dignidad, de libertad.

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