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Feminismo desde la periferia II -Mujeres organizadas de Tláhuac

Por Ankaret Alfaro

Siguiendo el tema de los feminismos de la periferia y sus apuestas por dejar de tomar como categoría central al género, platiqué con algunas compas feministas que se organizan dentro de la demarcación de la alcaldía de Tláhuac, algunas de ellas pertenecían a Feministas organizadas de Tláhuac y me platicaron cómo es su lucha desde este lado de la periferia.  En principio, debo agregar, compartí con ellas todos los sentires desde los que la plática surgía, pues me interesé precisamente en la difusión de la importancia organizativa de la región de la que soy originaria.Uno de los principales problemas organizativos en Tlahuac, es la dispersión con que se encuentran los movimientos, y la falta de presencia en las actividades, lo que provoca paradójicamente, más dispersión cuando mejor buscan moverse a otros lados para apoyar a otras colectivas

Mujeres organizadas de Tláhuac está conformado por mujeres de los distintos barrios, pueblos y colonias de la región. Comenzaron a organizarse a partir del feminicidio de la niña Fátima, en Tulyehualco.  Platicamos en principio sobre las condiciones que las llevaron a organizarse: algunas buscaban en principio la descentralización de su lucha por cuestión de lejanía y de identidad, en ese sentido, la identidad de muchas mujeres de los pueblos de la alcaldía, está atravesada por la tierra y su relación con ella, cosa que mujeres de otros lados no comprende: ni las situaciones que atraviesan a las mujeres de la periferia ni la dinámica entre las colonias.  Por otro lado, otra de ellas, comentaba su situación distinta al formar parte de una periferia más al oriente, pegada a Iztapalapa, y comentaba que con el tiempo se nota la diferencia entre urbanización y el pueblo (aún dentro de la misma región), pues a ella le atravesaban de manera más directa situaciones de narcotráfico, de organizaciones vecinales muy distintas y de relación con la escasez del agua.

Comentaron que la forma en que se compone la alcaldía de Tláhuac, es en definitiva muy distinta a otras delegaciones, principalmente por la forma en que se convive simultáneamente con los pueblos y la zona urbanizada, y uno de los factores que inciden también es la existencia de pueblos en resistencia que no permiten que se lleven a cabo mega obras como en otras delegaciones, lo que traería como consecuencia procesos de despojo (como sucedió con la L12 del metro). Esto las ha llevado a posicionarse en contra de los arrebatos coloniales de tierras y una perspectiva negativa de la urbanización como única forma de progreso: la percepción de progreso en la periferia es diferente y tener la idea de que urbanizándola progresa, termina siendo mala en muchos sentidos, como el daño del suelo, el despojo y el tema del agua. En ese sentido, concuerdan en que la mala planeación en las periferias está completamente tintada por un tema de clase.

Posteriormente me contaron de las principales problemáticas por las que luchan como mujeres Tlahuaquenses que de manera general son: la violencia machista, violencia feminicida, identidad cultural y cuidado del territorio, la falta de visibilización y normalización de los feminicidios, el respeto y defensa de las identidades, la lucha constante contra la discriminación de las mujeres tlahuaquenses (con estereotipos de violencia y narcotráfico) y la segregación económica.

Algo muy importante, y que me resonó mucho, fue la violencia tan diferente que vivimos las mujeres dentro de una misma demarcación, según el contexto donde nos desarrollamos (si somos de pueblo, colonia o barrio). Por ejemplo, una de las chicas de uno de los pueblos, contó lo naturalizada que está la violencia machista dentro del núcleo familiar, y que además se manifiesta de formas particulares, por ejemplo, el linchamiento y el principal problema para deshacerse de la violencia es la mentalidad conservadora de los pobladores, la mayoría originarios. La chica de uno de los barrios habló del ejercicio necesario de la violencia para sobrevivir en el barrio, de la convivencia directa con el narcomenudeo y de la validación social a partir de los vicios. En cambio, las chicas que viven en colonias, la situación de violencia machista cotidiana es más parecida al resto de las alcaldías urbanizadas. Pero todas coincidían en que la violencia machista dentro de sus familias, es generacional.

Algo hermoso de haber platicado con ellas, es la identificación tan profunda que tuve con sus historias. Les pregunté en qué momento se habían dado cuenta que a pesar de pertenecer a la CDMX se encontraban marginadas y residiendo en una periferia: unas se dieron cuenta durante la militancia, otras por los tiempos de traslado y por su identidad cultural o por la notable falta de servicios en casa o porque en la centralidad de la ciudad se sentían extranjeras. A pesar de ello, todas abrazan pertenecer a la periferia, a pesar de la violencia y tener una relación amor-odio con ella, alguien más añadió el cariño que le tiene a su tierra, en parte por la satisfacción que le produce el trabajar el campo y todo lo que conlleva.

Añadieron lo importante de construir una colectividad que tenga claro el contexto de la voracidad neoliberal que atraviesa a las periferias, pues el neoliberalismo violenta a las mujeres a través de su ubicación y sus cuerpos minimizándolas y desconociéndolas.

Las chicas de la organización son mujeres increíbles que entre ellas han enlazado amistades y aunque afirman haber caído en la trampa de la sororidad romántica, no han cesado de aprender del trabajo colectivo ni de hacer trabajos tan importantes para la lucha feminista en la alcaldía: organizaron junto con otra colectiva las ofrendas de día de muertos colocadas en el centro de Tulyehualco y frente al metro Olivos, han organizado mercaditas y colecta de despensa para familiares afectados por el accidente de la L12 del metro, han organizado talleres y espacios de contención y han trabajado en la difusión de denuncias públicas.

“Feminismos de sujetas no sujetadas, que respondemos colectivamente a los desafíos de la sobrevivencia, y vamos haciendo realidad la propuesta: «si tocan a una, tocan a todas».”

(Korol, 2016)

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