top of page

Come chocolate…

Por Rodrigo Chávez.

Durante las pasadas elecciones el candidato de Movimiento Ciudadano, Samuel Garcia, fue electo como gobernador de Nuevo León. A pesar de sus desplantes racistas, clasistas, misóginos y machistas los neoloneses optaron por darle el voto de confianza al candidato por considerarlo una verdadera oposición a Andrés Manuel y a MORENA.

Este miércoles la unidad de fiscalización del INE notificó a Samuel que debía de realizar el pago a Mariana Rodriguez por 27 millones de pesos. Este acto desató la incredulidad del gobernador electo, quien considera ridículo que el INE ordene el pago por servicio de marketing digital y estrategia de posicionamiento en redes sociales de una influencer cuyos números son de 1.8 millones de seguidores en instagram.

Para Samuel, el trabajo realizado por Mariana no constituye ningún tipo de estrategia de colocación o venta de producto por el vínculo matrimonial que tienen, sin embargo este argumento no solo es débil, sino que busca esconder detrás de un lazo civil el esfuerzo realizado por Mariana.

O Samuel cree que el matrimonio pone a Mariana en una condición de esclavitud en la que su trabajo no merece ser remunerado, o está mintiendo al decir que “las fotos e historias que Mariana subió a sus redes no tienen que ver con publicidad”, pues no debemos ir tan a fondo ni ser expertos en manejo de las redes sociales para comprender que los influencer, más que del dinero emanado de las plataformas, ganan y generan ingresos a través de los contratos de publicidad que alcanzan.

Si bien es cierto que Mariana pudo haber subido alguna foto o historia de manera gratuita y como un gesto de apoyo a su esposo, es impensable que el despliegue constante de tiempo y de redes haya sido mero apoyo moral. Mariana no es propiamente una influencer de política y su contenido no corresponde a temas mínimamente cercanos para comprender el giro que tuvieron sus cuentas durante la campaña.

La propaganda de Movimiento Ciudadano giró en torno de Samuel pero incluyó de manera premeditada a Mariana en videos promocionales, en espectaculares e incluso estuvo presente en cada brigada proselitista de Samuel. El propio contenido de Mariana se vio manchado de propaganda en favor del candidato y del partido, no pocos análisis al respecto de la elección a gobernador dan como punta de lanza el gran esfuerzo y trabajo de Mariana para posicionar la imagen de una persona poco atractiva al electorado como lo es Samuel Garcia.

Es decir, Samuel puede mentirse todo lo que quiera al respecto del apoyo que su esposa le brinda, pero es poco creíble que su comportamiento no tuviera que ver con el mismo esfuerzo que un contrato de publicidad como cualquiera que alcanzan los influencers con marcas como rappi o uber, por poner dos ejemplos. La campaña llegó incluso a usar una icónica frase que Mariana le regalara a Internet cuando ignora a Samuel sobre una gira diciendo que sus tenis son “fosfo, fosfo”.

Esta estrategia de MC en Nuevo León no dista mucho de lo que el partido verde hizo al contratar a 90 influencers para posicionar su imagen, a excepción claro de que el partido verde sí pagó a los influencers por el tiempo y el impacto que tuvieran las historias.

No es de sorprender la actitud abusiva que Samuel y Mariana presentan para extender la poca regulación que existe en materia electoral con respecto a las redes sociales, pues durante la pandemia vimos cómo ambos vendieron equipo de protección para el personal de salud a través del padre de Mariana y acapararon por meses los insumos necesarios para enfrentar la pandemia de una mejor manera. Sin embargo esas vilezas tendrán y tuvieron lugar en otros espacios.

A mí me preocupa en lo inmediato cómo Samuel no teme hacer uso de su calidad de esposo para ejercer sobre Mariana violencia machista, pues al negarse abiertamente a pagar el trabajo solo por ser su esposo nos demuestra que Samuel considera que lo que Mariana haga para con él no puede ni debe ser valorado, pues es una responsabilidad de su esposa el servirle e incluso rendirle alguna especie de culto.

Vimos ya en una ocasión cómo Samuel percibe a Mariana como una mercancía que le pertenece cuando en un live de instagram Samuel le grita “piruja” por enseñar una rodilla a cuadro y le recalca “me case contigo pa mí, no pa que andes enseñando a todo el mundo”. Esto salta a la vista cuando ante el conato de una millonaria multa por parte del INE, Samuel declara: “Ahora resulta que mi esposa no me puede ayudar en mi campaña, y que me tiene que cobrar 40 mil pesos por story o foto que suba a su Instagram. ¿Lo pueden creer? Yo tampoco”. Sí Samuel, 40,000 pesos por story es lo que cuesta pagar a un influencer con casi 2 millones de seguidores.

En la misma serie de reclamos y pataletas que realizó el gobernador electo agregó que: “Es ofensivo que pretendan ponerle precio a Mariana. Es injusto que el éxito que ha alcanzado con su trabajo, ahora quieran convertirlo en un castigo y en un obstáculo a su libertad de expresión”. Claro que su trabajo como influencer es bueno y que sus seguidoras y seguidores son bien merecidos, eso no se castiga, lo que pareciera ser castigo es tener que hacer campaña casi de manera obligada y sin ningún tipo de remuneración únicamente por estar casada con un político.

Samuel sale a defender a su esposa en un momento en el que parece que la multa de 55 millones de pesos es inminente y en el que las autoridades le piden tener la mínima decencia de pagar el precio promedio del mercado por la colocación en redes sociales que Mariana hizo.

Si Samuel no había visto que esto se avecinaba no habría incluido a su esposa, sea o no influencer, en la campaña de Nuevo León, sin embargo decidió colgarse de la fama y el esfuerzo que por años Mariana ha hecho en redes sociales para poder influir en el voto juvenil que fue el que incidió en la campaña a gobernador.

Samuel no está defendiendo el trabajo de su esposa sino el ilegítimo derecho a usar su trabajo de manera ventajosa y sin ninguna remuneración, eso señor García se llama esclavismo y violencia de género. Pague lo que debe, primero a Mariana y después al INE. Basta ya de machitos que le roban el trabajo a las mujeres que les rodean y se regocijan de su abuso.

bottom of page