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Bloqueo de escritor

Por Rodrigo Chávez.

Escribir es en realidad muy sencillo, solo debemos tener algo que queramos decir y comenzar a mover la muñeca o los dedos, según corresponda. ¿o no? Pues honestamente no, escribir es mucho más complejo que eso, ya una vez escribí sobre lo hermoso que suele ser dedicarse un par de horas, poner en orden la mente y vaciarla en el papel, pueden leer ese texto dando click aquí.

Pero esta semana quiero hablarles de algo conocido como “bloqueo de escritor”, este fenómeno no es más que el hecho de no poder concebir una idea como suficiente para ser escrita, le pasa a la gente que hace música así como a los novelistas y a las poetisas como puede pasarle a las y los estudiantes o a mí esta semana.

Como comentaba en el texto anterior, una hoja en blanco es un espejo que no refleja hasta que lo vamos llenando pero, ¿y si no sabemos o no podemos concebir siquiera el comenzar? Esa es una pregunta que ronda frecuentemente mi cabeza y a veces, embelesado por la cotidiana escritura, dejo de lado. Esta noche es distinta la cabeza la tengo cansada y no hay motivo claro.

Quizá es el final de semestre, el frío, la monotonía que sobre mí he impuesto, quizá solo me falta inspiración o simplemente los temas están flojos. La verdad es que no es nada de eso o tal vez lo es todo, a veces la cabeza se nos va de vacaciones mientras intentamos a tirones traerla de vuelta, a veces simplemente tratamos de escribir para que algo salga pero nada sale.

Más allá de los clichés de la escritura y el famoso ”déjalo y vuelve después” no hay cura para el bloqueo de escritor a veces tiene que ver con alguna cuestión emocional pero a veces no, la multifactorialidad de este fenómeno nos complejiza también una respuesta estandarizada y universal. No puedo creer que García Marquez, Pizarnik, Bauman o cualquier teórico o literato no haya pasado por algo similar.

Quizá tiene que ver más con la frecuencia, ya saben, esta idea de que antes todo iba más lento y daba tiempo de poder disfrutar un poco más del proceso y no producir en serie y masa como lo hacemos ahora pero tampoco me hace sentido. Yo nací ya bajo esta velocidad y he logrado por años producir textos incesantemente, no debe ser eso. 

A veces solo sucede y ya está, no estoy diciendo que la frustración y el dolor de no conseguir un texto medianamente coherente o de la altura acostumbrada no pese sobre los hombros pues, en efecto, este texto está escrito con esa pesada losa encima. Pero agobiarnos demasiado por escribir no lo hará mejor.

El bloqueo escritor se quita leyendo, quizá es un consejo un poco raro pero es la forma en la que yo consigo convencerme, cuando alguien que escribe desde donde lo hago yo y como lo hago yo, a medida de análisis y crítica lo que más debe de hacer es leer. Estar al tanto de las notas, las redes, los libros, las teorías. A veces es la mente y el cuerpo diciéndonos “bueno, ya no tenemos nada que decir, por ahora nos toca escuchar, leer comprender, ya después tendremos algo que decir”. Y supongo que va de eso, debemos de Aprender a escucharnos antes que a hablarnos. Y si esta semana no puedo escribir está bien, me disculpo con quien pueda leer esta catártica columna pero esta semana no tengo mucho que decir pero sí mucho por escuchar y leer. Prometo que la siguiente semana habrá algo de mayor calidad acá.

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