top of page

“Recordar la tierra-Abrazar la siembra” un proyecto de la Cooperativa Itzpapálotl.

Por Ankaret Alfaro

Los espacios fértiles del oriente de la CDMX se los ha ido comiendo el Estado en nombre de un progreso que no es común sino, uno que sólo le funciona a su fetiche monetario. Tláhuac es una región lacustre que aún resiste y lucha por mantener sus últimas áreas de simbra, ejidos y chinampas, las demás se las han arrebatado, o se les ha prohibido construir, aunque ni para siembra funcionen, pues el suelo no es lo suficientemente fértil y se ha aridecido por las construcciones estatales vecinas. Actualmente existen muchos proyectos chinamperos o ejidatarios que resisten en contra de la absorción gris y buscan la conservación y rescate de las áreas verdes tlahuaquenses.

Por otro lado, es importante mencionar que del lado de los cerros, por lo menos de Tlaltenco a Santa Catarina, aún hay personas que conservan sus terrenos, y aunque no muchas le dan uso a la tierra, algunas familias sí crecieron sabiendo de conservación, siembra y cosecha; sobre todo en los meros pueblos.

Las mujeres de la Cooperativa Itzpapálotl y de la Red Feminista de los pueblos del suroriente del Valle de México, han realizado proyectos como la actual jornada de siembra ecofeminista “Recordar la tierra, abrazar la siembra”, para rehabitar, aprender y a trabajar la tierra desde nuevos códigos, entre mujeres, en colectivo y con mucha paciencia, amora y trabajo sororo. Una mujer de la cooperativa mencionaba, que a quienes se les ha enseñado a trabajar la tierra, es a los hombres, y resaltó la importancia de (re)apropiarnos las mujeres del trabajo con la tierra, que es femenina y con quien conectamos directamente, por eso es que nos invita a realizar este proceso de lucha y aprendizaje colectivo entre mujeres.

Este es un proyecto que tomará tiempo y lo sabemos, pero estoy convencida de la efectiva resistencia y de los innumerables aprendizajes con mucho compromiso y paciencia, pues no podemos permitirnos hacer la alegoría patriarcal de abandonar la siembra.

Llevamos a penas dos sesiones, por lo que quiero conservar la narración del proceso, la experiencia y los aprendizajes para otra columna.

bottom of page