El género como categoría según Joan Scott
Por Ankaret Alfaro
Joan Scott explica el devenir del empleo de la palabra género, el cual gramaticalmente sirve para clasificar fenómenos, para hacer distinciones y no para adherir una descripción objetiva de las características propias al mismo. Menciona el uso que acuñaron las feministas estadounidenses a partir de la segunda mitad del siglo XX para referirse a la manera en que se estructuran socialmente los sexos entre sí, en donde nació el uso de género como categoría que sugiriera una metodología que abriera camino a una nueva historia.
Para Scott, el género refiere a las creaciones sociales y culturales de las ideas respectivas a los roles designados para las mujeres y los hombres; “El género es una categoría social impuesta a un cuerpo sexuado”.
La aportación de la categoría de género al análisis histórico es que analiza cómo se relacionaban las experiencias de ambos sexos en el pasado, y también “la conexión entre la historia del pasado y la práctica histórica común”; permite diferenciar la práctica sexual de los roles sociales asignados a los sexos para cuestionarnos acerca de por qué se han construido así las relaciones, cómo funcionan y cómo podrían cambiar. En ese sentido puede tener dos enfoques: el primero es descriptivo, en el que no se interpreta ni explica o intenta buscar razón a los fenómenos y el segundo en donde se busca responder y comprender cuestionamientos sobre cómo y por qué esos fenómenos se presentan de la manera en que lo hacen.
Es importante hacer una diferenciación entre la historia de las mujeres y la historia de género: en donde la historia de género en principio validada por la academia por sonar de forma más “neutra y objetiva” y menos estridente pues no necesariamente hace evidente su exposición de desigualdades ni poder, trataría de una historia sexuada haciendo distinción entre los roles sociales respectivos a cada sexo (invisibilizando a las mujeres); y la historia de las mujeres busca declararlas como sujetos históricos válidos.