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Hace falta voluntad política

Por Rodrigo Chávez.

El domingo, durante la grabación del podcast hablabamos sobre el legado de Rosario Ibarra. Una luchadora que marcó la vida de la izquierda nacional, no la institucional; no solo la de a pie, la izquierda toda. Una referente en toda la extensión de la palabra pero en mi cabeza no deja de rondar desde entonces una pregunta avasalladora. ¿Por qué Rosario fue referente si nunca deseó serlo? No es que un día ella haya decidido un día comenzar a militar y soñar con el poder, no es que ella dijera “quiero ser una luchadora social”. No, a Rosario el propio sistema la llevó a buscar incansablemente a su hijo, víctima de desaparición forzada, por culpa de Luis Echeverria.

Desde luego que no pretendo menospreciar o minimizar su influencia ni mucho menos su dolor sino dimensionar lo que hemos sostenido en los espacios de la revista y en nuestras vidas personales: No son las madres quienes deben estar cargando con la responsabilidad del Estado. Empezando por el simple y sencillo hecho de que no debería de desaparecer la gente en el país. Nadie se va sin avisar, nadie se pierde años sin dejar rastro, no es normal y no debería de ocurrir.

En el mismo episodio dijimos que lo que hacía falta era voluntad política, hoy quiero profundizar en eso. Nos hace falta voluntad política para que la gente deje de desaparecer, no podemos desentender las causas de la desaparición de una inacción o una complicidad de parte del Estado; sabemos, por ejemplo, que las mujeres desaparecen para ser víctimas de trata, de esclavitud sexual o de feminicidio. Sabemos que los migrantes desaparecen para ser usados como mulas o como sicarios esclavos, lo mismo con varones jóvenes en estados con alto índice de crimen organizado. Eso lo sabemos porque lo tenemos registrado y estudiado, ¿acaso el Estado no lo sabe?

Claro que lo sabe lo que pasa es que en México, desde el principio de esta crisis la sociedad optó por criminalizar a quienes desaparecen. Es muy común que cuando alguien desaparece lo primero que se piense es “seguro en algo andaba”, en los 70’s seguro eran comunistas, en los 80’s pandilleros, en los 90’s y hasta la fecha se asegura que somos narcos o en el caso de las mujeres que “se fue con el novio”. El daño que este pensamiento generalizado le ha hecho a la sociedad se cuenta en más de doscientas mil personas que simplemente desaparecieron. Doscientas mil familias incompletas.

La voluntad política no solo está en el discurso y no debe quedarse ahí, debe haber voluntad por resolver el tema del reclutamiento del crimen organizado, de la trata sexual y de órganos, de la violencia misógina que afecta a toda la sociedad. El día de ayer se aprobó en el Senado la creación del Centro Nacional de Identificación Humana que es un registro ampliado y central de ADN y datos estratégicos para identificar los cuerpos que desde 2006 desbordan las morgues de los estados y municipios. Muchas personas desaparecidas están en los servicios forenses de los Estados pero por trabas burocráticas no pueden ser devueltos o identificados, también ahí está la voluntad política.

Hay que seguir muy de cerca cómo es que se diseñó este Centro y como es que sus manuales operativos piensan resolver el problema y el dolor que significa para la familia el no poder tener certeza de sus familiares pero no debemos centrar la política pública en la respuesta, el Estado tiene la capacidad, fuerza y presupuesto de resolver y no solo de responder. Mientras no exista una verdadera voluntad, un verdadero esfuerzo de poner fin al problema de origen entonces solo tendremos medidas de contención de crisis subsecuentes pero no de resoluciones.

Podemos empezar, por ejemplo, a quitar el proceso jurídico militar y que se rijan bajo leyes civiles si es que no podemos (que sí podemos) sacarlos de las calles, porque no vamos a cerrar nuestros ojos y decir que el ejército o la marina no desaparecen personas. Resolvamos la desigualdad económica que pone en riesgo a jóvenes de ambos sexos de caer en redes de trata, resolvamos el tema de género que asesina y desaparece mujeres. Resolvamos quitarle el negocio de las drogas a los cárteles, ese negocio desaparece a los migrantes.

Aplaudo la creación del centro de identificación pero nos urge política pública integral en el tema de desapariciones, un tema en el que la 4T ha quedado rezagada y no debe dejarlo para después o, posiblemente, después el pueblo bueno haya desaparecido también. 

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