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¿Para qué sirve el poder legislativo?

Por Rodrigo Chávez

 

El día de ayer dió inicio el proceso de discusión de la reforma electoral propuesta por Andrés Manuel López Obrador y antes de presentarse el dictamen de reforma constitucional las bancadas de oposición ya dijeron que no van a votar a favor mientras la bancada morenista y sus aliados hicieron lo propio en sentido inverso.

 

Básicamente vemos que antes de presentar un proyecto sabemos de antemano que al menos esta reforma tendrá como fin el mismo que la reforma eléctrica. Ambas propuestas buscaban revertir condiciones específicas y por un berrinche legislativo todo pinta a que las dos se verán desechadas sin siquiera prestar atención a lo que plantean.

 

Al respecto hablaba con un amigo hace unos días, él no está nada de acuerdo con el presidente actual sin embargo se dió a la tarea de investigar un poco y preguntarme algunas cosas que no entendía de la reforma. Su conclusión me dejó pensando por días “es que, ¿sabes? tanto la reforma eléctrica como ésta tienen cosas muy interesantes y hasta positivas pero de los dos lados solo se dice lo que les conviene y así está cabrón que quienes estamos del otro lado entendamos bien”. 

 

Muy en lo personal no he apoyado la reforma o me he mantenido bastante al margen porque hay cosas específicas de la misma que no me parecen buenas o deseables como el enflacamiento del poder legislativo y la determinación de las diputaciones por listas de partido, como ya he escrito antes las diputaciones de representación proporcional tienen un fundamento democratico y se vuelve incluso necesarias en algunos escenarios políticos (vease: www.revistacolumnas.com/para-que-sirve-un-plurinominal).

 

Sin embargo esto no implica que la reforma en su totalidad sea desechable o no planteé cosas a analizarse. La propuesta es algo que, creo yo, deberíamos estudiar punto por punto para poder desmenuzarla y romper con el maniqueísmo ramplón que domina la discusión pública. Por un lado el discurso de la oposición sobre el INE es bastante falsa dado que la propia reforma plantea lo que podría ser la solución a lo que ellos llaman “subditar” y al mismo tiempo yo sigo esperando que esta oposición haga un trabajo legislativo en lugar de jugar a amagar con las cámaras cada que algo les toca un privilegio.

 

El poder legislativo es, o debería ser, un espacio de debate en el que las propuestas que suben al estrado tienen que ser estudiadas en las comisiones y, al mismo tiempo, pueden sufrir modificaciones una vez presentadas en pleno. La tarea de un diputado es tener la capacidad crítica de entender lo que se le plantea y la capacidad argumentativa para generar reservas. Esto no es, en definitiva, una exclusividad de algún estrato social ni mucho menos de la carrera que se estudia (no hay que ser clasistas). 

 

En lo personal sigo soñando con el día en el que en las cámaras se pueda presentar una reforma como la electoral y nuestros diputados y diputadas se sienten a buscar el beneficio del país por encima de su mandato partidista, anteponiendo la voluntad popular y haciendo una demostración de un debate que supere los circos lamentables que hemos visto y a los que nos tienen acostumbrados. El poder legislativo sirve para discutir, mejorar, estudiar y modificar las leyes. No para sostener berrinches partidistas ni para desechar ideas antes de escucharlas.

 

Como diría Porfirio Muñoz Ledo (a quién no quiero ni estimo): “Chinguen a su padre (no pienso ser tan despreciable) como legislan”...

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