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Las huellas del Plan para la realización del supremo sueño de Bolívar

Por Ankaret Alfaro

Augusto César Sandino (1895-1934), es un actor político representativo de Centroamérica, fue quien encabezó la resistencia a la invasión militar norteamericano durante casi seis años (mayo 1927-diciembre 1932). Durante mayo del primer año, se acordó el pacto Stimson-Moncada por Henry L. Stimson con José María Moncada, pacto por el cual se logró concluir la guerra civil; Sandino lo rechazó y se fue a las Segovias en Nicaragua para levantarse en armas contra las tropas estadounidenses.

El general se enfrentaba al ejército norteamericano que invadía Nicaragua a través de un documento realizado en las Segovias el 6 de enero de 1929, donde por primera vez se convocó a la alianza latinoamericana, y el primer paso fue proponer una Asamblea de Representantes de la América Indo-Latina, Continental y Antillana, para poder asentar Confederación del mismo nombre de manera sólida. El Plan para la realización del supremo sueño de Bolívar (1929) fue un documento realizado, en plena, firmado en las montañas de Las Segovias, por Augusto Sandino, General de Hombres Libres. Este texto forma parte del sueño utópico de la unión Latinoamericana y caribeña, que se remontan “desde el Tratado de Unión Liga y Confederación Perpetua del Liberador Simón Bolívar, hasta la conformación de la alianza bolivariana para los pueblos de nuestra América”.

El general Sandino apuntaba que estaba convencido de que el capitalismo de Estados Unidos ya había llegado a su última etapa de desarrollo, y que se estaba transformando ya en un imperialismo, y la razón principal para aliar a toda Latinoamérica y el Caribe era el poder enfrentar en unión y soberanía las amenazas y agresiones norteamericanas “ya no atiende a teorías de derecho y justicia, pasando sin respeto alguna por sobre los inconmovibles principios de independencia de las fracciones de la nacionalidad latinoamericana, consideramos indispensable, mas aun inaplazable, la alianza de nuestros estados latinoamericanos para mantener incólume esa independencia, frente a las pretensiones del imperialismo de los estados unidos de Norteamérica o frente al de cualquier otra potencia a cuyos interesas se nos pretenda someter”

Sugiere fundamentalmente la alianza de los Estado latinoamericanos para formar una nación independiente frente al imperialismo norteamericano o cualquier otra potencia que pretenda someter a cualquier nación latinoamericana. También sugiere abolir la doctrina Monroe para que así se anule “el vigor que dicha doctrina pretende poseer para inmiscuirse en la política interna y externa de los estados latinoamericanos” y que de esta forma la unión latinoamericana logre crear una “nacionalidad latinoamericana”. Posteriormente, el general propone la formación de una Corte de Justicia Latinoamericana para resolver todos los problemas que concierten a las naciones de América Latina.

Propone recuperar los espacios que los norteamericanos mantenían como bases militares, e indemnizar a los países latinoamericanos por los daños bélicos, en ese sentido también propone un Ejército Latinoamericano más bien simbólico pero materialmente organizado y constituido “por 5,250 ciudadanos pertenecientes a la clase estudiantil, entre los dieciocho y los veinticinco años de edad, contando con Profesores de Derecho y Ciencias Sociales.”

Por el lado económico, lo que propone es una Unión Aduanera para unificar tarifas, y también propone formar un comité de banqueros latinoamericanos “que tenga por objeto elaborar y realizar el plan por medio del cual la NACIONALIDAD LATINOAMERICANA logre, con fondo propios, cancelar los contratos que existan entre los Estados Latinoamericanos y los Estados Unidos de Norteamérica, haciéndose cargo (…) de la construcción de obras, materiales y vías de comunicación y transporte”. Desde el lado académico propone un intercambio metódico entre estudiantes de ciencias sociales y económicas; incluso tuvo propuestas para el fomento del turismo.

Su plan debía ser discutido en una conferencia constitutiva en Buenos Aires, la cual nunca se realizó, pero convocó a los gobiernos latinoamericanos mediante una carta para los gobernantes:

“No sería hasta después de la Segunda Guerra Mundial que poco a poco fue renaciendo la idea de integración continental de los países al sur del Río Bravo sin los Estados Unidos. Este nuevo aliento de unidad latinoamericana estaba asociado al despertar de las luchas de liberación nacional y al desarrollo de movimientos nacionalistas y populistas de diferente signo político, pero que defendieron o impusieron nuevas políticas orientadas a promover el desarrollo autóctono sobre la base de una serie de medidas desarrollistas”.

Guerra Vilaboy sugiere que uno de ellos fue el presidente Perón, en Argentina, por revitalizar el ABC como acuerdo de integración económica regional. Otra razón es que a días de haber ganado las elecciones, escribió a un político uruguayo que debían formar los Estados Unidos de Sudamérica, y también porque llamaba América Latina, América Ibérica, América Trigueña o América Virgen de manera indistinta a los países que se encuentran al sur de Río Bravo y fue quien dijo que para el año 2000 estaríamos unidos o dominados.

“Desde la región montañosa de las Segovias, en el norte de Nicaragua, -a Sandino-le siguieron centenares de campesinos y mineros, proletariados medianos, intelectuales de clase media y numerosos artesanos. Así, además de concebir y llevar a cabo por primera vez la moderna guerra de guerrillas como estrategia política en América Latina, postuló una variante del Nacionalismo de ‘Patria Grande’“

Por otro lado, es Jorge Eduardo Arellano en Pensamiento, escritura y miticidad de Sandino” quien apunta que “la variante” de Sandino fue el nacionalismo antimperialista, y que justo es en Plan de realización del supremo sueño de Bolívar que lo da a notar con claridad.

“Es decir, con su lucha respondía -como su paisano Rubén Darío- a la premisa del maestro uruguayo José Enrique Rodó: ‘Sólo son grandes en América aquellos que han desenvuelto, por la palabra o por la acción, un sentimiento americano’. Y si nuestro Rubén es la palabra, Augusto C. Sandino es la acción. Y no un simple guerrillero, sino el héroe por antonomasia de Nicaragua y una de las figuras míticas de la historia latinoamericana del siglo XX.”

Su empecinamiento y amor a la unión de las naciones Latinoamericanas, de la nacionalidad latinoamericana, devino principalmente de algunas corrientes de su época de las cuales tomó influencia. Por ejemplo, “la red impulsada por los políticos e intelectuales latinoamericanos “ 6 Victor Raúl Haya de la Torre, peruano, con Indoamérica y su indoamericanismo “resultó clave para la creación del indohispanismo, orientado a reconocer equilibradamente el mestizaje como factor de identidad” 7 , ;por otro lado, José Vasconcelos, mexicano, al mismo que citó en el plan con su frase “Por mi raza hablará el espíritu” para que los integrantes de la nacionalidad latinoamericana la adoptaran como lema oficial de la alianza latinoamericana y “advirtió la tradición bolivariana, enfrentada con el monroísmo, para postular su proyecto de unidad latinoamericana” 8 y su postura crítica frente al capitalismo norteamericano específicamente. La corriente de Haya de la Torre “- extendido por toda Centroamérica y parte del Caribe –la corriente ideológica que más permeó el talante de sandino.”9 Y en ese sentido, los puntos de la Alianza Popular Revolucionaria Americana también influyeron en el general:

“1. Acción contra el imperialismo norteamericano, luego ampliado contra todo imperialismo; 2. Obsesión por la unidad de América Latina; 3. Nacionalización de las principales riquezas y tierras; 4. Internacionalización del canal de Panamá (Sandino aplicó este principio al de Nicaragua (…) y 5. Solidaridad con todos los pueblos oprimidos del mundo”

También influyó durante su estadía en México, los antecedentes socialistas y “el cooperativismo anarquista vasco que le planteó Ramón de Belausteguigoitia en su libro Reparto de tierras y problema nacional (1933)”

Además, mencionan que Sandino claramente tenía toda consciencia de las limitaciones que significaría la unificación de las naciones latinoamericanas, y esa es la razón por la que sugirió una alianza y no una confederación.

No es la primera vez que se escribe este sueño, no es la primera vez que caminamos tras las huellas de Martí, Bolívar o Sandino, pero es la utopía latinoamericana más bella y necesaria jamás pensada. “Todo el Plan de realización del Supremo Sueño de Bolívar no era sino la culminación de su pensamiento latinoamericanista”.

Actualmente, no se ve tan alejado el sueño Sandino, la relación de los países latinoamericanos con Estados Unidos, sufre un momento de tensiones ante el inminente desgaste de su liderazgo internacional; su retroceso en el escenario mundial ante China y la nueva ola progresista en Latinoamérica sienta las bases para un relevo de hegemonía y dominación en la región (hay que recordar que para que aquel plan se hiciera realidad, no deberíamos permitir ningún relevo). México, Argentina y Bolivia han asumido el principal liderazgo regional, mientras que Cuba, Nicaragua y Venezuela han sido asediados por las reprimendas económicas y políticas internacionales, pero muestran cómo las de México -cuyo presidente se negó a ir a la cumbre de las Américas si dichos países no eran invitados y además repercutió en los gobiernos de Fernández, Boric, Arce y Xiomara Castro-, muestran que la influencia norteamericana ya no determina la agenda. Es importante resaltar a este punto que la cumbre de la CELAC del año pasado contó con la presencia de toda la región. El sueño de Bolívar no puede considerarse muerto cuando las condiciones nos ofrecen un panorama de superación de los procesos de dominación de EU.

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