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¿Qué comen las guacamayas mexicanas?

Por Beatriz Velázquez

Tw: @bio_beatriz

A raíz del hackeo a la SEDENA, un supuesto grupo de “hacktivistas”, decidió hacer pública algunos de los documentos extraídos, que hasta la fecha, no ha dado verdaderas sorpresas, sin embargo, causa curiosidad, el nombre que este colectivo ha elegido para autonombrarse. Al parecer está de moda hacer ruido con información reservada y usando animales tropicales para publicitarse, desde los martes del Jaguar con la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, y ahora los últimamente nombrados Guacamaya Leaks.

¿Por qué estos nombres tropicales? Bueno pues es sabido, que el presidente actual de México es oriundo de la zona tropical de nuestro país: Tabasco, y que él mismo ha utilizado símiles faunísticos para referirse a algunas personas, como cuando le dijo a Fox “Cállate, Chachalaca”, haciendo referencia a un ave tropical que hace mucho ruido. De igual manera, parece que el colectivo Guacamaya Leaks, intenta usar a esta ave importante en la cultura maya para protestar contra el gobierno y su militarización, pero en sí ¿qué son las guacamayas?. El mismo Andrés Manuel, mostró su desacuerdo en el nombre elegido por el colectivo, ya que el mandatario siente una profunda admiración por esas aves, y en su rancho (La Chingada), ha elegido plantar muchísimos árboles para atraerlas.

Las guacamayas son aves pertenecientes a la familia de los psitácidos (pericos). Se caracterizan por tener un fuerte pico capaz de abrir frutos duros y de unas patas “zigodáctilas” (como una pinza de cabello), que le ayudan a trepar árboles con facilidad. La guacamaya de la que hablaba AMLO en su texto del 2016 y que el colectivo de “hackers” utiliza como imagen es la guacamaya roja o escarlata. Esta ave también es el ave nacional de Honduras, por lo que culturalmente tiene una gran importancia. Los mayas y aztecas la relacionaban con la religión, asociándola a las deidades del sol y del fuego. La especie es Ara macao, y habita un amplio rango de distribución desde el sureste mexicano y se reconocen dos subespecies las selvas de Bolivia y la parte norte de Brasil. Actualmente, se encuentra en peligro de extinción y se sabe que es ya una especie endogámica, debido a los pocos ejemplares que quedan. Se reconocen dos subespecies que corresponden a la parte “norte” y “sur” de su distribución actual.

Las guacamayas viven de día como nosotros, vuelan en bandadas de decenas o grupos pequeños de cuatro, suelen buscar alimento juntos, acicalarse, protegerse mutuamente y dormir juntos. Su dieta se basa principalmente en semillas (obviamente de los árboles tropicales de donde habita), pero también consumen frutas, néctar, insectos y algunas hojas y cortezas de plantas. Además, se sabe que comen pedazos de carbón u otros minerales para no intoxicarse cuando su dieta es meramente herbívora.

En el texto que AMLO escribió en 2016 antes de ser presidente, nos da una información sobre algunos frutos tropicales consumidos por la guacamaya, en especial, uno parecido al tamarindo: “las guacamayas vuelan y se posan en las copas de los árboles de la quinta, donde comen semillas del gigante guapaque (del náhuatl uapactic o "cosa endurecida") y nances, entre otros frutos”.

Me llamó la atención, que este dato fue retomado por AMLO el pasado 5 de octubre, cuando se dio a conocer el Guacamaya Leaks. Ya que, sin dar importancia al hackeo, describe de forma meticulosa como la guacamaya rompe con su pico el fruto del guapaque. Además, mencionó que la gente en Tabasco, recoge la pulpa del suelo que ha sido cortada por la guacamaya, y que con este se elabora un dulce exquisito. Algo que los habitantes del centro y norte del país no conocemos.

El guapaque o Dialium guianense es un árbol de la familia de los frijoles (Fabaceae), por ende, pariente del tamarindo. Es un árbol grande, puede llegar hasta 45 m de altura, caducifolio (tira las hojas en la época seca o de frío), y que cuyo diámetro puede alcanzar mi altura (1.5 m), es decir, pueden ser bastante anchitos. Presenta contrafuertes, que son elongaciones del tronco dispuestas de manera angular, para balancear el peso de la copa y las raíces. Las hojas están dispuestas en espiral, son compuestas, es decir, muchas hojitas forman una hoja grande. A final del verano, las guacamayas pueden estar de fiesta, porque el guapaque produce unas flores fragantes y pequeñas dispuestas como en un racimo, en la que posteriormente, se desarrollarán frutos en forma de vaina, de 1 a 2 cm de largo, con una cáscara de color pardo, rígida pero frágil, con pulpa esponjosa y suave de sabor agridulce.

La madera es de alto valor comercial, puesto que es muy dura, y además con ella se elaboran instrumentos musicales. Una madera excelente para jaranas y demás guitarritas para cantar unos sabrosos huapangos a las guacamayas. En otros estados (Chiapas y Campeche), se le conoce al guapaque como guach, guasho, huapaque, palo lacandón, paquí y tamarindo silvestre. El guapaque, miembro de la selva alta perennifolia, se distribuye desde las selvas del sureste mexicano hasta la Amazonia de Brasil y el Perú, justo donde anda nuestra hermosa ave roja, le encantan los suelos arcillosos y prefiere climas cálidos porque es poco tolerante al frío.

El guapaque es uno de las especies sembradas y cultivadas, del programa Sembrando Vida que ha sido llevado a cabo principalmente en el sur del país. Además de su valor nutrimental y maderable, se le atribuyen propiedades medicinales, ya que las hojas se usan contra la diarrea. Ahora entendemos la importancia cultural que tiene para el presidente de México, las guacamayas y los frutos que comen, pues también forman parte de la transformación que se está llevando a cabo.

En un intento por politizar la biodiversidad latinoamericana, el colectivo de Guacamaya Leaks, ha fallado en elegir un animal o planta que los represente bien, ya que si han hackeado a los gobiernos de Chile, México y Perú, al menos hubiera escogido al bionte que tuviera esa distribución. Eso me hace pensar en la profunda ignorancia sobre la biodiversidad de nuestro continente, y en un intento mimético de utilizar recursos lingüísticos faunísticos para golpear a un gobierno o presidente. Y este ya es piloncillo de mi dulce de guapaque, los ciudadanos a pie, no tendrán tiempo de revisa teras y teras de información de documentos de la SEDENA. Volviendo a lo importante, hay al menos 22 especies de cotorros y pericos en México que están amenazados en su hábitat y con alguna protección especial, no compren este tipo de aves, no son mascotas, son dispersadoras de frutos y hay que mantenerlas en su habitat. Mejor sembremos vida.

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