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El suelo: polvo eres y en polvo te convertirás

Por Beatriz Velázquez

Tw: @bio_beatriz

Por un momento tratemos de olvidar que somos un animal con pelo y dientes de tamaño considerablemente grande, imaginemos que nos tomamos la pastilla de la “chiquitolina”, esa famosa pastilla que se tomaba el Chapulín Colorado en algunos episodios para hacerse diminuto. Imaginemos que somos tan pequeños que ya cabemos por la grieta del suelo, pero ¿qué es el suelo, sino la capa de tierra en la que nos sostenemos? Una manera de ver al suelo es como si fuera un organismo muy complejo, el suelo puede estar vivo, pero también podría “morir”. Primeramente, el suelo está compuesto por minerales (estos provienen de la roca madre al metamorfizarse), materia orgánica (desechos de organismos vivos) y microorganismos unicelulares vegetales y animales; el suelo es esa capa delgada que poco a poco se va formando cuando toda esta materia se acumula.

¿A qué me refiero cuando digo que está vivo? De otra manera, el suelo puede verse como un hábitat, no es meramente una composición variable entre arcilla, limo y arena, sino que tiene seres viviendo en él. En el suelo se encuentran desde las bacterias, hongos, protozoarios, ácaros, coleópteros (escarabajos), hormigas, nematodos (gusanos de 1000 células), miriápodos (mil pies), colémbolos (mini insectos sin alas con antenitas), larvas de otros insectos, y las súper-estrellas arquitectas e ingenieras del suelo: las lombrices. Esta diversidad es importante porque de ella depende el movimiento e intercambio de materia orgánica e inorgánica, para mantener el ciclo de producción de la materia viva. En este proceso, intervienen todos los microorgnismos anteriormente mencionados, que regulan esta red trófica.

Las bacterias, por ejemplo, tienen dos modos, pueden vivir sin oxígeno (anaerobias) o con oxígenos (aerobias), algunas de ellas obtendrán nutrientes de la materia inorgánica es decir, de los minerales, a su vez, las bacterias son comida de otros organismos. Un dato curioso, que seguramente ya lo saben, las bacterias son responsables del olor a tierra mojada cuando llueve, ya que con el agua éstas activan una sustancia llamada geosmina, que es percibida no sólo por nosotros (mastofauna) sino hasta por insectos que buscan humedad. El olor a tierra mojada, también es conocido como petricor. Gente de Jalisco, confirmen si allá huele a petricor.

Además de las bacterias, existen los hongos, quienes hacen alianzas extrañas con las raíces de las plantas en una especie de simbiosis o mutualismo, conocida como micorriza, en la que cierto tipo de hongos penetran con estructuras especiales a las raíces haciendo un bonito intercambio de nutrientes. La geometría de la rizósfera (parte del suelo inmediata a las raíces) es particular, se moja y se seca como las demás y cuando es tiempo de reproducción de hongos, estos sacan sus cuerpos fructíferos fuera del suelo formando un hermoso anillo de honguitos, que bien son conocidos como anillo de las hadas, esta particular formación de hongos en círculo ha inspirado a varios poetas y pintores, como a William Blake.

Hasta aquí reconocemos la labor de transformación química por las bacterias y la humificación, por parte de los hongos, y otros, pero además existe otro proceso muy necesario e importante, que es el desplazamiento o mezcla de la materia orgánica e inorgánica para permitir la oxigenación de suelo y hacer más eficiente el intercambio de nutrientes. Esta labor la realizan las arquitectas mencionadas, las lombrices, y algunas termitas. Las lombrices de tierra son anélidos oligoquetos, o más fácil, gusanos con anillos o segmentos en el cuerpo. Éstas excavan túneles como narcos tratando de llevar cocaína al otro lado, y al mismo tiempo tragan suelo y excretan ácidos húmicos que van a modificar la acidez del ambiente. Esto permite que el suelo se mantenga fértil ya que hacen que el fósforo y potasio se vuelva disponible para las raíces de las plantas y que estas puedan absorberlos. Otra característica de las lombrices es que son hermafroditas, poseen ambos órganos sexuales, sin embargo, necesitan la reproducción sexual. Además, son muy voraces y pueden comer el 90% de su peso en un día y lo que excretan es popularmente llamado como “lombricomposta”, un nombre bonito para nombrar a la caca de lombriz. No tienen dientes pero sí poseen un aparato bucal que les ayuda succionar. Las termitas por otro lado, realizan una función similar, ya que también cavan pequeños túneles y llevan materia de un lado a otro, pero a diferencia de las lombrices, estas viven en colonias, y tienen roles bien definidos, así como en las colonias de hormigas, aunque se parecen mucho a las hormigas en forma, no tienen un parentesco evolutivo cercano. Las termitas subterráneas construyen colonias bastante grandes y generalmente se alimentan de la celulosa de las plantas, por lo que su sistema digestivo, es más sofisticado que el de las lombrices. Dentro de su pequeñísimo sistema digestivo, contienen bacterias anaeróbicas que ayudan a fermentar estos carbohidratos tan complejos de las plantas.

Todo esto que les cuento realmente se queda corto en descripción de todo lo que existe en una cucharada de suelo, pero algo que ustedes mismos podrían probar es que entre más diversidad de plantas exista en la parte superior, mayor será la diversidad de microorganismos y a su vez los procesos de aireación y captación de agua serán más eficientes. En los suelos erosionados, no queda más que ver la textura de la tierra desnuda, que se reduce a la proporción de la triada: limo, arcilla y arena, que de acuerdo a la variación de estas, podremos ver si los suelos pueden retener suficiente agua o dejar que fluya. La arena es un material hidrofóbico que permite que el agua fluya, por lo que es buena para una excelente filtración, pero si un suelo es demasiado arenoso, este no podrá retener nada. En cambio, si la proporción de arcilla es mayor, habrá una mayor retención de agua, pero si esta es excesiva, en lugar de suelo bien filtrado y humedecido, tendremos un suelo anegado, convirtiéndolo en un lugar difícil de oxigenar y todo lo que esté vivo anaeróbicamente, se ahogará. El suelo no sólo se pierde y se erosiona, también se contamina con sustancias químicas procedentes de residuos industriales y domésticos. Actualmente existen técnicas de remediación de suelo, que se encargan de recuperar la calidad del suelo, muchas de estas “tecnologías”, usan algunas plantas que son capaces de absorber hasta metales pesados sin perecer. Así mismo, en nuestro afán industrial de falsa higiene, existe la mala costumbre en las urbes, de remover el suelo y sustituirlo por concreto, ¿para qué? para hacer que cierto sector con transporte motorizado se desplace con facilidad. Es por ello, que rara vez vemos en la ciudad lombrices, caracoles, colémbolos y termitas, pero aun sí vemos fauna que se ha adaptado al concreto y que se empeña en vivir bajo las grietas, por ejemplo, las hormigas de un solo tipo, del género Atta, hormigas grandes y rojas, que devoran toda planta a su alrededor para llevarle todo eso como tributo a su hongo, del que se alimentan, bajo el suelo. La pérdida del suelo también es promovida por los monocultivos, como dije, entre menos diversidad de plantas, menos diversidad de bichos en el “inframundo del suelo”.

Así que le suplico que no se enojen con los árboles que tiran hojas en las banquetas, estos sólo están ayudando a la formación del suelo que ya hemos removido. Un buen suelo puede ayudarnos a prevenir inundaciones y a darnos alimento. Antes de quejarte porque tu automóvil se descompone al pasar por una calle empedrada o de terracería, piensa en el ecocidio que generó la producción y uso de tu transporte. Quizás algún día, podramos volver a caminar descalzos sin quemarnos las plantas de los pies en un ardiente asfalto.

Referencias

http://ciencia.unam.mx/leer/817/hoy-es-el-dia-mundial-del-suelo-un-habitat-de-bacterias-productoras-de-hormonas-y-antibioticos

 

https://www.fao.org/3/w1309s/w1309s04.htm

 

https://www.ucm.es/data/cont/media/www/pag-79266/El%20suelo%20vivo.pdf

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