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Máquinas simples, parte 2

Por Bruno Rico Gómez

Continuando con esta serie de 6 columnas sobre las maquinas simples pasamos a la primer maquina compuesta, la rueda con el eje. Pero debemos observar mucho tiempo atrás para comprender porque este adelanto tecnológico es una de las maravillas de la civilización humana.

Las primeras muestras de una rueda no fueron en si la imagen típica que conocemos e inclusive no es similar a lo que se nos ha enseñado, pues se muestran ilustraciones y hasta animaciones acerca del descubrimiento de la rueda por los homosapiens en la época de las cavernas pero en realidad esto se ha comprobado como falso. Lo que en realidad si existió fueron los dispositivos de movimiento con troncos o (rodamientos) similares a los que teóricamente se utilizaron para la construcción de las grandes edificaciones antiguas.

Esta malversación de hechos causa mucha diferencia en la fecha del descubrimiento de la rueda. Pero lo que no está en duda es la gran influencia que tiene este artefacto en la vida humano desde hace miles de años, que desde 4500 a. C. en Mesopotamia ha revolucionado la manera en la que el mundo se mueve.

Utilizado principalmente para mover mercancía entre pueblos, la rueda fue un descubrimiento general en todo el mundo aunque en diferentes fechas pues a pesar de no tener el mismo uso muchas civilizaciones ya tenían idea de lo que era una rueda. Por ejemplo los aros del juego de pelota Maya, donde su forma circular con un orificio servían como metas para aquel clásico juego, o como aquellos juguetes de las culturas precolombinas que usaban rueditas pequeñas.

Conforme el humano evolucionó se dio cuenta que la rueda con un eje podría servir como una forma de transporte de energía, por lo que nace de ahí la máquina de la siguiente columna. Pasando los siglos el humano modifico la forma de la rueda para obtener más superficie de contacto, logrando de esta manera el descubrimiento de los engranajes, por lo que ahora sus aplicaciones alcanzan nuevos límites.

Estos sistemas de engranes han potencializado las maquinarias del ser humano desde la revolución francesa hasta los vehículos que nos transportan diariamente. Otro gran ejemplo de esto son las bicicletas, que con un engrane y un eje conectado a los pedales logran transformar la energía motriz de la piernas a energía cinética para mover la bicicleta en cualquier superficie.

La rueda y el eje son herramientas extremadamente sencillas, pero han sido parte del ser humano por miles y miles de años, desde las carretas romanas que transportaban vasijas hasta las ruedas del tren que transportan a millones de personas diariamente en el metro.

“El corazón de un hombre es una rueda de molino que trabaja sin cesar; si nada echáis a moler corréis el riesgo de que se triture a sí misma“.

- Martín Lutero.

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