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Tin Tan y los revoltosos

Por Paolo Sánchez

“Hey, pa, fuiste pachuco

También te regañaban”.

Maldita Vecindad

Los pachucos, extravagantes caballeros de curiosa facha, portadores de holgados tacuches y ávidos para pasear el callo apenas sonaran los danzones, dejaron en el territorio nacional una significativa huella entre tantas expresiones culturales. La aparición de este estilacho en el país fue, en primera instancia, mecanismo de resistencia contracultural de un morral de orígen mexicano en tierras gringas, donde fue víctima de explotación y marginalidad.

La cruda realidad de no pertenecer a ningún laredo, llevó al naciente pachuco a jeringar por las calles, perderse en el jolgorio, fajarse a golpes en la estrit y adoptar el espanglish como bandera lingüística. La exasperada afirmación de su personalidad (sentenciaría Octavio Paz en El Laberinto de la Soledad con desdén aristocrático y mentalidad de maestro lasallista como a su vez consideraría José Agustín en 1996) sumergió a los pachucos durante largo taim-laif en el rechazo de varios sectores de la sociedad.

El momento histórico del mundo era propicio para los desgarramientos sociales: época de constantes enchilamientos generacionales e incertezas políticas, violencia recurrente y una realidad que a pocos satisfacía. Con el paso de los años, la figura del topillero (que confunde con su decir al entreverar idiomas) llevó a la capirucha y otras latitudes su estupefaciente dencing y su comportamiento durazno.

“Yo solapa me echo ese trompo a la pezuña”

Germán Valdés “Tin Tan”

Muchos elementos debieron conjugarse para que el pachuco alcanzara el estrellato nacional, pero probablemente el más importante de todos ellos fue la aparición, por pura chiripa, de Germán Valdés “Tin Tan” en la escena del espectáculo mexicano. ¡Y qué mené! su carisma, su talento para la cantada y su actitud seductora y turulata no tardaron en conquistar al público durante el momento más proverbial de la historia de la cinematografía nacional.

“¿Yo qué naipes tengo en este pokar?"

Germán Valdés “Tin Tan”

A lo largo de más de 100 películas, pudimos ver al Pachuco Topillo Tapas (como fue reconocido por vez primera) envuelto en las más enrevesadas situaciones: persiguiendo penis y echando uña a los botines de un chorral de mujeres adineradas, compartiendo pista con Tongolele, echando el palomazo con su carnal Marcelo o la esparraguda Vitola, tocando el piano o la rascacorazones, camelleando como lanchero en Acapulco, violetero en Xochimilco o preparando emperifolladas jainitas para montar un espectáculo musical.

Tin Tan (quien habría cumplido 107 años el 19 de septiembre) no fue solo un enorme cómico, sino que paralelamente trazó un personaje frágil pero gandúl, lagartón y medio creisi, de buen rollo y vacilón. Su icónica figura condujo a los grandes escenarios a un provocador grupo cuyo folklor difícilmente podrá ser borrado del imaginario nacional.

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