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Asunto de Estado

Por Rodrigo Chávez

Hace unos días recibimos la infame noticia de que el recurso natural más valioso y necesario para el desarrollo de la vida ha empezado a cotizar en la bolsa de valores, el agua se encamina a una privatización y la generación de una escasez, la cotización en la bolsa de un recurso como el agua generará a la larga que las grandes empresas y las naciones que sean capaces de solventar el recurso lo concentren, dejando a más personas sin el líquido vital. No obstante, debemos observar esta tendencia en otro producto que la humanidad ha esperado todo este año, la vacuna contra el SARS-COV2.

La vacuna alemana de Pfizer fue aprobada primero en Reino Unido, y la noticia significó para todes nosotres el comienzo del fin de la pandemia global que nos ha tenido atados a nuestros hogares. Por fortuna, la gestión internacional de Marcelo Ebrard había estipulado una orden de pre compra para algunas de las vacunas que se desarrollan en otras latitudes, para la vacuna producida por Pfizer la pre-orden estipula un rango entre 15.5 millones y 34.4 millones de dosis contra el SARS-COV2 durante un periodo prolongado que contempla todo el año siguiente, además se gestionó también el acceso a la vacuna de Astrazeneca y Cansino (vacuna desarrollada por el gobierno chino).

El 11 de diciembre, el subsecretario Hugo López-Gatell anunció que la COFEPRIS (autoridad sanitaria en México) había avalado el uso de la vacuna desarrollada por Pfizer, la noticia pasó cuando menos desapercibida por una sociedad ensimismada y preocupada por las fiestas de fin año, no hubo recibimiento de aplausos ni lágrimas conmovedoras que recordaran el trabajo del personal de salud que ha sufrido en este país un gran número de bajas, por el contrario, parece ser que hay entre ciertos grupos algunas molestias o incomodidades por el contrato celebrado entre el gobierno de México y la farmacéutica alemana.

Lo primero que se le preguntó al epidemiólogo a cargo del manejo pandémico fue: “¿Cuándo podremos vacunarnos en el sector privado?”, a lo que López-Gatell anunció que no habrá paso a la industria privada para administrar la vacuna contra el Covid-19 por ser “un asunto de Estado”, quizá el epidemiólogo dejó un poco abierta la interpretación de sus palabras, pues seguramente quiso decir “No habrá paso a la privatización porque es algo que necesitamos todes, principalmente las poblaciones más despreciadas”.

Los tumbos opositores no tardaron en decir que era una mala idea que el gobierno (el mismo que consiguió el trato para traer a territorio nacional la vacuna) administrara la vacuna de manera gratuita, pudimos ver al payaso más reaccionario diciendo que era un error y se atrevió a especular que se usaría la vacuna con fines electorales. La actitud del señor Victor Trujillo es peligrosa, pues fomenta entre su auditorio la idea de que las vacunas son “un invento político” y que quieren engañarnos con ellas, lo mismo que lxs ciudadanes de México han usado como bandera para caer en la irresponsabilidad y engrosar los números de ingreso a los hospitales.

Muchxs otrxs gritaron a los cuatro vientos que la vacuna debería estar al acceso de aquellos que pudieran pagarla y no así ser cooptada por el gobierno federal, la premura del dinero les ha secado la empatía y les ha hecho creer que son merecedores de algo que de todos modos tendrán.

La motivación de no dejar a la industria privada especular con la vacuna para el Covid no es un capricho ni un invento, como algunos “comunicadores” quieren hacernos pensar, sino que parte de una lógica de distribución justa sobre un producto escaso.

Aquellos que pugnan por la privatización de esta vacuna no solo son ciegos sino que no respetan ni siquiera las propias leyes de oferta y demanda, creen que es un producto del cual existe ya una producción ilimitada y en serie, que pueden ir a palacio de hierro y comprarla por docena, que pueden vagar por Sam´s y comprar un paquete de 24, muchos otros no consideran su realidad de clase y creen que con un bien tan escaso les alcanzará con 6,000 o 10,000 pesos, la realidad es que es algo tan raro que el precio no será accesible (de ser privatizado) para el 90% de la población nacional, para los que no ganamos los “suelditos de 40 o 50 mil pesos” que dice el regiomontano. Muchas personas están dispuestas a hacer que la gente siga muriendo en el país y que el personal médico siga rozando la muerte cada jornada con tal de ser de los primeros en ponerse la vacuna.

La vacunación contra el coronavirus es un asunto de Estado, como ha dicho el subsecretario y me atrevo a señalar en este espacio que lo es también el evitar la avanzada del virus en nuestro país, un Estado se compone por su territorio, su población y su gobierno, no podemos creer que es cosa solamente de una parte de estas 3 la que nos debe de dar la respuesta mágica, el gobierno ha gestionado la obtención de dosis preventivas, ha estipulado también las etapas y formas en que recibiremos las vacunas, la sociedad, la población debe estar comprometida a hacer que el plan nacional de vacunación sea óptimo y funcional mientras somos nosotros mismos quienes nos encargamos de la gestión de riesgo de la pandemia, evitando salir si no es necesario, suspendiendo nuestras posadas, nuestras cenas de fin de año y nuestras conglomeraciones.

El Estado somos todos, hasta quienes lucran con la muerte y el dolor de los deudos para hacerse campaña de cara al 2021, los que en la alcaldía Benito Juárez pintan los kioskos de pruebas del gobierno de la CDMX de color azul y lo promocionan en las páginas de los partidos, el Estado es el payaso que le grita al presidente que no es un Dios por no dejarlo vacunarse antes tráficando con sus influencias, el estado son ellos pero también somos los que nos quedamos en casa, los que decidimos no ir a las fiestas de fin de año, el Estado son los obreros que aún con el miedo no ha podido quedarse en casa, los campesinos que están teniendo excedentes de producción, los transportistas que se juegan la salud en cada viaje para poner pan en su mesa. El Estado son las enfermeras que lloran en cada turno por no poder salvar la vida de una persona, los médicos que han visto caer uno a uno a varios colegas, víctimas del virus; el Estado son los pacientes que luchan por su vida en los hospitales, los recuperados que no pueden hablar sin agitarse. El Estado somos todxs… Aunque algunes quieran creer que elles no son Estado.

El plan nacional de vacunación contempla proteger primero al personal de salud, salvaguardar su integridad, posteriormente a las personas mayores de 60 años y el personal de salud restante, es decir, las poblaciones que son más propensas a desarrollar la complicación de la enfermedad. La etapa 3 será para las personas de los 50 a los 59 años, la cuarta irá de los 40 a los 49 años y la última etapa, muy probablemente la nuestra será de junio de 2021 a marzo de 2022. Orienta a las personas alrededor tuyo para que sepan cuál es su fase y cómo funcionará el sistema de vacunación, quédate en casa de ser posible y nunca permitas que la salud sea una cuestión de dinero…

LOS DERECHOS NO SE VENDEN NI SE COMPRAN, LA SALUD NO ES MERCANCÍA.

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