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Los políticamente incorrectos

Por Rodrigo Chávez

Pocas cosas distinguen al ser humano de los demás animales de este planeta, sin ínfulas de superioridad ni de especismos podemos asegurar que la empatía y el humor son de las cosas que nos hacen distintos; no mejores, solo distintos. Durante mucho tiempo se pensó, desde el adultocentrismo, que los millennials y la generación Z carecerían de empatía debido a su “desconexión personal”. En un mundo que avanzaba a la digitalización se creía que las pantallas, de algún modo, terminaban con el sentimiento de empatía y las ganas de organización. Hoy, a 20 años de haber incursionado en México la revolución tecnológica, podemos asegurar que las generaciones nacientes, sobre todo la generación Z y posteriores no solo han sabido llevar su empatía a las redes sociales, sino que además han radicalizado su postura humana, pero aún así existe algo que sigue haciendo mella entre nosotrxs, el humor.

El terreno del humor es oscuro y bastante confuso, pues no existe algo que podamos definir como un humor universal o un humor único, cada unx de nosotres tiende a reír de cosas distintas y eso es lo que complejiza el humor. Nadie podría decir qué humor es correcto o qué humor es superior, pero sí podemos decir que, contrario a lo que cierta cepa de estanduperos cree, hay cosas que no pueden o no deberían ser consideradas humor; el humor existe con el propósito final de entretener y hacer reír, pero el límite de esta buena intención es la agresión, directa o indirectamente. El agredir para divertir no solo es ruín, sino que tiende a ser antipático y finalmente nefasto. Reírnos, por ejemplo, de cómo las personas de la comunidad LGBTTTIQ+ son discriminadas por sus preferencias sexuales, de cómo los negros son esclavizados, de cómo las mujeres son vistas como objetos o de cómo la gente pobre viste o vive no es humor, es un discurso de odio dirigido a los pocos privilegiados que no son negros, no son pobres, son heterosexuales y son hombres, el sujeto histórico de la opresión; el hombre blanco heterosexual y de clase acomodada es el que no solo va a reírse a carcajadas de todes les demás, sino que será capaz de justificar que esto suceda y lo hará siempre por la vía de la revictimización. Va a señalar a quien se atreva a alzar la voz y le dirá: “es solo un chiste, no es mi culpa que no tengas sentido del humor, que seas un resentido, aprende a reirte”. De este modo se legitima que esta condición de superioridad no solo quede marcada sino justificada, todo discurso requiere de su inserción en el ámbito cultural para quedar impreso en el colectivo y de este modo asegurar su supremacía. Pasó en la Alemania Nazi cuando los periódicos y programas de radio ridiculizaron a los judíos con la finalidad de generar cierto desprecio hacia ellos; pasó en el México de los años 50 y 60, cuando el nacionalismo era la bandera estatal para mantener una estructura de resentimiento a los españoles, gallegos en específico, pasó en USA con el black face y pasa en el mundo con la caracterización de los mexicanos a caballo y durmiendo en nopales. Todas y cada una de estas situaciones son muy graciosas siempre y cuando no seamos nosotros el objeto de la burla y la humillación, todo es simple humor y chiste hasta que alguien levanta el dedo y se ríe de nosotros como individuos, cuando eso sucede entonces el sujeto histórico de opresión tendrá su tan predecible carta “SON UNOS RESENTIDOS, NO SOPORTAN VER EL ÉXITO DE LOS DEMÁS”, cuando eso sucede, de pronto ya nada es humor, ya nada es broma y se debe evitar que se hagan esos ataques al pobre hombre blanco privilegiado.

Y en este punto es probable que usted se pregunte por qué remarco tanto el “hombre, blanco, heterosexual, de clase media”. La respuesta es sencilla: porque esas cuatro cosas marcan ya un lugar social de pleno privilegio, ser hombre otorga privilegio masculino, no sufrir la violencia sistémica que sufren las mujeres, ser heterosexual da de inmediato la posibilidad de tener la pareja sexual de preferencia sin la presión social de ocultar lo que es o soportar los ataques directos o sutiles de les demás, ser blanco asegura no sufrir racismo y ser de clase media no poder ser menospreciado por su origen. Estas cuatro dimensiones hacen que la vida no solo sea más sencilla sino que sea superior a la de les demás.

Ahora bien, uno no elige ser blanco o ser hombre, ser hetrosexual o la clase social en la que nace, eso es cierto, sin duda, pero sí podemos elegir perpetuar un sistema de opresión y de segregación. Esa decisión la tomamos todos los días cuando vemos a Chumel Torres llamar a las mujeres “putas” o a los homosexuales “jotillos”, a los pobres “gente color mole” o cuando decidimos ir a un show de stand up de comediantes que ridiculizan a las mujeres o a los homosexuales, cuando nos reímos de los chistes de Sofía Niño de Rivera sobre los pobres y lo bobos que son y más que perpetuar un sistema desigual nos convertimos en el problema cuando nosotres mismes los justificamos diciendo que solo es humor, que no debería ofendernos que se excluya a estas personas, como si no fueran propiamente personas con sentires y con historia, como si solo estuvieran ahí como un objeto más.

Esto es relevante porque hace unos días Chumel fue invitado a una charla virtual de la CONAPRED en la que se insinúa en el título el sentido de la charla “¿Racismo y/o clasismo en México?” fue el nombre que se le dió a este foro. Es sin duda preocupante que la comisión encargada de emitir recomendaciones para evitar la discriminación ponga en entredicho la existencia de estas dos formas de discriminación en el país, y es simplemente despreciable que un personaje que ha construido toda su trayectoria haciendo uso de estos esquemas de discriminación sea invitado a hablar sobre estos temas, ¿qué tiene que decir chumel al respecto? Me lo imagino: un hombre blanco heterosexual llamando “indios”, como es su costumbre, al actor Tenoch Huerta o Yalitza Aparicio, explicandonos cómo es que su amiga Gloria Álvarez es la mujer que más racismo sufre, como ella misma denunció en su cuenta de twitter, porque es una mujer heterosexual blanca, o simplemente explicandonos porque él sí puede reírse de nosotres pero es violencia y discriminación que alguien se burle de él.

El foro fue cancelado después de que las redes sociales demostraran durante más de 24 horas por qué Chumel no tiene autoridad para hablar al respecto, pero aquí tendríamos que introspectar, si bien Chumel no es autoridad ni debe participar en foros de este estilo debemos entender que Chumel existe porque ahí afuera hay un sector enorme de la población que ven en Chumel aquello que los representa. Estos sectores son los mismos que han salido en recientes fechas a desfilar en sus autos en algunas ciudades del país, cierto grupo reducido y privilegiado que tiene acceso a un automóvil sale a la calle, algunos de ellos con autos de quinientos mil pesos a gritar que el gobierno actual los mata de hambre, a llamar comunista a un presidente socialdemócrata, a llamar anticristo al gobernante y a hacer gala de su discurso de odio.

Entre las multiples curiosidades que uno lee y escucha es que los votantes de Andrés son “estúpidos, huevones, mantenidos, jodidos, pendejos e ilusos”, esperan que de algún modo les pidamos perdón por ejercer nuestro derecho al voto y se retratan de cuerpo entero, odian a quienes desde la izquierda construimos, odian a las mujeres por pelear por sus derechos reproductivos, odian a la comunidad LGBTTTIQ+ por no ser “naturales”, odian a los pobres por existir y no dudan en hacerlo público salen a desfilar orgullosos de su odio, ríen a carcajadas entre ellxs porque se saben apremiados por el sistema, señalan a todes y se ríen de nosotres pero cuando nosotres nos levantamos, cuando hartos de escuchar su risa nos ponemos de pie o ponemos un tuit o un post en facebook vendrán a decirnos que estamos resentidxs, que les odiamos sin razón o que estamos «polarizando» .

Aquellos que salen a gritarnos que los pobres son pobres porque quieren, que las mujeres que abortan lo hacen por putas, que los gays no deben adoptar porque pervierten a les niñes, que la gente de izquierda merecemos ser fusilados, que los negros nacieron para servir o para trabajar para ellos nos dicen que somos nosotres los que polarizamos cuando les decimos que no estamos de acuerdo con ellos, que no les apoyamos y que no cuentan con nosotres, en ese momento nosotres somos quienes les discriminamos, son ellos quienes sufren y nosotres los terribles, los salvajes, los violentos.

Después de que les digamos que no en la cara y les demostremos que no les debemos nada y no tenemos porqué seguirlos tolerando voltearan la cara hacía el palacio nacional y gritarán ¡AMLO, NO DIVIDAS!, porque desde el privilegio es más sencillo deslindarse de sus propias responsabilidades culpando a un actor político, a una clase social, a un sexo, a un color de piel, a una ideología política o a una preferencia sexual antes que asumir que la división y la polarización la crean los blancos, los clase media y alta, los hombres, los heterosexuales. son ellos y ellas quienes deciden escuchar a Chumel, reirse de los excluidos, justificar los abusos y cuando les encaran son los mismos que juran que es humor.

Qué tiempos aquellos cuando la incorrección política buscaba erradicar de raíz un sistema de desigualdades, cuando la incorrección política conllevaba la inclusión de lxs segregadxs y el encarar a quienes desde el privilegio intentaban sacar del juego a muches, que bellos tiempos cuando el humor negro se burlaba del KKK, de la pederastia de la iglesia católica, del poder y no de quienes sufren a manos de estos grupos, ¿y si mejor nos quitamos las máscaras y lo decimos de frente? No, no eres políticamente incorrecto, eres fascista. No, no es humor, es discurso de odio.

DEJEN DE LLAMARLE POLARIZAR AL GRITO DE ¡BASTA! DE QUIENES HAN SIDO SEGREGADXS, DEJEN DE BUSCAR CALLAR A QUIENES ASPIRAN A UN MUNDO MÁS JUSTO.

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