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La denuncia publica- nuestra mejor arma

Marian Lira (Nairobi Mota)

Hace una semana Nath Campos, una Youtuber popular fue sumamente valiente y decidió hacer público que había sido víctima de abuso sexual por parte de RIX, otro youtuber y un ex amigo de años en el cual ella confiaba por completo, y es que precisamente eso es lo más terrorífico, que este sistema nos hace pensar ilusamente que los hombres que llegan a cometer este tipo de abusos, son extraños o pervertidos de la calle, como si fueran casos aislados, situaciones que casi nunca pasan, cuando la realidad es que a veces los tenemos más cerca de lo que ignoramos y es más común de lo que pensamos.

Y es que estos abusos no los hacen solamente hombres que viven fuera de nuestras casas, el peligro también está dentro de ellas, muchas mujeres han sido víctimas de sus propios padres, hermanos, tíos, primos, abuelos...si, exactamente, esos hombres que se supone deberían amarnos, y que incluso llegan a decir que nos van a cuidar y proteger, pero ¿De quién? ¿De los hombres? ¿De ellos mismos? Cuántas de nosotras no hemos escuchado mil veces frases que salen de sus bocas, que no hacen más que evidenciar que lo que dicen y hacen es grave, pero paradójicamente tienen permitido hacerlo, como cuando tu papá te dice "No voy a permitir que mi hija tenga novio hasta que tenga edad, porque soy hombre y yo sé cómo son los hombres" una frase que hace más que evidente que ellos mismos aceptan que han cometido algún tipo de abuso hacia una mujer o que han encubierto a alguno de sus amigos, compañeros, familiares o hasta hombres que nunca en su vida han visto, pero que defienden a capa y espada, porque aprendieron muy bien a reforzar y fortalecer sus pactos patriarcales, como en este caso, los miles de comentarios provenientes de hombres exigiendo a Nath pruebas para poder creerle, porque obviamente las mujeres solo vamos a mentir haciendo pública una situación de violencia únicamente para llamar la atención y joderle la vida a un hombre inocente, como si a nosotras nos encantará que la gente nos etiquetara como "la violada" "la cuernuda" "la aprovechada".

Y es que la normalización de estos actos de violencia hacia nosotras se ha perpetuado por cientos de años de manera tan sutil, que hemos caído en una naturalización dónde incluso justificamos estos actos, hacemos ver normal que los hombres sean violentos y seguimos culpabilizando a las víctimas. Se le resta o quita por completo la responsabilidad al agresor.

¿Ya se dieron cuenta de la gran incongruencia de sus palabras y actos? Recordemos que ellos dicen que como hombres saben cómo son, eso quiere decir que saben de lo que son capaces, pero ¿Qué sucede cuando la mujer decide hablar y decir lo que le sucedió? Inmediatamente ponen todas sus palabras en tela de juicio y deciden no creerle, a pesar de que ellos mismos dicen conocer cómo actúan los hombres, pero claro, una cosas es que lo acepten entre ellos y otra muy distinta que nosotras señalemos lo que ellos mismos hacen que saben bien que está mal hacer, por eso su posición siempre es a la defensiva, porque no pueden romper estos pactos entre hombres, ya que el romperlos significa empezar a perder este "beneficio" de hacer lo que se les dé la gana con nuestros cuerpos y sentimientos sin represalias y eso no beneficia en nada al patriarcado.

Calladitas nos vemos más bonitas, porque no incomodamos, porque no cuestionamos, porque no señalamos, porque no exigimos justicia, porque no hacemos visibles sus violencias y sobre todo porque de esa manera no controlan, manipulan y chantajean para poder seguir cometiendo esos actos sin ninguna consecuencia. "Por fin se me quitó ese peso de encima, estaba tan cansada, necesitaba que esto saliera a la luz para poder sentirme liberada, creo que es el último paso que me faltaba para poder seguir con mi vida"... Este un fragmento de un texto que escribí después de haber realizado una denuncia de las diversas violencias que sufrí y soporte a lado de un hombre que prometía amarme y protegerme por toda la vida, cuando ví el vídeo de Nath me sentí sumamente identificada, porque a pesar de que no es la misma situación, se sintió igual el ambiente a mi alrededor después de darme cuenta que lo que había vivido me había hecho tanto daño. Es muy desgarrador ver qué al abrir tú corazón y contarles del infierno que haz vivido la gente actúe como si fuera normal o algo sin importancia, porque te sientes completamente sola en esto e inmediatamente nuestra primera reacción con nosotras mismas es minimizar nuestros propios sentimientos, convencernos de que solo fue un mal rato, culpabilizarnos e incluso llegar al extremo de pensar que lo merecíamos, porque nos causa vergüenza, tristeza, preocupación, ansiedad, sobre todo miedo del qué dirán o qué podrá pasar, ya sea desde la etiqueta del juicio, hasta el hecho de ya no tenemos valor como personas por haber "permitido" que pasará esa situación que nos atormenta, y esto no es más que una de las consecuencias de la omisión, de la gente que busca tapar estos actos por el qué dirán, claro siempre será mejor callar que actuar. ¿Por qué le tenemos tanto miedo a hablar?

Por ello es que no me canso de repetirnos que una de nuestras mejores armas contra el tormentoso silencio, la indiferencia de la gente y la revictimización es nuestra voz, hablar y nombrar lo que nos hicieron, nos ayuda a nosotras a entender que lo que vivimos no es nuestra culpa y que tampoco es normal. Señalar a nuestro agresor en público nos da cierta confianza y seguridad de que algún día se hará justicia, de una u otra manera. Sé que el denunciar ante las autoridades no nos garantiza absolutamente nada, pero afortunadamente ya no es la única manera que tenemos, gracias al #Metoo se han creado miles de espacios virtuales donde las mujeres pueden realizar denuncias de manera anónima, si las autoridades no hacen nada, nosotras actuamos cuidándonos entre nosotras y alertándonos, contando nuestras historias, para que otras no vivan lo mismo, o como en mi caso y el muchas, leer esas denuncias anónimas de otras mujeres nos ayuda a identificar las violencias que hemos vivido y desafortunadamente normalizamos. Ya no quiero invitar a denunciar, quiero convocarlas e incitarlas a hacerlo, es tiempo de que ellos sean los que tengan miedo de hacer lo que hacen sin consecuencias, es momento de dejar de ser bonitas siendo calladas, prefiero vernos "feas" y valientes. Hablen, hablemos, dejemos de callar, nunca es tarde para sacar a la luz algo que nos ha destruido por días, semanas, meses o años, jamás será tarde cuando se trata de alzar la voz, aquí estaremos todas para acompañarnos, apoyarnos, cuidarnos y sobre todo creernos, si todavía no es tu momento o no te sientes lista, no te presiones, te creemos. No estamos solas y nunca lo estaremos.

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