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Hacer la revolución

Por Rodrigo Chávez

 

Una vez pasada la fiebre navideña, la gran mayoría de nosotros damos por terminado el año casi de manera contundente, esperamos únicamente que llegué la semana siguiente y poder presumir que hemos sobrevivido otro año y como este espacio se encuentra entre las dos celebraciones y el limbo que eso significa, hoy he decidido adelantarme un poco a la fecha y cerrar, de una vez, el año.

 

La revolución es un ideal que uno decide hacer cada mañana, es como el amor, uno se levanta cada día y decide seguir amando a la persona que le ha abierto el corazón, así mismo, uno se levanta todas las mañanas y decide continuar haciendo la revolución desde su trinchera, con sus limitantes, con su gente y su teoría. Hacer la revolución es, en el sentido más amplio que puede pensarse, un trabajo. Un trabajo que muchas veces duele, algunas nos hace sentir perdidos, a algunos nos provoca un conflicto emocional, algunos otros adolecen en emociones o en la pérdida de amistades, de personas importantes que resultan limitarlos o que intentan desalentar la lucha que uno ejerce. No voy a mentir, hay días en los que todo es tan pesado y nublado que uno no termina de comprender porque lo hace, el sentido que tiene o si en realidad algún día en la vida podría llegar a cambiar aquello que nos hace daño como sociedad y que estamos tratando de romper, hay días que uno no se levanta de la cama con mucho ánimo de ser un Lenin o un Guevara, a veces uno quisiera ser más como un Trotsky o tal vez como un Madero, hay días en que los juicios de aquellos que, cómodos, viven en lo que se les presente sin buscar o pensar siquiera en alcanzar algo mejor para todos parecieran llegar a tener sentido, hay algunos momentos en los que el frío del apático calan los huesos y desgarran el alma pero algo que he aprendido a lo largo de mi vida como disidente es que en el camino y en los momentos más flacos y con más debilidad podemos mirar a nuestro alrededor y encontrar en muchas almas la llama que a veces se va apagando en nosotros.

 

El mayor y mejor regalo que nos deja la lucha es la comunidad que uno puede crear, no es necesariamente el gran colectivo que desborda las calles y grita al unísono, si bien esas imagenes son capaces de recargar la energía y de conmovernos hasta las lágrimas me refiero más bien a esa comunidad que uno va formando con aquellos que no apoyan ciegamente sino que ayudan a comprender, a complementar y a continuar en las luchas que compartimos e incluso en las luchas que uno carga a espaldas y en silencio. Esa comunidad que respeta y fomenta nuestras luchas es la que nos ayuda a disipar las dudas y nos ayuda a levantarnos cada día a seguir viviendo, la cerveza con amigos que nos hace reir y recordar nos da un respiro del hoy y nos ayuda a enfrentar el mañana con un poco más de claridad, los amigos siempre nos ayuda a cargar la pesada losa que representa seguir respirando justo ahora, la pareja que con una sonrisa y una mirada profunda te decifra y que en un abrazo ayuda a encontrar calor y paz, que con sus charlas sobre sus pasiones o los debates acalorados que pueden llegar a tener sobre temas relevantes, o no, nos ayudan a entendernos un poco mejor entre ambos pero también a uno solo, el consejo de un familiar al que admiramos que nos ayuda a encontrar caminos pequeños que pueden resultar atajos para seguir peleando lo grande sin tantos revolcones, las historias de las y los abuelos que nos ayudan a imaginar la vida antigua, muchas veces nos hacen querer estar ahí y espectar todo lo que sus palabras van describiendo, nuestras artistas favoritas que con sus creaciones nos ayudan a ver la vida de una manera más comunitaria, la música que nos ayuda a sordear los excesivos ruidos de la abrumadora ciudad, las letras de nuestros autores que más que un escape nos ayudan a aproximarnos más y mejor a lo que nos rodea desde un punto un poco más preparado, las y los profesores que nos impulsan a hacer cosas arriesgadas pero necesarias, los compañeros que cuando propones algo como la creación de una revista dicen que sí, sin pensarlo, y que te ayudan a estar un poco más cerca de lo que ayer soñabas.

 

Los que representan una resistencia ideológica al cambio, ¿qué sería de nosotros sin ustedes? la posibilidad de ejercer el debate y de entablar discusión simplemente se disiparía, a todos aquellos que en este año y en los 22 anteriores a este han ayudado a este soñador no tengo mucho que decirles, solo tengo un honesto, ¡gracias!, gracias por confiar, gracias por su ayuda, gracias por los cigarrillos compartidos, los cafés, las cervezas y sobre todo, gracias por las palabras, gracias por servirme de refugio y de inspiración.

 

En especial gracias a quienes forman parte de este proyecto.

A Bruno por su paciencia y sus interesantes contribuciones de un mundo que no termino de entender.

A Alex y Justine por su compromiso con su carrera y con la revista, su pasión se siente viva en cada letra que escriben juntos.

A Jimmie por el respaldo emocional que representa, por las risas y por las cervezas que hemos compartido, por los malos consejos y por la confianza en el proyecto

A Sam Vega por su brillantez, por servir de brújula y ofrecerme sus clases como refugio cuando más perdido me sentí

A Jorge por entrar a este proyecto y por su participación tan comprometida

A Ángel por darse la oportunidad de demostrarle al mundo lo brillante que es y por permitirnos compartir su conocimiento.

 

Pero por encima de todo, gracias a mi pareja que ha hecho de apoyo, de escucha, de inspiración, muchas veces de escudo y que es simplemente la mejor persona que la vida pudo traerme hace 3 años y que la misma vida me ha permitido la oportunidad de continuar compartiendo la vida a su lado.

A todos aquellos que leen esta revista, gracias por interesarse en los temas, gracias por leernos y por estar con nosotros, gracias por ayudarnos a crecer, por abrir la mente y los ojos para permitirnos explicar lo que vemos y sentimos, recuerden estimados lectores y amigos que no existe en este mundo acto más revolucionario que haber sobrevivido un año más y levantarse de la cama cada mañana a luchar, porque aún cuando los ideales sean complejos cada día vamos poniendo un granito de arena en la construcción de un mejor futuro para todes.

 

De este lado les prometemos compromiso, mejoría constante y estamos emocionados de comenzar juntos el año siguiente, vamos a comenzar a hacer cada vez más cosas y nos encantaría que estén con nosotros, levanten sus copas en fin de año y brinden por los que están, por los que no han podido continuar su lucha pero sobre todo por un mundo más justo, menos frío y violento para todos.

A quienes nos leen desde lugares en resistencia les deseo energía y valor para mantenerse en pie, soñar cada vez más y mejor y sobre todo resistir a los embistes de aquellos que tratan de arrebatarnos la libertad y los sueños, desde México y con mucho amor les deseo una victoria pronta e irrenunciable

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