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Marzo sangriento.

Por: Jorge Kahel Ruizvisfocri Virgen

La emergencia sanitaria que estamos viviendo se ha tornado en el epicentro de la vida de muchas personas. Las redes sociales están llenas de etiquetas que llaman a quedarse en casa, o de discusiones interminables sobre la superioridad de una comedia con risas pregrabadas sobre otra comedia idéntica en todo menos nombre. Imagino que las cavilaciones diarias de algunos giran en torno a los efectos del aislamiento social sobre nuestros proyectos, psiques y finanzas. Incluso mi última columna la dediqué a una predicción de las posibles mutaciones del crimen en tiempos del coronavirus, atrapado por las reflexiones sobre Susana Distancia.

Pero la realidad va más allá de la emergencia sanitaria, por lo que quiero reflexionar esta semana sobre un tema que está siendo ignorado por la opinión pública: el pasado marzo fue posiblemente el mes más con más homicidios dolosos de la historia registrada de México.

En el recuento de homicidios del reporte diario que se le presenta al presidente cada mañana en las reuniones del gabinete de seguridad se registró al cierre de marzo 2,585 homicidios dolosos, lo que lo convierte en la cifra más alta de los reportes diarios en los 16 meses del actual gobierno.

Sin embargo, cualquier persona informada o con acceso a Google podría cuestionar que este marzo sea el más violento de la historia registrada, pues los 2,585 homicidios registrados están por debajo de los 3,074 asesinados que dejó el sangriento julio de 2018, último año de Peña Nieto. Aunque esto parece razonable, hay un error: el reporte de homicidios diarios tiene un subregistro importante de los homicidios totales registrados por el SESNSP.

Debido a la metodología de recolección diaria, tardanza en el registro de homicidios y problemas de comunicación interinstitucional, el reporte de homicidios diarios que cada mañana analiza el gabinete de seguridad deja fuera un promedio de 16.95% homicidios dolosos. Es decir, de cada 100 asesinatos, 17 no contarán para el análisis de cada mañana.

¿Pero esto como demuestra que Marzo podría ser el mes más violento de la historia? Con un poco de estimación. Debido al subregistro promedio de 16.95% menos de casos, la cifra real de homicidios dolosos que presentará en unos días el SESNSP podría ser de 3,112 víctimas en México; lo que implicaría más casos que en junio de 2018, el mes más violento de la historia registrada.

Aunque mi predicción no es completamente precisa, porque es imposible vaticinar el subregistro que se presentará, sí permite visualizar una tendencia: es muy probable que se cometieron más de 3,000 homicidios en marzo pasado. Incluso en el mejor escenario posible, en donde el subregistro fuera de un 14%, (el menor subregistro promedio menos un punto porcentual), aún se contabiliza un pico de violencia enorme, que rompe la “ruptura de la tendencia histórica”.

¿Qué significa esto? Que la estrategia de seguridad necesita ajustarse.

Tal vez reducir el plan de seguridad a dispersar apoyos sociales entre jóvenes que buscan ingresar al mercado laboral y campesinos no es lo mejor, porque deja fuera de la población objetivo a los criminales, mientras que distrae la atención de algo importante: inversión a policías y fiscalías.

La realidad es que no se está invirtiendo adecuadamente en seguridad. En el bimestre de enero y febrero 2020 se gastaron 1,236 millones de pesos menos en seguridad que en el mismo bimestre del año anterior (es decir, casi medio avión presidencial menos), mientras que a la fiscalía se le recortaron 1,500 millones de pesos del presupuesto que solicitó para el año (con eso ya completamos el avión). Y ese dinero que no está en seguridad no se invierte en formación de policías, técnicos y fiscales, quienes después deben sostener el caso a través de investigación, recolección de evidencia y argumentación jurídica.

La seguridad del país requiere estrategias diferentes, que empiecen por invertir en la formación de agentes de seguridad para garantizar que el proceso de la justicia en México sea sólido y esté libre de impunidad. Este marzo es una fuerte llamada de atención que demanda estrategias a la altura de los problemas; porque si no, cada año que pase será un año que rompa los registros históricos de violencia.

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