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Suicidio

por Rodrigo Chávez.

 

Hace 15 días conmemoramos el día internacional para la prevención del suicidio, el martes una persona se arrojó a las vías del metro universidad, apenas ayer se arrojó otra persona en la estación centro médico, ustedes lectores y lectoras saben que en este espacio hablamos de cosas incómodas pero que existen y la intención superior es crear un sentimiento de apoyo mutuo, este espacio es un llamado a la acción, a la empatía y a la posibilidad de hacer todos pequeñas cosas por alguien más que nos ayuden a volver a ser una sociedad unida.

 

Los millenials somos aquellas personas que nacimos entre finales de la década de los 80 y hasta 1997 o en otras palabras todos los menores de 40 años y mayores de 20 y esto es importante porque la juventud es uno de los sectores que son más propensos a sufrir diversos problemas psicológicos y terminar optando por la terrible decisión del suicidio.

 

Según un estudio de psicología social publicado a principios de año, nuestra generación es la que más índice de depresión, ansiedad y problemas de identidad presenta, según los registros históricos. Pero esto no es algo que haya sucedido en el vacío, tampoco es algo que demuestre “debilidad o fragilidad” como le gusta a las personas de generaciones superiores demostrarnos.

 

Somos una generación que en México se denominó “los hijos de la crisis”, esto debido a los problemas económicos mundiales y nacionales que englobaron a nuestros padres y prepararon el terreno económico en el que nosotros estaríamos condenados a vivir, somos la generación que logra empatizar con la gente igual a ella, la generación que le causa problemas graves a los empleadores porque priorizamos nuestro desarrollo personal, la generación que tiene en crisis la industria de bienes raíces y de automóviles porque según las empresas no nos interesa comprar sus productos pero eso no es cierto. La razón por la cual mi generación no consume esos productos es porque simplemente no nos alcanza y esto es importante porque por muchos años se nos vendió a los consumidores la idea de que el éxito personal podía medirse en tener una casa propia, un automóvil privado y una serie de servicio y productos y todo aquel que no pudiera conseguirlos era un fracaso o no era lo suficientemente serio o capaz y es esta cosmogonía uno de los mayores problemas para las personas más grandes de mi generación, ellos crecieron escuchando eso y hoy que el mercado, el salario y las condiciones económicas no nos permiten acceder a esos lujos se desarrolla en ellos un gran sentimiento de frustración y de insatisfacción que pueden generar problemas obsesivos como la adicción al trabajo, a algunas sustancias, el alcohol o desarrollar estrés, cuadros depresivos y terminar en suicidio.

 

Pero el suicidio no solo es motivado por la frustración económica de nuestra generación, también es importante hablar que más del 40% de los suicidios en el país se cometen en edades entre los 15 y 29 años de edad, momento en el que iniciamos la vida universitaria o la etapa de preparatoria y esto es importante tomarlo en cuenta porque mientras las personas de generaciones superiores como la X o los baby boomer parecen sentirse orgullosos de haber sufrido algún tipo de maltrato o violencia de manera casi sistemática en su vida los millenials y centenialls no solo buscan desesperadamente frenar la violencia sino generar espacios seguros para ellos y debido muchas veces a las condiciones personales esos espacios no pueden ser su hogar. Imaginemos por un momento ser un joven de 18 años que ha comenzado a estudiar la universidad, hijo de padres de la generación x quienes presionan para cumplir sus objetivos de vida a un ritmo acelerado y pidiéndole de manera reiterada no fallar en el intento, el cambio a la universidad es difícil pues representa para esa persona alejarse de los amigos que hizo durante 3 años, enfrentarse a nuevos retos intelectuales que a menudo lo harán sentir frustrado, en muchas ocasiones las personas que ingresan a la universidad terminan también sus relaciones amorosas lo cual representa un golpe anímico importante, enfrentan también la necesidad de defender las decisiones que han tomado como el porqué está estudiando esa carrera y no otra, a que se va a dedicar, de que va a vivir, la presión personal de haber elegido correctamente, la presión social de comenzar su vida laboral con comentarios como “yo a tu edad estudiaba y trabajaba” o “yo a tu edad ya estaba ganando x cantidad de dinero y tú nomás estudias que fácil es tu vida” ese tipo de comentarios hacen sentir a cualquiera insuficiente, imaginen que este chico de 18 años ve en la escuela una oportunidad de desentenderse de todas esas presiones y lo vuelve su lugar seguro, un espacio en el que puede ser y desarrollarse, convivir con gente que no lo juzga y que lo entiende, en este ejemplo la escuela sirve como una oportunidad de poder respirar y de retomar fuerzas pero, ¿qué pasa cuando la escuela no es un lugar seguro? cuando este chico se enfrenta a la frustración natural de no poder desarrollar las habilidades necesarias sino la presión por hacerlas, el acoso de alumnos que lo consideran inferior o que se burlan de él por su condición física, preferencia sexual o cualquier otra cosa y no solo los alumnos, los profesores lo tratan de una manera hostil, le comentan repetidamente que no sirve para eso, que debería considerar renunciar, que deje de hacer perder tiempo a sus padres y se vaya de la escuela, ¿cuál sería tu lugar seguro?,¿en dónde podrías desarrollarte? 

Pues esas preguntas son las que agobian a los jóvenes en la actualidad y las respuestas sobre los espacios seguros son muy tristes pues todas conllevan a una autodestrucción terrible, pueden optar por tener algún vicio como el juego, el alcohol, las drogas o bien pueden optar por ceder a la presión y generar cuadros depresivos, de ansiedad, alimenticios o de otra índole que puede degenerar a un intento de suicidio.

 

Esto puede sonar bastante exagerado y usted puede estar creyendo que ha pasado por eso y que usted no decidió algo así, puede usted en casa decir que el suicidio es de débiles que es para los que no saben vivir y no tiene carácter pero algo que es real es que mi generación se muere de esto. Tan solo en 2017 el 8.2% del total de las muertes violentas fue por suicidio. Es la tercer causa de muerte más común de los 18 a 29 años justo debajo del homicidio (que corresponde a la crisis de violencia) y los accidentes automovilísticos.

Por si fuera poco 1 de cada 4 de estos suicidios está relacionado con el alcohol, ¿recuerdan cuál era una de las 2 opciones? 

 

Dentro de los estudiantes los más propensos al suicidio se encuentran los que cursan la carrera de medicina, la demanda físico emocional es brutal y poco tiene que ver con una debilidad, es una de las carreras más violentas y duras hacía sus estudiantes y se justifica la explotación del estudiantado y la presión con “formar el carácter”, ¿es acaso que no comprendemos que son humanos?, ¿Está justificada la muerte de los estudiantes por forjar un carácter?

 Y usted podría decir “existen servicios de ayuda psicológica gratuita en las unidades estudiantiles, pueden buscar ayuda”, bueno, por experiencia personal puedo decirle que el servicio de atención psicológica está rebasado en las escuelas, se necesita inscribirse a principios del semestre para poder entrar a una lista de espera y con suerte ser atendido a mediados o finales del mismo semestre, digo “con suerte” porque a veces la gente espera que le llamen para poder acudir a terapia y eso no sucede, los estudiantes buscan ayuda que no llega.

 

Los afortunados podrán pagar una consulta psicológica privada pero en un país donde los padre desincentivan la salud psicológica los jóvenes tienen que buscarla a escondidas y en muchos casos no pueden absorber los gastos de la misma, así sin apoyo, con el mundo sobre sus hombros y sin muchas ganas de continuar la idea del suicidio se vuelve presente y reiterante en la cabeza de muchos jóvenes, algunos de ellos decidirán tomar la lamentable decisión y en realidad no podemos culparlos, no supimos ayudarlos a tiempo.

 

Así que estimado lector o lectora le pido, si usted es joven y siente que necesita ser escuchado, escriba a mi cuenta de Twitter @cougar33lol o mande un mensaje a la página de la revista, podemos y queremos ayudarte, tu vida es valiosa y tú no estás solo.

Por otro lado si usted es padre de familia le pido que escuche a sus hijos, deje de presionarlos, sea empático y recuerde que no comprender el dolor del otro no hace que al otro le deje de doler, recuerde también que haber pasado situaciones difíciles y ambientes hostiles no le da el derecho de generarlos, al contrario le da la responsabilidad de citar repetirlos.

 

Si usted escucha a alguien que ejerce presión sobre otra persona trate de ayudar a quien es atacado para poder hacerlo sentir valorado, importante y escuchado.

Y por favor, para todos, esto es un llamado a brindar ayuda, a ser un poco más sensibles para con los sentimientos de los demás y no demeritar, poder generar espacios seguros para todos.

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