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Voces incómodas

Por Nataly Martínez

Nota de Jorge: Este sabado cedo el espacio de A mi manera a la psicóloga Nataly Martínez, para que nos dé nos de una perspectiva feminista de la protesta y el paro por el 8M

El pasado 8 de marzo, se llevaron a cabo marchas feministas en diversos Estados del país y del mundo, siguiendo con un paro de actividades por parte de las mujeres el día 9. En estos dos días fuimos testigos de los dos extremos de una protesta, ¿y qué se tuvo como resultado en la imagen y voz pública? Ninguna fue de su agrado, y eso tiene una explicación, que aunque sencilla, requiere que se desmenuce poco a poco.

Iniciemos con comprender la razón de ser de la protesta feminista. 

En México, 6 de cada 10 mujeres han enfrentado algún incidente violento, 62.7% de la población femenina arriba de 15 años, ha sufrido violencia por parte de un hombre y no contaron con acciones eficientes del Gobierno. Por último, la epítome de la violencia machista mexicana; en los últimos cinco años, los feminicidios han aumentado un 137% (de acuerdo al Fiscal General de México, Alejandro Gertz), teniendo como resultado que en el año pasado se registrara un total de 1,006 en el año 2019. 

Esto nos da como resultado, una cruel y despreciable realidad para las mexicanas; según un estudio realizado por Forbes, México ocupa el lugar número 60 a nivel internacional en la lista de Los mejores países para ser mujer, incluso está por encima de nosotros Kazakhstan (59), Turquía (52)  y Arabia Saudita (41), sí, ese lugar que todos los mexicanos creen que es el infierno para las mujeres, cuando en realidad, azufre es el olor de las calles en las regiones locales. 

¿Cómo se traducen estas cifras para los colectivos feministas? En nombres de compañeras que ya no están con sus familias ni realizando sus actividades diarias, porque ellas no representan solamente un número de carpeta de investigación, se va más allá, a la humanización de víctimas. 

Teniendo las cifras anteriores como referencia, y tomando las palabras de Rita Segato, esas violencias “no son otra cosa que el disciplinamiento que las fuerzas patriarcales imponen”; y este mismo disciplinamiento es el que busca acallar las protestas porque incomodan a quien ha tenido el poder de silenciarnos durante tantos años. 

En términos habituales para todos, es un símil al adolescente retador que cuestiona y desobedece a la autoridad, teniendo como consecuencia que se le silencie, castigue o en antaño, que se le agreda físicamente. ¿Por qué los hombres se comportan de manera paternalista para con las mujeres? La respuesta es que, se goza (y no se disfruta), de tener el poder de sometimiento; los padres oprimen a los hijos bajo su yugo, pues ellos saben más y mejor sobre el mundo que habitamos, quitando la posibilidad de autonomía y libertad. Arquetípicamente, los hombres representan a dos figuras, El Padre y El Héroe, el primero busca el bienestar de sus hijos, es autoridad y muestra la sana convivencia social a partir del ejemplo; por su parte, el héroe pretende mantener a raya cualquier peligro que atente a las normas sociales, para no ver (se) perjudicado, sin embargo, es ignorante, pues no se detiene a reflexionar sobre el enemigo que enfrenta.

Estas dos figuras arquetípicas, son el génesis del macho mexicano, que doblega voluntades, a partir de lo que él cree mejor, percibiendo como un ataque lo que le es desconocido, diferente o sencillamente, no solicitó su permiso para llevarse a cabo.

La voz feminista incomoda al género antes dominante y a nuestro Padre y Héroe simbólico, el Gobierno, pues es un movimiento subversivo, retante, tajante y no permite la intromisión de aquel padrastro que nos fue impuesto, que además, es quien busca a toda costa deslegitimar el movimiento, pues no es secreto para nadie que a “tú sabes quién” le urge silenciar a todo aquel que no tenga una fé ciega en él. 

Al final, no importará si tu protesta es pintando paredes, bailando, cantando, llorando o desapareciendo, seguirá siendo un acto que se debe censurar según aquellos que pierden privilegios, y necesaria para cualquiera que busque validar sus derechos más fundamentales. La lucha sigue en pie.

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