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Calderón ayer

por Rodrigo Chávez.

 

La siguiente es la primer entrega de 2 columnas de relevancia nacional a nivel político en las que trataré de profundizar en torno a un personaje polémico, la entrega a 2 columnas es para facilitar la lectura y poder crear un espacio-tiempo concordante con lo que representa el personaje que abordaremos. 














 

En la vida pública y política del país existen demasiadas figuras deleznables, asquerosas y obscuras pero pocas son, hoy en día las 3. y es que no podemos definir con adjetivos menos duros a una persona que representa para muchos no sólo la imagen de un fraude electoral, la violencia o el cinismo sino de la indolencia, la apatía y el desprecio a la ciudadanía.

 

Max Weber define como Legitimidad política la aceptación de las personas a ser dirigidos o comandados por un líder, una idea o una institución y plantea que a menor legitimidad, mayor violencia. Además de teorizar sobre las formas de captación del poder político y la legitimidad, siendo la violencia o las armas una de ellas, en palabras de Carlos Imaz “el que tiene las armas goza de poder y legitimidad, nadie puede oponerse a él a menos que represente una fuerza violenta en sentido opuesto”

 

Pero, vayamos al principio. Es necesario para esto remontarnos a 2006, después de una campaña electoral demasiado cerrada se anunciaba que Felipe Calderón Hinojosa había sido electo como  presidente, ganando por un margen de 0.1% al candidato de la izquierda. Un margen tan estrecho habría sido controversial en cualquier lugar del mundo y nuestro país no fue la excepción, los votantes del candidato de Izquierda denunciaban fraude y pedían recontar los votos y la respuesta del virtual ganador de ese entonces fue un cínico y desvergonzado “haiga sido como haiga sido” sic. En tv. Felipe nos demostraba por primera vez su cinismo en cadena nacional y su actitud detestable que mantendría a lo largo del sexenio y que mantiene hoy en día.

 

Felipe Calderón llegó a la presidencia en un situación demasiado frágil hablando a nivel político, la mitad de la población no aceptaba los resultados de la elección y no lo reconocía como su presidente, en términos Weberianos: Felipe Calderón no tenía legitimidad política alguna  y resultaba urgente para el nuevo presidente recuperarla. Por desgracia no podía darse el lujo de pedirle a la ciudadanía tiempo, paciencia o una oportunidad, no es concordante con la actitud del entonces mandatario, así que opto por la forma más sencilla de conseguir legitimidad, las armas.

Apenas 9 días después de tomar posesión, en un evento en Michoacán se declara la guerra contra el narcotráfico, Felipe Calderón anunciaba con bombo y platillo el despliegue histórico del ejército dentro del país para confrontar a los carteles de las drogas pero también era una forma de demostrar poder, de hacer valer su condición de presidente y demostrar que él contaba con las armas y quien no estuviera dispuesto a subordinarse podría enfrentarse con el poder del estado.

 

El tiempo pasó y la estrategia improvisada y apresurada fallaba a todos niveles, los homicidios y las violaciones a derechos humanos se dispararon en el país a niveles nunca antes vistos, México aparecería por primera vez en el top 3 de países más violentos en el mundo, por debajo de países que se encontraban en guerras internacionales.

 

En 2010 y 2011 la violencia alcanzó su pico más alto, principalmente en los estados del norte, en donde las balaceras y los asesinatos eran una cosa común, la sociedad normalizó e interiorizo la violencia.

En 2011 un abogado mexicano presentó, respaldado por 23,000 firmas una denuncia contra Felipe Calderón y su gabinete por crímenes de lesa humanidad entre los que destacan, las (en ese entonces) más de 10,000 desapariciones, más de 230,000 personas desplazadas por condiciones de violencia y más de 50,000 asesinatos, además de tortura, asesinatos en masa y reclutamiento de menores de edad y otros crímenes similares, el documento se presentó  ante la Haya, el máximo órgano internacional contra delitos de lesa humanidad. Denuncia que a día de hoy sigue en proceso, Calderón está siendo investigado por estos crímenes en un tribunal internacional.

 

Es poco decir que el sexenio de Calderón fracasó a nivel social, en lo personal coincido con los críticos y los sociólogos que consideran el Calderonismo como el comienzo de la ruptura del tejido social, después de vivir 6 años de violencia, balaceras y crimenes de lesa humanidad el sexenió terminaría con la duplicación del crimen organizado, los carteles de droga incrementaron un 200% durante el sexenio creando pequeñas células, dos secretarios de estado muy allegados al presidente habrían fallecido en accidentes aéreos bastante raros, la crisis económica global había depreciado la moneda, el ejército se vería involucrado en actos que mermaría su legitimidad y pondrían en entredicho la honorabilidad de la institución, y el caso de la guardería ABC en Hermosillo, Sonora sería una lápida que ha día de hoy lo sigue persiguiendo.

 

EL EJÉRCITO EN EL CALDERONISMO: Como ya comentamos previamente el ejército se convirtió en el cuerpo preferido del entonces presidente pero acciones como las sucedidas en Monterrey, Nuevo León en 2010 con los chicos estudiantes del ITESM Monterrey que murieran en una balacera y el ejército fabricara una escena del crimen para tratar de justificar su asesinato puso en entredicho a la institución, mermó la legitimidad y gracias al reclamo social se aceptó que no eran, como se había manejado entonces, “sicarios armados hasta los dientes”, esto hizo que muchos nos preguntaramos y preguntemos, hoy en día ¿cuántos de los muertos de Calderón eran sicarios realmente y cuantos fueron fabricados? , ¿podemos confiar en el ejército?

Además de los datos que demostraron que los lugares a los cuales el ejército entró de manera directa, presentaron una curva de incremento en la violencia que se vivía. 

 

ABC: La guardería ABC es un tema complejo que amerita una revisión a fondo así que no entraré en detalles en esta columna. Me enfocaré en la reacción del mandatario, quien después de la desgracia parecía ignorar no sólo la magnitud sino la procuración de justicia para las familias, los aparatos institucionales parecían urgidos en dar carpetazo a las investigaciones y con una estrategia mediática se trató de culpabilizar a los padres y a las docentes por no haber puesto debida atención, la investigación dijo que un incendio en la bodega contigua habría ocasionado la tragedia y el caso terminó ahí.

Poco tiempo después nos enteramos que familiares de Margarita Zavala (esposa de Calderón) eran los dueños del inmueble y responsables, a día de hoy no hay responsabilidad para sus familiares.

 

Así, el sexenio de Calderón mino no solo su figura pública y la confianza de los ciudadanos de las instituciones, rompió el tejido social y nos encerró en una ola de violencia, sangre e inseguridad de la que no hemos sabido salir.

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