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A mi manera.

Manual para el pequeño dictador: Preámbulo

Por: Jorge Kahel Ruizvisfocri Virgen.

Hace poco, vi con mi novia una película sobre un extraterrestre ridículo, verde y pequeñín que buscaba esclavizar a la humanidad y preparar la tierra para una inminente invasión por parte de la armada de su especie guerrera, lo cual fallaba de manera cómica. Cuando terminó la película, mi novia dijo que era imposible conseguir la dominación de un país, mucho menos la del mundo, mientras que yo dije que el problema del extraterrestre fue no tener un buen plan para alcanzar sus objetivos.

En esta columna, y algunas más que están por venir, me propongo demostrar que solo se necesita un plan que considere ciertos aspectos políticos, económicos y sociales para erigirse como el líder supremo de una nación. Para este ejercicio consideraré las condiciones generales en las que vivimos en los países democráticos de libertad de prensa, organizaciones de la sociedad civil, partidos políticos, elecciones periódicas y regulares, separación de poderes, organismos autónomos, y acceso a internet y redes sociales.

Para ello, en mis siguientes columnas, a las que llamaré el manual del pequeño dictador, escribiré sobre los siguientes temas:

1. La gran historia trascendental. El primer paso para que el pequeño dictador pueda ejercer el poder de manera arbitraria y despótica es hacerse con él, y para ello requiere crear una narrativa donde no se votó en otras elecciones, sino que se optó por un cambio total de la nación.

2. El control de los otros poderes. Los otros poderes del sistema político pueden ser una fuente de contrapeso, por lo que el pequeño dictador deberá afianzar su control sobre el poder legislativo para que las leyes se creen a la sazón de su voluntad, y sobre el poder judicial para que sus decisiones no puedan ser apeladas mediante artificios leguleyos.

3. Reformar la administración pública: El pequeño dictador tendrá que garantizar un ejército de operadores dentro del gobierno que sean leales antes que profesionales, para poder actuar sin temor a ser expuesto por evidencia producida por su propio aparato de poder.

4. Comunicación y desinformación. Para combatir a la prensa crítica y adormecer la opinión pública, el pequeño dictador necesitará una campaña de comunicación que sature de información a periodistas y ciudadanos, con el objetivo de impedir la reflexión y aparentar un trabajo constante eterno.

5. Minimización de la oposición. Para que la oposición al régimen no se convierta un problema para el pequeño dictador, es necesario desactivarlos sin reprimirlos totalmente mediante la deslegitimación pública.

6. Nueva participación ciudadana. Para minimizar la capacidad de participación y organización de la sociedad civil, el pequeño dictador tendrá que reducir de manera encubierta las prerrogativas de participación ciudadana, y en su lugar ofrecer mecanismos amañados, mayores símbolos y acciones de inclusión económica.

7. Control educativo. La educación es un factor que el pequeño dictador puede explotar para afianzar su poder político y social, mediante el control de la docencia, los planes de estudio y los alumnos.

8. Control económico. El pequeño dictador mantendrá mejor su poder si se convierte en el único proveedor de salarios, apoyos y proyectos de desarrollo, pues ir en su contra significará apretarse el cinturón. Así, podrá controlar los bienes y servicios con visión política, y disfrutar su poder.

9. Renovación de la moral nacional. Mediante una combinación de reforma de los valores seculares y apoyar a poderes religiosos emergentes, el pequeño dictador podrá presentarse como un paternalista bondadoso preocupado por el bienestar espiritual de sus súbditos.

10. Seguridad nacional. Para que el pequeño dictador se afiancé con el poder total del régimen, tendrá que centralizar las policías bajo su mando y crear un estado de emergencia perpetua, que además facilite implementar medidas autoritarias y dictatoriales en el espíritu de la seguridad del pueblo y la nación.

Este pequeño ejercicio describirá atributos que podrán observarse en cualquier gobierno, sus fines y enseñanzas lo dejo a consideración del querido lector. Sin embargo, estas líneas deben ser leídas con una funesta advertencia sobre el poder sin control, pues cuando el dictador Sila quiso devolver a los romanos su libertad, estos ya no pudieron recibirla y prefirieron postrarse ante emperadores en vez de exigir cuentas a sus senadores.

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