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Narrativas

Por Rodrigo Chávez

En política las casualidades no existen, todo lo que parece ser casual suele estar metódicamente medido para poder hacer uso o exponenciar alguna cuestión que a alguien convenga, ese alguien puede ser una persona, un grupo, o bien, un país entero.

Sin el afán de beatificar al narcotraficante y en sus ratos libres secretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Enrique Peña Nieto, Salvador Cienfuegos, tenemos que hablar de algo que sucedió apenas unos días después: una cuarentena de legisladores estadounidenses enviaron una carta a Donald Trump en la que se declaran preocupados por las medidas de protección que el gobierno mexicano ha tomado sobre sus recursos energéticos. Según los legisladores, Trump debe de hacer que Andrés recule sobre estas medidas para que las empresas extranjeras (léase americanas) inviertan en ese sector.

Una narrativa es una idea o una concepción que se repite y se amplifica a medida que las personas encuentran sentido en ella, de esa forma la idea comienza a representar en sí misma a otres hasta convertirse en una “verdad”, que puede o no ser sustentada en los hechos. Pues bien, uno de los mayores expertos en crear narrativas mundiales es precisamente el país que ahora se muestra preocupado por la política mexicana; a través de su intervención en la vida cultural del mundo, EEUU logró posicionar, por ejemplo, la narrativa de la lucha contra el comunismo y sus tan temidos efectos, las películas en las que EEUU siempre ganaba a la Unión Soviética son una muestra de esta creación narrativa. Oswaldo Zavala tiene a bien en su libro Los carteles no existen hacer una línea de Narrativas, y la transición entre la narrativa anticomunista y la guerra contra el narco tráfico. Según Zavala, la guerra contra el narco no es un invento mexicano, sino parte de una narrativa estadounidense que les ayudó a sostener el mito de la grandeza gringa cuando el bloque socialista cayó.

Entender pues, la guerra contra el narcotráfico como una narrativa nos ayuda a entender por qué estos hechos no son una casualidad que aísla los hechos como independientes, la detención de Salvador Cienfuegos puede ser usada como una moneda de cambio para desatar una guerra mediática contra México, para presionar al gobierno a volver a entregar los recursos naturales en materia energética a los Estados Unidos.

La propaganda americana sobre la violencia en México consta de una muy variada selección de narco-series, películas y noticias bastante alarmantes sobre lo que se vive en el país, han sido estas visiones las que han hecho que en el ámbito internacional se crea que México es un desierto lleno de hombres con sombrero, un AK47 y un filtro amarillo muy raro. Lo que pocas veces los Estados Unidos se atreven a decir es que gran parte de que en México se viva esta violencia ha sido por su venta de armas desmedida, los trasiegos de armas de alto calibre a través de la frontera y la sobre demanda de drogas por ellos mismos.

Carton de Rapé monero

La soberanía nacional parece no ser del agrado de los legisladores estadounidenses cuando uno habla de mantener la riqueza dentro del territorio pero parece no preocuparles cuando de resolver las problemáticas se trata. Durante mucho tiempo se ha pugnado desde este lado de la frontera por una regulación armamentista rigurosa por parte de EEUU, evitar la venta al por mayor podría ayudar a disminuir el arsenal a disposición de los grupos de las drogas, sin embargo EEUU no se ha cansado de hacer oídos sordos y reiterarnos que el problema no son sus armas, que el problema es de México, y como no suceden en suelo estadounidense no es posible intervenir en su política interior.

Los mismos que quieren que su presidente haga al nuestro entregar los recursos se hacen los omisos cuando hablamos de una necesidad de reformar las leyes en EEUU para disminuir la violencia en México.

Es aquí cuando a pesar de nuestra diferencias ideológicas y políticas debo coincidir con Diego Fernandez de Ceballos cuando dice que la CIA y la DEA son instituciones que en el pasado no han tenido reparo en afectar a América Latina, falseando algunos reportes y ocultando sus intervenciones en los diferentes territorios. No obstante el análisis de Diego es cuando menos simplista, cae en el error de querer excusar y defender a un narcotraficante, error que no pienso repetir.

No quiero decir en esta columna que Cienfuegos es víctima de una guerra sucia que busca los recursos naturales de México, para nada, el general se merece cuando menos la cadena perpetua, pero debemos ser cuidadosos en la forma en que se desarrolla la información en los Estados Unidos sobre el caso de Cienfuegos, relacionar esta detención y las muchas otras que se puedan hacer con una incapacidad por parte del Estado para manejar los recursos naturales del país podría poner en riesgo la soberanía  con el único afán de obtener los recursos naturales de México. Es una estrategia que vimos ya en distintas ocasiones, la más reciente de ellas fue Bolivia, donde se acusaba a Evo de tener leyes sobreproteccionistas de los recursos naturales  hasta que Alvarez dio el golpe de Estado el año pasado. Ahí en donde abunda el litio, Evo terminaba estorbando a los intereses de las transnacionales.

Los gobernantes estadounidenses se acostumbraron a los gobiernos mexicanos entreguistas, capaces de subastar cualquier cosa a la que pudiera sacarle un mínimo margen de ganancia personal y es natural que un gobierno legítimo y soberano representa incomodidad ante sus ojos y sobre todo ante los ojos de sus patrocinadores. Supongo duro y complejo pasar de un sexenio marca ODEBRECHT, capaz de hipotecar el futuro de México y de quebrar una empresa con amplias ganancias millonarias, a un gobierno que trata de corregir el rumbo y de reivindicar el derecho a la propiedad sobre los recursos naturales de la nación. Si el presidente decide dejar de privatizar dichos recursos entonces estará haciendo cumplir la constitución, aún con el pesar de los legisladores americanos.

Debemos entender que México es tremendamente rico en recursos naturales, podríamos decir que la riqueza nacional reposa sobre los minerales y el petróleo. Subsidiar la explotación privada no solo es desaprovechar el potencial de la nación sino traicionar la propia constitución, a pesar de que el Estado estuvo en manos de narcotraficantes al menos dos sexenios no podemos ver al Estado como incapaz de administrar dicha riqueza, creer algo así abre la puerta a perder lo poco que se tiene en el país, o peor aún, a permitir una intervención directa por parte de alguna “potencia”.

Salvador Cienfuegos merece la cárcel y lo que la justicia americana dictamine, así como el país merece hacer uso de sus recursos sin la intervención de la casa blanca. Merecemos respeto a nuestra soberanía y un respeto a nuestra libre determinación.

Los intereses de la nación están por encima de los intereses transnacionales.

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