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Orgullo y racismo

Por Rodrigo Chávez

Versión Extendida es el nuevo contenido de Tenoch Huerta, Estefania Veloz y Pancho Parra, una producción que recoge investigación y divulgación de problemáticas sociales con ciertos rasgos de humor. El primer episodio de este contenido se estrenó el viernes de la semana anterior y el tema fue “Racismo”. En 20 minutos, Tenoch Huerta deja en claro que el racismo es algo profundamente arraigado en la sociedad y principalmente potenciado por los medios de comunicación y la industria del entretenimiento en todas sus formas.

A nadie debería sorprender que se señale con franqueza y honestidad valiente que México es un país racista y que su composición socio-económica es básicamente un sistema de castas profundizado por el manejo de la narrativa blanca y el olvido de los afromexicanos en la historia. Vamos, que a nadie debería sorprender ver a un hombre racializado como Tenoch decir abiertamente que la discriminación racial es palpable y humillante, sin embargo parece que la tres veces H (Por Horrible) nación de tuiter no puede perdonar que el racismo sea señalado por un moreno.

Desde la salida del episodio los insultos al actor mexicano se han concentrado básicamente en dos falacias entrelazadas, la primera es negar que el racismo exista, llegando incluso al absurdo de usar el “triunfo” de Andrea Meza en el concurso de Miss Universo para demostrar cómo las persona racializadas ya ganaron todo en materia de derechos humanos, una propuesta arriesgada y muy poco profesional, para ser honestos. El otro gran “argumento” contra Tenoch es que está resentido, y por eso dice que somos un país racista; una falacia de pies a cabeza, pues sin duda evidenciar los problemas, más que resentimiento, es una necesidad.

Desestimar una investigación y un contenido, sea el que sea, bajo la premisa del resentimiento no es más que una forma en la que la superestructura, esa masa amorfa que compende la cultura, la historia y la tradición, busca desesperadamente defenderse. Y es que este tema del resentimiento se ha convertido en un punto común que no aporta en nada a la discusión. Cuando los comunistas hablamos, por ejemplo, de la desigualdad económica se nos tacha de resentidos, pero nunca se contraargumenta. Es pues, como cuando en la primaria alguien llevaba sus dedos a sus oídos y decía “no oigo, no oigo”. Sin embargo esto sucede únicamente cuando son las personas víctimas de la violencia quienes señalan el problema que se les llama resentidxs, pues si lo hace un opresor la cuestión cambia considerablemente. Cuando el raciclasista de Chumel Torres denunció a través de HBO el racismo en los medios nadie le dijo resentido, por el contrario, se le aplaudió como si fuera él el único capaz de abordar esos temas; a este complejo se le llama <Salvador Blanco>, que es a grandes rasgos creer que necesitamos de algún opresor que señale la opresión quitando visibilidad y espacio a las personas oprimidas.

Tenoch no ha descubierto el hilo negro pero ha puesto sobre la mesa cosas que es importante ver y urgente hablar, el problema con la sociedad mexicana sobre todo en las redes sociales es que el orgullo de clase y raza están profundamente arraigadas, nos gusta creer que somos personas excepcionales, que somos lxs unicxs que trabajan o se esfuerzan y que nadie nos regala nada. Sin embargo esto choca y se rompe ante la realidad, el simple hecho de poder ver el contenido de Versión Extendida comprende ya un grado de privilegio que nos pone a la mayoría sobre la media de la sociedad mexicana sin acceso a internet, este orgullo de clase nos hace sentirnos distintos a las personas precarizadas y encima nos hace aspirar y suspirar por ser mas blancos o acercarnos a ese voraz 1% que sí es poseedor de medio y que sí, es blanco.

El orgullo racista se esconde en lo mas recondito de nosotrxs cada vez que buscamos aclararnos la piel, cuando usamos frases como “negrear” para referirnos a trabajar o cuando caemos en la terrible dialéctica del mestizaje hegemónico, pero también lo hace cuando cometes el error de ver las excepciones como regla. Esto sucedió con Alex Montiel, o como es mejor conocido, el Escorpión Dorado: Alex puso la foto de 24 personas no blancas que han logrado triunfar en los medios de comunicación. Para Alex, estas 24 personas deben representar al menos más de la mitad de las personas no blancas para ser realmente una aspiración alcanzable. A Alex le hizo falta, por ejemplo, realizar un comparativo con la foto de personas de piel clara que tienen igual o mayor éxito en redes sociales y medios para, si quiera, sustentar que no son números tan dispares, claro que ese ejercicio no lo veremos pues el resultado sería abrumador en favor de los blancos.

Introspectar el racismo presente en la sociedad es un ejercicio duro, pues nos contrasta con una realidad dolorosa pero deshacerse del prejuicio de la mestización nos ayuda a avanzar como sociedad. El orgullo racista y el prejuicio sobre quienes lo señalan son un grave problema que debemos atender.

Para el equipo de Versión Extendida no queda más que felicitarles por su ejercicio sociológico y su capacidad de abordar temas de este tamaño con gran capacidad, la molestia del opresor es siempre una victoria del oprimido, victoria cultural y narrativa que puede devenir a grandes cambios.

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