top of page

De la digna rabia

Por Quitzé Valencia

México, donde se mata a diez mujeres al día. México, donde la culpa era de ella, de dónde estaba y cómo vestía. Donde necesitas permiso para luchar por tus derechos, por una vida digna. Donde “hay maneras”, porque está bien que te sientas indignada, pero calladita te ves más bonita. Regresen a la cocina que por eso las violan. Donde la policía protege con la vida a los monumentos, vida que en ese momento le es arrebatada a todavía más mujeres.

De sobra tenemos estadísticas de feminicidios y otros tipos de violencia que sufrimos las mujeres, incluso hay periodistas tan insensibles y carentes de humanidad que publican información que no deberían, con el propósito de causar morbo y muchas veces odio. No quiero que este espacio se trate de eso, bien sabemos porqué estamos tan enojadas.

Quiero reconocer la unión entre mujeres -no se trata del feminismo- que se está creando, tan fuerte y tangible. Podemos ver que la consigna “las amigas salvan vidas” está llena de significado. Estamos presenciando un movimiento que se guía por el amor en un sistema tan cuadrado que apuñala con sus esquinas. Un movimiento donde reconocemos que somos humanxs, nos abrazamos y nos acompañamos. A pesar de no conocernos, tenemos una cosa en común: la violencia nos atraviesa a todxs.

Es importante saber que, además de poder actuar en colectivo, podemos accionar desde nuestra cotidianidad; no aludiendo a una lucha individual, sino a los cambios que se dan desde adentro. Esto empieza por distinguir y rechazar la violencia en todas sus formas, recordemos que a menudo se esconde en chistes, expresiones comunes, y también se presenta en la indiferencia. A todas quienes esto les cuesta cortar relaciones importantes, las abrazo y les recuerdo que no están solas.

No queremos su permiso ni la aprobación de la gente o de los medios, queremos que la dignidad se vuelva costumbre. Nos queremos vivas. Nos han arrebatado la seguridad al caminar solas, la calma de que mañana volveremos a ver a nuestras amigas, la normalidad de usar la ropa que nos dé la gana. Es tan normal juzgarnos entre nosotras, darle privilegios a los hombres porque así nos lo enseñaron, actuar “como damas”. Hasta ahora, ellos han tenido todo el derecho de expandirse, atacar, apropiarse; y nosotras la obligación de callar, guardar, reducirnos. Es ahora que esto cambia. Hemos perdido tanto, que les perdimos el miedo. Estamos hartas por el dolor que vemos y sentimos diario, y no permitiremos que esto siga sucediendo, no seremos indiferentes a un país donde exigimos una vida digna, y ahora, esperamos tan sólo tener vida. Vamos a crecer a partir de este espacio donde tenemos tanta rabia y a la vez tanto amor.

bottom of page