top of page

A mi manera.

Las presiones del T-MEC

Por: Jorge Kahel Ruizvisfocri Virgen.

En días pasados se anunció que las delegaciones negociadoras de México, Estados Unidos y Canadá alcanzaron un acuerdo respecto a los contenidos del nuevo Tratado de Libre Comercio para América del Norte, por lo que dentro de poco tiempo estaremos sujetos a nuevas reglas comerciales con implicaciones interesantes para la economía mexicana.

La renegociación que dio origen a la actualización del Tratado de Libre Comercio se dio por la necesidad del presidente estadounidense de anotar un triunfo de cara a las elecciones presidenciales de 2020, pues se juega su posible reelección. Argumentando que el viejo Tratado de Libre Comercio daba demasiados beneficios a los mexicanos y perjudicaba los intereses económicos estadounidenses, Trump impulso una renegociación de todo o nada, pues amenazo que, de no concretarse un nuevo tratado, utilizaría sus facultades como presidente para retirar a Estados Unidos del viejo Tratado de Libre Comercio.

Aunque aún no son públicas todos los detalles del T-MEC, ya salieron a la luz tres aspectos muy relevantes para México relacionados con tratados internacionales, disposiciones laborales y solución de controversias.

En materia de tratados internacionales, el T-MEC contiene disposiciones que buscan obligar a que el gobierno mexicano cumpla a cabalidad con los tratados que firma y ratifica. Este punto refleja la falta de confianza que los gobiernos norteamericanos tienen del compromiso de México con ciertos tratados internacionales y es también ruta para presionar temas de conservación ambiental, energías renovables, protección de especies protegidas seguridad, cooperación internacional para el desarrollo, entre otros.

La parte laboral es el punto medular de las nuevas disposiciones del T-MEC y una posible fuente de presión para la economía mexicana. Con estas disposiciones, se busca forzar al gobierno mexicano a implementar la reforma laboral del 2 de mayo de 2019, que contiene disposiciones relativas a sindicatos y contratos individuales. Del mismo modo, establece una serie de reglas de origen relacionadas con recursos humanos y materiales que vuelven más restrictivo las facilidades para que las empresas mexicanas exporten hacia Estados Unidos y Canadá.

Las nuevas reglas de origen obligan a que el 40% del producto a exportar sea producido en fábricas que paguen un salario de 16 dólares la hora, lo cual tiene tres posibles escenarios: especialización en ciertos procesos de producción y retroceso en otros; aumento generalizado del salario mínimo en México; o reducción de la competitividad y las exportaciones mexicanas. Las nuevas reglas de origen también obligan a que el 70% de los insumos sean de la región, lo cual será fuente de presión para el sector siderúrgico mexicano, debido a que este importa sus insumos de lugares fuera de la región que ofrecen precios competitivos. Con esta regla, es posible que el sector siderúrgico tenga perdidas debido a la importación de materias primas regionales más caras, y que se profundice la relación de dependencia entre México y Estados Unidos.

La solución de controversias establece un mecanismo de arbitraje basado en el derecho internacional y la opinión de expertos independientes, por lo que es posible que leyes mexicanas en materia laboral y financiera sean circunvaladas por las disposiciones del tratado referentes a protección de inversiones, lo cual podría erosionar la poca capacidad de control que tiene el gobierno mexicano respecto a la inversión extranjera.

Sin embargo, no todo es negativo. Con el anuncio del acuerdo entre las partes negociadoras, es factible que México, Estados Unidos y Canadá aprueben y ratifiquen el tratado, lo que se traducirá en más estabilidad económica para México, debido a que las reglas del juego respecto a comercio e inversión por fin estarán delimitadas con certidumbre. También el acuerdo representa una cierta victoria política para México, debido a que empodera al partido demócrata de cara a las elecciones de 2020, pues Donald Trump y su equipo negociador pasaron a un segundo plano, ya que la Nancy Pelosi, jefa de los demócratas en la Cámara Baja, y la delegación demócrata fueron clave para alcanzar los acuerdos que le darán solidez al Tratado.

Aun así, queda una pregunta en el aire: ¿La estabilidad económica y la victoria de los demócratas superan las condiciones adversas a las que México tendrá que enfrentarse por las disposiciones del T-MEC?

bottom of page