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No vale la pena

Por: Rodrigo Chávez

El covid no inventó los problemas sociales, económicos ni políticos pero sí ha venido a señalarnos con lujo de detalle nuestros errores, un virus que nos ha mantenido encerrados por casi un año vino a gritarnos a la cara que poco o nada de lo que creíamos que funcionaba lo hace, muestra de ello es la inminente parasitosis que sufre la sociedad, parasitosis que algunos tienden a bien llamar “empresariado”.

Sé que lo que digo es incómodo, que molesta y que a algunas personas les causa cierta rasquiña al leer esto pero es algo real, hemos sido testigos y víctimas en gran medida de la competencia empresarial desleal que se ha apostado nuestro presente y futuro por costales inimaginables de dinero para unas cuantas personas.

Estas ideas recobraron fuerza en mí hace algunas semanas pero llegaron al punto de inflexión cuando al entrar a un supermercado me encontré con “cajas de autocobro” donde antes había cajas rápidas, el modelo de inicio parece tentador, innovador y práctico, llevar tus productos, escanearlos tú mismo, cobrarte tú mismo y encima asegurarte que nadie toque tus productos, ¡EL SUEÑO! Sin embargo, en ese momento, entre el júbilo consumista volteé la cabeza al otro lado, cajeros humanos pasando productos, cobrando y dando cambios, ¿en dónde están los cajeros de las cajas rápidas?

Decidí tuitear una foto diciendo que “el último golpe contra la fuerza laboral hacía testeos ya en México”, quiero aclarar aquí que lo de “último” debió entenderse como “más reciente”, muchas personas argumentaban que era más práctico, que era más higiénico y que era más rápido y no les voy a negar que tienen buenos puntos pero a mí parecer estamos cometiendo un error enorme al pensar de ese modo, estamos humanizando al capital, estamos creyendo que estas grandes transnacionales están haciendo algo por nuestra comodidad y estamos perdiendo de vista el motivo real de estas medidas “Reducir gastos, aumentar ganancias”.

Cuando nosotres como consumidores entramos en esta lógica cómplice de comprarnos las comodidades secundarias de las medidas del capital estamos legitimando las acciones y como consecuencia cavando nuestra propia tumba, insisto en que los puntos de la practicidad son válidos pero en lo personal estoy convencido que mi comodidad no vale la vida ni la fuente de empleos de las personas que laburan en estos lugares, quizá a este punto usted crea que soy un alarmista, anti tecnología, nada cercano a la realidad, entiendo de sobre manera que al momento de escribir esta columna se han reemplazado 10 cajas por algunas cuantas de autocobro pero sí hay una reducción de personal, a esta reducción laboral debemos sumarle la idea de Amazon de un supermercado físico en el que no exista una sola persona de la tienda y el cobro se realice de manera automática a la tarjeta bancaria, una vez más “la comodidad” entra al juego de minimizar gastos en salarios y prestaciones para que el capital, en este caso Jeff Bezos, cuya fortuna asciende a los  doscientos mil millones de dólares acumule aún más dinero.

El caso de Wal-mart México no es nada distinto, la empresa genera en ganancias netas anuales  37,789 millones de pesos hasta 2019, a esto habría que sumarle en su maniobra lo acumulado que puede ahorrarse de ya no pagar salarios, seguridad social ni vacaciones a empleados pues ahora serían máquinas y serían los consumidores quienes harían de mano de obra voluntaria.

Por un lado el empresariado, principalmente el mexicano, nos grita a la cara que son una parte esencial de la sociedad por la muy entrecomillada creación de empleos y por el otro nos demuestran que no buscan más que enriquecerse a costa nuestra, muestra de ello es el empresario Ricardo Salinas Pliego que a través de sus cuentas de redes sociales se dedica a señalar a quienes le exigen prestaciones o simplemente que pague sus 5 mil millones de pesos en impuestos que adeuda, dinero que nos pertenece a todes y que usamos de manera directa en el día a día, lo usamos en las calles, en las luminarias, en el transporte. Con lo que Salinas Pliego debe al SAT se podría pagar la carrera de poco menos de 4 generaciones completas de la FCPyS de la UNAM, la misma facultad que perdió 1,135 estudiantes tan solo el año pasado.

Debemos además considerar la precarización de los empleos en empresas multimillonarias, tan solo en la tienda wal-mart el salario promedio de un cajero que trabaja 8 diarias es de 5,332 pesos al mes, un promedio de 177.73 pesos al día, por su parte quienes trabajan en limpieza del supermercado son subcontratados, lo que quiere decir que el outsourcing le ahorra ya algunos millones de pesos a la cadena de supermercados, otro de los trabajos más precarizados que existe en el país es el de ayudante general en las cadenas de cine, cinemex paga 4,020 pesos al mes, es decir, el salario mínimo por jornadas de mínimo 8 horas con descansos de 15 minutos cada cuatro horas y violando flagrantemente la ley federal del trabajo al no considerar la hora de comida dentro de la jornada laboral ni pagar las horas extras de igual modo los servicios de limpieza están subcontratados.

Como dijera Chris Rock en un stand up famoso, “Salario mínimo significa que si pudiera te pagaría menos, pero es ilegal”.

Las empresas señaladas son solo algunas de las muchas que buscan esconderse detrás de la supuesta generación de empleos, empleos precarios y que rayan en la ilegalidad para justificar su existencia, tan solo el día de ayer había personas en redes sociales exigiendo que el Estado recatara la empresa cinemex con el discurso de los empleos, lo que a estos “analistas” les faltó puntualizar es que la cadena pertenece a Grupo México, empresa de Germán Larrea quien ostenta una fortuna de 13,300 millones de dólares, si el señor Larrea quisiera y se preocupara tanto, como el empresariado dice hacerlo, por los trabajos apostaría por la permanencia de sus cines, apostaría por la mejora de condiciones laborales, acataría la reglamentación vigente del trabajo y no exigiría que el Estado le dé dinero de todes para que él pueda seguir hinchandose los bolsillos.

Si los empresarios dueños de grupo Walmart México quisieran agilizar y hacer práctico y funcional el servicio contratarían más personal, pagarían de forma justa y acatarían la ley vigente en lugar de buscar sustituir a sus empleados esperando que los clientes satisfagan las necesidades de la tienda a cambio de nada.

Nosotres, la base de la pirámide como nos llama la empresaria Patricia Armendáriz somos quienes les hemos hecho millonarios, es a costa de nuestro trabajo, de nuestro sudor que se han enriquecido y encima esperan que nos traguemos los cuentos de autosuperación que nos cuentan.

El mayor problema que tiene comprarles sus discursos y sus “preocupaciones” es que las únicas personas que perdemos acá somos nosotres, la mayor parte de la fuerza laboral de estas empresas son personas jóvenes, un grupo que ostenta la tasa más alta de desempleo, a esto hay que sumar el hecho de que la mayoría no tiene altos grados de estudio lo que complejiza buscar mejores empleos, es a estos jóvenes a quienes quieren sustituir con máquinas o lanzarlos a la calle como si de objetos se tratase, los niveles preocupantes de desempleo que se gestan se relacionan con los índices de delincuencia juvenil que rondan las edades promedio de trabajadores de estas cadenas, una sociedad que permite que los jóvenes pierdan empleos por comodidad a la hora de ir a una tienda es una sociedad que corta las posibilidades de una mejora de vida a su juventud.

Los empresarios no son tan necesarios como ellos mismos nos han hecho creer, nuestra comodidad no debe ir por delante cuando es a cuestas de las oportunidades de las demás personas, deberíamos cuestionarnos si estamos en el lugar correcto cuando nos posicionamos del lado de las ganancias de un capital inhumano que lo único que busca es sacar dinero de nuestras necesidades, por mi parte es claro que se debe estar a lado de quien pasa frío y hambre como yo y que si los empresarios quieren rescate económico deberían poner en práctica sus cuentos irrisorios sobre la superación, si el Estado da dinero por una empresa que esa empresa pase a ser parte del Estado y que sean les trabajadores quienes la dirijan, no más ricos a cuesta de les empleades y no más beneficios fiscales.

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