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Tlamatinime

Por Ankaret Alfaro y Tania Humara

Tlamatinime, en singular Tlamatini, significa “aquel que sabe algo”, eran los nahuas sabios, “aquellos que dan forma al rostro y corazón del hombre”, herederos de las enseñanzas toltecas; eran quienes planteaban cuestionamientos relacionados a temas de discusión filosófica: temas relacionados a la cosmovisión, la existencia de un más allá, de otros mundos, cuestionamientos acerca del hombre y su existencia. Miguel León Portilla (1926-2019), hizo todo un estudio acerca del pensamiento y trabajo de los tlamatinime en “La filosofía náhuatl: estudiada en sus fuentes” (1956), en donde intenta rescatar y demostrar la relevancia de la herencia histórica y filosófica de la cultura nahua.

Los tlamatinime, eran quienes poseían la sabiduría, personas sumamente cultas, por lo que tenía la tarea de educar al pueblo y enseñar todo lo que debían saber acerca de elles mismes y de su mundo: quienes enseñaban las costumbres para preservarlas, las ciencias, cultura, arte, religión, cantos, la naturaleza, sobre cómo vivir en comunidad y respetar sus tradiciones con el objetivo de guiarlos hacia un mejor camino. También eran quienes se encargaban de instruir a aquellos que se preparaban para ser futuros guerreros o miembros de alto rango en la sociedad.

También eran aquellos “poseedores de la tinta roja y negra” es decir, que además de poseer la sabiduría contaban con el privilegio de escribir y “es dueño de los códices (amoxtli)”. Relacionado a esto, León Portilla hizo todo un análisis entorno al mito, pues su importancia radica en que eran respuesta a las preguntas filosóficas más recurrentes y en ese sentido, escribían poemas enfrentándose a cuestionamientos acerca del origen o el fin del tiempo, del espacio y del cosmos, haciéndose análisis acerca de la divinidad, de la existencia de otro mundo, sus dudas sobre su propia religión y sus creencias, cuestionando hasta qué punto eran verdaderamente posibles y reales sus mitos. León Portilla llamó “Flor y canto” a esta capacidad del hombre de afirmar lo que era verdadero en la tierra a través de la poesía, y con base en esto, se constituyeron el pensamiento filosófico y teológico de los nahuas.

También eran guías, pues ayudaban a los demás a formar su propio rostro, conocer su identidad, su camino y a conocerse a sí mismos. Además de estas tareas, era un filósofo, pues se dedica a estudiar el mundo del más allá, lo que no conocemos y a cuestionarse sobre la existencia y propósito de los hombres.

Otras formas en las que se comprendía al Tlamatinime eran como: “El que enriquece a los otros”, “El que pone un espejo frente a los otros”, “Luz solar”, “El que conoce el Topan y el Mictlán”, “El que abre la escucha, y abre la mirada”.

En el Códice Matritense de la Real Academia de Historia, Bernardino de Sahagún señala que “eran perfectos filósofos y astrólogos”, se refiere a los Tlamatinime como sabios o filósofos, pues según él, los encontraba semejantes de los eruditos clásicos europeos.

“El sabio es como lumbre o hacha grande, y espejo luciente… entendido y leído… es como camino y guía para los otros. El buen sabio, como buen médico, remedia bien las cosas y da buenos consejos y buena doctrina, con que guía y alumbra a los demás… a todos favorece y ayuda con su saber”. (Fray Bernardino de Sahagún citado por León Portilla 1979, p. 64)

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