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Lo dice la RAE

Por Ankaret Alfaro

Primero me gustaría subrayar las diferencias entre lengua y dialecto: el dialecto es la variante regional de una lengua que es por lo menos comprensible al 80% (nosotros hablamos un dialecto del español), mientras que el lenguaje es un sistema de comunicación no necesariamente cifrado en lengua. La lengua y el idioma son lo mismo, y mientras logren cumplir su función de mantener la comunicación, no hay error, porque la lengua es de quien la habla.

Una variante dialectal puede cambiar tanto al punto de convertirse en otra lengua, pues son entidades vivas sujetas a la transformación y al devenir de su uso, de su manipulación y de la historia misma.

¿Cuáles son las razones de su transformación? Puede ser producto de la migración, simples intercambios, innovaciones tecnológicas, simplificaciones del lenguaje o los cambios generacionales.

Ahora, efectivamente creamos códigos social-lingüísticos, pero eso no quiere decir que la gente que use de otra forma el lenguaje esté equivocada.  Por lo que es momento de decir lo que los amantes de la RAE odian escuchar: esta institución reproduce el sentido colonial (y es machista, pero eso requiere otra columna), pues el lenguaje también es mecanismo para transformar patrones culturales y viceversa.

La lengua consta de cinco niveles, que funcionan de forma distinta según las lenguas. Primero el léxico, que es el inventario de palabras que conforman una lengua; el morfológico que es la manera en que se forman las palabras; el sintáctico que refiere al orden correcto de las palabras en una frase; el fonológico que es el nivel superficial, incluye los “acentos”, por ejemplo, el nivel y ritmo fonológico que usamos en el centro-sur del país viene del náhuatl, o en los estados más al sur como Yucatán, del maya en donde se pronuncias sílabas cortas. Y por último, el semántico que es el significado, o los significados que podemos darle a una palabra.

La lengua está sujeta a un devenir de transformaciones según su uso, el cambio y el intercambio, los usuarios de las diversas lenguas son dueños de lo que hablan, y mientras logren comunicarse no hay error, muchas veces corrijen nuestra forma de ablar usando a la RAE como justificasión, y no hay algo tan colonial como kerer “limpiar” nuestra lengua.

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