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#LaUNAMNoParaDeViolentarnos

Elsa Guadalupe Flores Hernández

La máxima casa de estudios desde el año pasado ha tenido instalaciones tomadas de media superior y superior por la violencia de género que vivimos dentro de la institución y por ella misma. Las alumnas encapuchadas que cierran puertas exigen la renuncia o expulsión de los agresores  porque a estos nos los seguimos encontrando en los planteles. A pesar de que cada caso es particular, todas coincidimos en qué las mujeres de la UNAM estamos hartas del machismo y misoginia, ya no queremos seguir compartiendo espacios con esos individuos, queremos que el Director, el Consejo Técnico y Rectoría hagan algo real pues su Protocolo para la Atención de Casos por Violencia de Género en la UNAM no nos asegura seguir con vida para terminar nuestros estudios. Hasta el día de hoy que estamos atravesando por una pandemia mundial existen todavía dos planteles resistiendo (E.N.P #3 y la Facultad de Economía), llevando mesas de negociación y luchando para que las siguientes generaciones de mujeres puedan disfrutar una vida universitaria libre de violencia. El Rector ha reconocido la gran problemática que existe y, dice, está en totalmente de acuerdo por transformar a la UNAM dando a conocer, en semanas pasadas, conversatorios con mujeres feministas importantes para la época actual, queriendo aparentar que a la UNAM si le importamos, pero si fuera así las compañeras no tendrían que estar durmiendo en el piso, lejos de casa exponiendo su vida para que esta violencia cese, ¿y qué reciben por parte de las autoridades? Promesas huecas que no resuelven nada, perdiendo tiempo  para desgastar el movimiento y se devuelvan las instalaciones, pues claramente el poder que se sigue perpetuando no quiere  que se acabe dado que el conocimiento siempre ha sido falocentrista pues es de la única forma en la que ellos pudieren perdurar.

¿Por qué la UNAM sigue sin tomar en cuenta las voces de las mujeres? Hay que entender que, aunque esta sea autónoma, sigue operando dentro del marco jurídico del país y la estructura sistemática que existe en México, un país que al día tiene 10 feminicidios y no busca a sus desaparecidas. Retomando la historia de la Universidad, fue fundada en 1910 por Justo Sierra el cual siguió la idea de la antigua Real y Pontificia Universidad de México que existía desde 1553, si nos enfocamos en ese contexto lograremos destejer las bases sistemáticas que tiene. Por un lado, en este año en la Revolución mexicana está terminando con el régimen de Porfirio Díaz, el cual se centra en la modernización del país sin importar llevar a cabo un desarrollo económico, por ende, cuando finaliza la revolución mexica su principal objetivo es desarrollar un país capitalista que va acuerdo al modelo de sustitución de importaciones, así la industrialización es importante para lograr sacar el 70% de la población que vivía del campo y emplearla en las ciudades, por lo cual la presencia de las mujeres en la Universidad comenzó a verse en los años cuarenta, no olvidemos que en anteriores años existían escuelas exclusivas para mujeres que se dedicaban más a las tareas del hogar, sin embargo la educación que se impartía y se sigue impartiendo va dirigida hacia el positivismo científico que es demasiado útil pues es una forma de impulsar la industrialización teniendo mano de obra capacitada que pueda innovar y descubrir nuevas formas de producción, siempre y cuando la ganancia del burgués sea alta, es por eso que aunque las mujeres poseían una licenciatura seguían cargando la postura social-ideológica respecto a que las mismas mujeres deben hacerse cargo del hogar ocasionando que estás tengan jornadas laborales con menos horas y sueldo bajo, así puede seguirse reproduciendo esta dependencia económica de nosotras hacia el hombre sin que se pueda romper de verdad ese círculo. Regresando a la Universidad, es importante repetir que hasta 1940 es cuando las mujeres podemos acceder a la educación superior, siendo que desde 1553 existía ya una instancia que impartía conocimiento, pero al género masculino manteniéndolo en una esfera privilegiada desde ese entonces, cuando nosotras logramos pisar la UNAM no es para la equidad de género ni mucho menos porque de un momento a otro ya no exista la opresión que existe sobre nosotras por nacer con vagina, sino es por el beneficio que obtiene el capital.

El capital siempre va a necesitar mano de obra barata que se pueda sustituir fácilmente, entonces cuando nosotras en la actualidad seguimos teniendo dos jornadas laborales de las cuales solo una se nos paga significa que parimos y cuidamos a los futuros proletarios del sistema, también que hemos sido adoctrinadas desde las aulas de clases porque nos aprendemos todo este conocimiento que ha hecho el hombre para este mundo construido por y para él. Y cuando las mujeres nos comenzamos a organizar dentro de los planteles para arrebatarles la pluma y escribir ahora nuestra historia ellos buscan los mecanismos necesarios (que son muchos) para ignorarnos, ponerles trabas a las demandas de las pliegas petitorias y decir que no proceden pues en el fondo atentamos contra su ¨libertad¨ de poder ir a violarnos y quedar impunes, atentamos con quitarles el poder de someternos. Porque nos ven fuertes, nos ven unidas y nos ven libres. Por eso nos temen, nos evaden, nos rechazan, nos minimizan pero ya no más y aunque ellos no quieren escuchar nosotras ya hemos comenzado a gritar, a escribir, a vernos a los ojos, nosotras ya hemos comenzado a caminar juntas contra ellos. 

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