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Flor de 20 pétalos

Por Ankaret Alfaro

En el camino de redescubrir mi identidad, me encontré en los humedales con los muertos del canal color mandarina.

Entre el camino que esconde los aciagos canales que conectan Tláhuac con San Luis, Xochimilco se encuentra un proyecto de un camino agroturístico muy, muy reciente, cuyo objetivo fue fomentar el comercio directo entre productores y consumidores. El camino entre los viveros es hipnotizante; por la temporada, caminas al lado de miles y miles de pétalos color mandarina de las flores de cempoalxóchitl, y si se curiosea más, encuentras plantas aromáticas, flores o suculentas.

Yo iba de lo más feliz y emocionada cuando un señor me vio escogiendo de sus flores de cempoalxóchitl, le compré algunas y me contó desde cuándo comienza la siembre y me mostró su nuevo proyecto: experimentó con el tiempo de floración de la planta para hacer algunas más pequeñas de la especie mexicana ----- para venderlas como florecitas de escritorio. Esto me sorprendió muchísimo pues las flores estaban de lo más bellas y las había sembrado hacía apenas quince días.   Más escondidas y bajo las mallas de sombra se encuentras las aún pequeñas nochebuenas esperando a que sea su turno de ser las protagonistas. 

Tlahuac y Xochimilco son los mayores productores de la flor de cempasúchil en la Ciudad de México, esto ha permitido a la floricultura seguir utilizando y reproduciendo sus saberes originarios y ancestrales.

Lejos de tocar el tema ritual y festivo que  la flor representa (y al que da representación), es importante hablar de lo que pasa con ella después de las festividades, pues muchas personas las tiran a la basura sin siquiera enterarse de sus múltiples usos y posibilidades y sin saber del aprovechamiento que se le puede dar a esos residuos:  en principio quisiera mencionar que el cempasúchil contiene propiedades de tipo analgésicas, antiinflamatorias, antioxidantes, antibacterianas, antimicóticas, hepatoprotectoras y antidepresivas, esto para los humanos, pero para las propias plantas cumple con funciones insecticidas, de control de plagas y pesticida.

En ese sentido, puede ser utilizada en la comida, por ejemplo si corremos con la suerte de saber hacer curados, rifarnos con uno de cempasúchil, o guardar los pétalos para hacer infusiones mezclándola con otras hierbas (ayuda con problemas estomacales), para hacer sahumerios, o podemos utilizarlas fritas para ser consumidas también o de forma tópica o inhalada, pues ayuda con cuestiones como tos o gripe.

También es muy importante elegir cuál flor compramos y dónde: la problemática actual deriva de las semillas modificadas exportadas principalmente en China, y el problema con esto, además de los altos precios a las que se venden a los campesinos, es que estas no dan semillas, lo que obliga a que cada año se tenga que estar comprando. En ese sentido, lo viable es optar por las flores nativas que sí permiten que las semillas se guarden para su cultivo anual. Y en relación con lo anterior, dependen de la forma de cultivación, las propiedades respectivas de la flor.  

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