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Por el bien de México: ¡Que se quede Alito!

Por Rodrigo Chávez

Después de las elecciones en seis estados, en las que la oposición perdió 4 de ellos, en el PRI la tormenta, los roces y las fracturas se han vuelto más evidentes, violentas e incluso me atrevo a decir que irrenunciables. Alito Moreno, el dirigente nacional del PRI no ha podido conciliar a detractores y amigos dentro del partido que algún día fuera hegemónico en el país.

Alito Moreno ha enfrentado, como dirigente del PRI, 19 elecciones en el país y no ha podido consolidar un solo triunfo por parte del Revolucionario Institucional, a este fiasco de dirigencia hay que sumar la penosa (por no decir lamentable) alianza que se formó entre el PRI, el PAN y el PRD que no solo representa una retroceso ideológico sino que deja en claro lo flaco que quedó el tricolor después de un sexenio de pena y dolor para el pueblo de México.

Sería bastante injusto culpar a Moreno de la crisis que sufre el PRI en su generalidad pues desde 2018 esto ya se veía como un problema que desbordaba la estructuctura interna, por un lado la lamentable decisión de elegir a José Antonio Mead como candidato presidencial, buscando capitalizar el voto indeciso de los panistas que se sintieron traicionados por la imposición de Anaya como candidato del blanquiazul y la traición del PRI al grupo Hidalgo que esperaba que fuera Osorio Chong el encargado de conducir al partido en la contienda.

Después de una estrategía en la que Mead trataba de desmarcarse lo más posible de lo que el PRI significaba para el pueblo las bases y los militantes del partido no solo dieron la espalda, electoralmente hablando, sino que el grupo Guerrero por primera vez se tomó la dirigencia inmediatamente después de tan lamentable resultado para finalmente caer en las manos de Alito Moreno. Un personaje que parecía tener la frescura necesaria y el alineamiento elemental para recobrar la fuerza del partido.

Sobra decir que esto no sólo no ha sido el caso sino que abiertamente ha hecho retroceder al PRI a niveles nunca antes vistos, ni siquiera soñados. Posicionamientos como la moratoria legislativa, la negativa a negociar la reforma eléctrica, aceptar casi sin reservas que el PAN sea el protagonista de alianza VAxMX y los múltiples escándalos de corrupción que Layda Sansores ha destapado a través de audios dejan a Alito Moreno en una clara posición de debilidad política, de pérdida de sentido del partido y de derrota no solo moral sino electoral, política e ideológica como sucedió en su momento con el propio PRD.

El día de ayer se llevó a cabo una reunión de ex dirigentes nacionales del PRI con Moreno, son estos mismos ex dirigentes los que han urgido en diversas ocasiones a la base militante y simpatizante del PRI a tratar de derrocar a Alito y no es para menos, está terminando con un partido que parecía imbatible e inevitable. Sin embargo también es cierta la defensa que hace el actual dirigente sobre su cargo y es que fue electo por los militantes para ocupar su puesto hasta 2023, es decir, hasta después de las elecciones en el Estado de México y en Coahuila, que dicho sea de paso son las únicas dos gubernaturas que le quedan al tricolor.

En Alito residen las últimas fichas de un tablero político que pinta a borrar a nivel estatal al PRI del escenario, esto condenaría al tricolor a convertirse, formalmente, en un satélite del PAN  y enfrentar unas elecciones federales sin el complejo andamiaje de financiamiento al que estamos acostumbrados. Perder el EDOMEX representaría para el PRI una muerte previsible y dolorosa. Por primera vez en la historia el tricolor habría perdido su más preciada joya.

Desde este espacio y desde muchos otros a lo largo del país respaldamos la dirigencia de Alito Moreno en el PRI. No porque yo tenga intención alguna en que se recupere y fortalezca o en que el PRI vuelva a tener la oportunidad de gobernar el país, todo lo contrario, lo necesitamos en la dirigencia del tricolor para poder ver la caída del partido que asesinó a muchos opositores, el partido del fraude electoral del 88, del halconazo, del 2 de octubre, de la guerra sucia. Para una tarea tan históricamente importante necesitamos que Alito Moreno, con toda su ineptitud y pequeñez política siga al frente del PRI.

Por el bien de México, gritemoslo fuerte y claro: ¡QUE SE QUEDE ALITO! Solo él y el pueblo pueden erradicar al PRI

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