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La vida mágica de las libélulas

Por Beatriz Velázquez

Tw: @bio_beatriz

Las lluvias tardan pero llegan, y con ellas muchos días calurosos con mosquitos y otros bichos que hace mucho no veíamos. En pleno bochorno del día mientras andaba en la bici, varias libélulas volaban a mi lado como pequeñas avionetas con sus alas transparentes y sin hacer ruido, pero produciendo una vibración perceptible. Yo no iba pedaleando tan rápido, calculo que aproximadamente a 10 km/h, pero las libélulas me rebasaban como si buscaran algo ferviemente, y pues claro, es la época perfecta para comer y co…nducirse hacía el sexo opuesto y procrear.

¿Qué son las libélulas?

Son insectos del orden Odonata, además de las libélulas (anisópteros), también se incluyen a los caballitos del diablo (zigópteros). Los odonatos adultos, tienen una cabeza ancha con dos ojos compuestos muy grandes que cubren toda su carita de insecto, dos antenitas cortas, un torax igualmente ancho fusionado con otros segmentos y un abdomen alargado, dividido en 11 segmentos. En la parte del tórax nacen las alas, que son 4, sin color pero con una venación muy elaborada (importante para su reconocimiento taxonómico), en el caso de las libélulas, las alas están extendidas, mientras que en los caballitos del diablo, están dobladas hacia adentro. Además, como todos los insectos, tienen 3 pares de patas.

Los odonatos son depredadores, tanto en su vida larvaria (ninfa) como en su vida adulta. Cuando un odonato pasa de ser ninfa a adulto, tiene que pasar por un proceso de maduración, en la que todo su cuerpo se hace duro y las alas membranosas; listas para el vuelo. Una vez que pueden volar, cazan otros insectos más pequeños como mosquitos, mariposas, abejas, entre otros, siempre y cuando sean más pequeños. Permanecen cerca de cuerpos de agua en donde realizarán la danza del amor para aparearse. Si en algo se distinguen las libélulas y los caballitos del diablode otros insectos, es su forma de aparearse. Esto me remonta a mi época larvaria de preparatoriana, una vez pachequeando con otras personitas de mi edad, vimos unas libélulas perseguirse frente a nosotros y uno de ellos dijo que la forma que hacían las libélulas al aparearse era como una estrella de David y que por eso la unión perfecta era entre un hombre y una mujer, bastante bíblico y ridículo. Una vez que vi la forma que estos bichos hacen al aparearse, me di cuenta que no se asemeja en nada a una estrella de David, si no a algo más cursi, como un corazón con alas.

La posición de la genitalia en las libélulas, hace que el abdomen tenga que curvearse para alcanzarse entre ellas, en ese punto, el macho deposita su semen en la genitalia de la hembra y ella casi inmediatamente, pone los huevos fertilizados en el agua donde crecerán las ninfas. También se ha observado que los odonatos presentan comportamientos territoriales cerca de los cuerpos de agua, así como algunas aves cuando defienden su pedacito de bosque o árbol. La vida de los odonatos adultos es corta, así que no pueden perder el tiempo, aproximadamente viven de 8 a 60 días dependiendo de la especie.

Después de ser un huevo bajo el agua, nacerá una ninfa, que no tiene alas, ni un cuerpo que se le parezca a una libélula, pero poseen un aparato bucal muy bien desarrollado que les ayudará a capturar a cualquier protozoo que se ponga en su camino, también comen larvas de otros bichos, como de mosquitos, pequeños anfibios, renacuajos, etc. Las ninfas generalmente son quietas y esperan a que sus presas pasen frente a ellas y rápidamente son “succionadas” por su aparato bucal, no obstante, las ninfas de odonatos también pueden ser presas de otro depredador más grande. Para evitar la desgracia de ser comido, en el caso de las ninfas de libélulas, estas usan su ano como jet de propulsión y poder escapar, en el caso de los caballitos de mar, usan su cola como aleta y poder nadar. A diferencia del odonato adulto, las ninfas pueden vivir entre un mes y 6 años dependiendo de la especie. Una vez que la ninfa ha comido lo suficiente y ha hecho los cambios necesarios de “cuerpo” o mudas, sale del agua, para posarse en la vegetación cerca del agua, endurecerse y mudar por última ocasión para salir convertido en un odonato adulto.

La vida de un odonato es dual ecológicamente hablando, comparte dos hábitats en sus etapas de vida. Uno acuático y otro terrestre. En ambos tiene que enfrentar diferentes presiones de selección, como: depredadores, contaminantes de los cuerpos de agua, presencia de presas (comida) y cambios climáticos, por cierto, existen libélulas que migran de manera similar a las aves. Es el caso de la especie Anax junius, que generalmente vive en Norteamérica, excepto cuando comienzan los fríos y entonces aprovecha los vientos del norte para descender latitudinalmente a zonas más cálidas. Con tecnología de telemetría, se ha medido la distancia que estos bichos suelen recorrer y su velocidad; en promedio vuelan 12 km/h, así que sí, es probable que las libélulas que yo vi andando en bici, estuviesen volando a una velocidad mayor. Cada dos días pueden migrar aproximadamente 60 km solo si el viento no va a una velocidad mayor a 25 km/h. De manera similar que las aves, las libélulas migratorias pueden evitar volar sobre grandes cuerpos de agua, así que tienen que rodearlos. Una libélula migratoria mide aproxidamente 7 cm y por cada gramo de libélula, hay 300 mg de grasa, es decir, que para volar grandes distancias las libélulas tienen que comer lo suficiente para reponer el gasto energético.

Hablar del tamaño de las libélulas de repente me trae ese deja-vu, de insectos gigantes en el Carbonífero (hace 300 millones de años), que llegaron a medir hasta casi 1 m, entre ellos está la especie extinta de libélula Meganeura monyi, que medía hasta 70 cm de largo. Ya se imaginarán la vibración producida por el vuelo de este enorme insecto, así como el tamaño de sus presas o depredadores. La explicación del porqué eran tan grandes los insectos en ese entonces, tienen que ver con la disponibilidad de oxígeno, pues hay una relación entre el gigantismo y este elemento en el aire.

Para la gente citadina es poco común observar este tipo de insectos, pero no quiere decir que no suceda. Cuando veas libélulas, en lugar de recordar una estrella de David malformada, recuerda que es posible que haya un cuerpo de agua cerca con ninfas creciendo dentro de él, suficiente comida volando y que es posible que los niveles de contaminación sean bajos, lo que significaría un ambiente saludable. Los cuerpos de agua son necesarios aun estos sean efímeros. Recordemos que hay vida más allá de la antropósfera.

hay vida más allá de la antropósfera.

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