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La guerra que nunca existió

por Rodrigo Chávez


 

En diversas ocasiones he comentado la compleja relación que existe entre los poderes políticos en México y como de algún modo esto tendría que estar relacionado con lo que se vive en el ámbito social, hablando en específico de la violencia y de la supuesta “guerra contra el narco” que el sexenio de Felipe Calderón encabezó.

 

Oswaldo Zavala retrata a lo largo de su libro “los cárteles no existen” que la mal llamada guerra contra el narco es un invento del poder del Estado para poder controlar no solo la violencia y el territorio nacional sino el negocio ilegal de las drogas, en este sentido Oswaldo Zavala nos permite comprender que lo llamado “narco” y “cártel” no es más que una sucursal pequeña de la violencia legítima del Estado y en ese sentido al hablar de “plazas” hablamos del pago de renta de operaciones de grupos armados para operar la red ilegal de drogas, entonces estas palabras que se convirtieron rápidamente en un lugar común no nos permite comprender a fondo que el narco y el cártel no son más que una extensión directa del Estado controlando a mayor o menor medida un negocio (aún) ilegal en el país.

 

Bajo la lógica que nos presenta Oswaldo es entonces comprensible e incluso de manera deductiva que la guerra contra el narco era per se una guerra perdida por el hecho de no haber existido algo como una confrontación de bandos enemigos que buscaban objetivos contrapuestos, tenemos más bien un plan político que nos encierra en una narrativa circular y que cumple la función de legitimar las acciones del estado. Es por esta y muchas razones más por las que he decidido renunciar a las palabras “cártel y narco” para poder cambiar la narrativa hacía el Estado y la violencia planeada del mismo.

 

Siguiendo en esta narrativa de la violencia planeada y controlada desde el Estado, en recientes días se anunció la captura de Genaro García Luna, uno de los principales artífices y defensores de dicha guerra. Esto debido a las acusaciones del “chapo” en su juicio en U.S.A. en el que de manera directa acusa al gobierno calderonista de haber recibido “sobornos” de parte de la organización que encabezaba y Genaro garcía Luna juega entonces el papel importante dentro de estas “negociaciones” pues a final de cuentas el encargado de la seguridad pública durante el sexenio calderonista fue él, en otras palabras Genaro fue el encargado directo de coordinar y de ejecutar la “guerra”, mientras beneficiaba a la organización de Sinaloa para apoderarse de una manera controlada del negocio ilegal, la lógica era sencilla en el imaginario calderonista, si en Sinaloa existía desde el priiato este pacto y permitía al Estado controlar el negocio entonces recobrarlo permitiría poder “pacificar” al país, vender una postura de combate a las drogas y al mismo tiempo hincharse los bolsillos.

 

Lo que Genaro y Calderón no pudieron ver ni comprender es que ese pacto federal con el que el PRI había logrado controlarlo, literalmente TODO, estaba roto, perdido y era casi irreconciliable pues el vacío del sexenio de Fox obligó a los gobernadores de los 32 estados en México a tratar de ser ellos quienes controlaran el negocio y una vez roto el pacto federal los gobernadores no quieren entregar el millonario negocio que significa poder controlar a los grupos armados.

 

Al encontrar entonces al enemigo dentro del mismo bando, Calderón, a través de la secretaría de seguridad pública, a cargo de garcía Luna comenzaron a invadir los territorios con el discurso hueco y, que hoy sabemos, falso de la presencia desmedida de los cárteles que atemorizan a la población y comen niños en el desayuno.

 

Genaro se encuentra preso y pronto será procesado en el país vecino pero esto debe ser el comienzo de una deuda histórica que existe hacía mi generación, no debemos olvidar que fue Felipe quien articuló la guerra y que Genaro no era más que uno de los alfiles en el tablero, celebro que comiencen a sembrar responsabilidades a quienes condenaron a muerte a más de medio millón de personas en este país y que condenaron a mi generación a vivir rodeados de violencia, con el miedo latente de morir asesinados por el “narco” o por algún intrépido elemento de las fuerzas armadas.

 

Calderón, la historia te comienza a juzgar y yo, en lo personal, espero que pronto lo hagan los organismos internacionales. Porque no tenías derecho de convertir este país en un cementerio, no tenías derecho de causar una herida tan profunda en las personas que por desgracia perdieron a un familiar o tuvieron que dejar su hogar por la violencia, no tenías el derecho a condenar a toda una generación y no tenías ningún derecho de criminalizar a los más pobres empujandolos a una muerte silenciosa o a engrosar las filas de lo que tuviste a bien llamar "narco".

 

A quienes aún defienden esta supuesta guerra y a Calderón los invito a investigar más al respecto, hemos sido víctimas de una simulación de los “buenos” contra los “malos” cuando la historia la contaron siempre quienes, nada perdidos, jugaban en ambos lados. 

 

Y entonces sí como dijo en 2006 el propio Felipe “aiga sido como aiga sido” la versión comienza a caer y con ella caerán cabezas que hoy tratan desesperadamente de salvar un poco su dignidad.

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