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Grandes proezas pt. 3

Por Bruno Rico Gómez

La producción antes y después de la segunda guerra mundial se puede describir con una palabra: globalización. La globalización es la incorporación de todos los mercados a un solo y unificado sistema. Este tipo de sistema desarrolló procesos en todas las industrias pero sin duda el pináculo de estos procesos son las líneas de producción.

Empleadas por primera vez en la planta de Henry Ford para la fabricación en masa del modelo T, este sistema aunque básico cumplía la función más esencial de toda la fabricación, el ensamblaje. Aunque se ensamblaban solo tres partes: el chasis, el motor y los sistemas eléctricos; el incremento en la producción como la disminución de los costos se vieron a la alza.

Junto con la implementación de las líneas de producción surgió una de las ramas más importantes de las matemáticas, la probabilidad. Ya he hablado de la probabilidad en una de las columnas pasadas y en esa columna comente que el origen de la probabilidad fue por los juegos de azar, pero cuando me refiero a que la probabilidad surge a partir de las líneas de producción no es coincidencia. La probabilidad, como materia académica, se empezó a modificar y fijar en los sistemas educativos por la cantidad de aplicaciones en la vida real que implican a esta rama matemática.

A partir de las modificaciones teóricas y practicas de la probabilidad, las líneas de ensamble se fueron adecuando ante cada situación y aplicación que el humano le otorgase por lo que la cantidad de variaciones va desde la aplicación e industria destinada hasta la cantidad de productos a fabricar, adecuándose idóneamente a la necesidad del humano.

Unas de las aplicaciones más importantes de las líneas de ensamble son los sistemas de colada continua para la fabricación de barras de aceros, hierros y aleaciones; las líneas automáticas y semiautomáticas en las empresas automotrices capaces de armar 1840 carros en todo el mundo, en caso de Ford Motor Company; las empresas de comida enlatadas que envasan cerca de 1800 latas por minuto como los sistemas de Coca-Cola.

A pesar de que no vemos estos sistemas de ensamble en línea sin duda alguna el humano no podría vivir como vive, pues nuestro ritmo de vida es asimilable a la cantidad de productos que consumimos al día. Solo hay que imaginarnos que los carros se tardaran en fabricar lo que se tardaban hace más de 100 años ¡Tendríamos que esperar más de 6 meses por un vehículo nuevo!

“Calidad significa hacer las cosas bien cuando nadie te está viendo”

.- Henry Ford.

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