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MUJER LUNAR

Elsa Flores Hernández

Vengo del oscuro cielo, donde reina el silencio y temor por la incertidumbre de mi respirar. Mi luz ondea por la ciudad buscando alguien con quien platicar, huyendo de la realidad es como los encuentro, las incoherencias del hombre quieren indagar por el escote que muestra los redondos senos, pues hoy la luna ha entrado danzando con mi útero para poder explotar de erotismo la piel.

Pobres criaturas que buscan la manera de limitar mi sangre menstrual, no se dan cuenta que de ahí es de donde han nacido y aun así, sin un poco de decencia, se atreven a llamarme impura por tener el poder de crear vida. Llamaron enferma a mi abuela cuando un día una mancha roja aparecía en su falda vieja, obligaron a mi madre a usar tampones y callar sobre el dolor que tenía cada mes, me han enseñado a no escuchar mi cuerpo pues en este sistema patriarcal solo sirvo para el consumo  y mi salud reproductiva ya se ha capitalizado sin siquiera informarme.

Dentro de mí hay una cascada roja que agita fuerte la corriente rompiendo a veces en llanto, a veces en risa pero siempre se muestra viva. Intento entender el temblar de mis ovarios que me hacen gritar en seco para no incomodar a nadie. Silenciosa huyo intentando calmar la caía de las corrientes pero la luna en lo alto de mi cien me ayuda a entender que sentir los cambios que se dan en mi cuerpo es saber quién soy, saber ayudarme, saber reconocerme en la sangre que sale de mí.

Soy mujer y cambio de blanca a oscura como la luna. Yo decido sangrar lo suficiente para compartir la fertilidad de mi vientre con la tierra, para pintar los sentimientos que históricamente han sido ignorados y para proclamarme creadora de todo lo que los hombres presumen es suyo.

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