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Temida anarquía

Por Ankaret Alfaro

Nos hemos tragado ideas tergiversadas y manipuladas por los medios y el Estado de lo que es el anarquismo propiamente: siempre tenemos esa idea de la persona encapuchada con una bomba, golpeando gente, acercándose a lo que sería un terrorista, un vándalo. Pero estas sólo son ideas insertadas por quienes temen caer si estas ideas se llegasen a propagar.

Para empezar, es cierto que la teoría anarquista congenia con muchos de los supuestos socialistas, tal como la crítica a la dominación económica o en la reiteración sobre el menester de la reestructuración igualitaria de la economía.

Sin embargo y a grandes (grandísimos) rasgos, el temido anarquismo lleva a otro nivel el análisis desplegando una crítica independiente y propia hacia toda relación autoritaria, lo que claro, conlleva a criticar las jerarquías, toda forma de subordinación, dominación, y aterriza en una crítica propia hacia el Estado. Es así como los anarquistas sugieren que el poder tiene una lógica propia e independiente, cosa que no puede ser abolida sencillamente a través de una reestructuración económica. - Mientras los socialistas insisten en que todas las dominaciones radican en la división del trabajo, los anarquistas encuentran la raíz de todo mal social en cualquier tipo de dominación y poder.

Esencialmente, las aspiraciones anarquistas están dirigidas a abolir toda relación basada en jerarquías que implique subordinación o dominación. Además buscan crear una sociedad cimentada en igualdad, mutualidad y reciprocidad en donde absolutamente todas las personas sean respetadas y valoradas como individuos. Para comenzar el recorrido y escala de este gran sueño utópico como lo es el anarquismo, es importante subrayar lo importante que es el trabajo propio de cada persona para la creación de una sociedad en que la gente se vaya haciendo cargo de ese recorrido: todas las personas deben hacer uso (pleno) de sus capacidades para poder llevar ese recorrido, una de las razones por las que se aboga por la autogestión.

Es aquí en donde entra el tema de que para lograr la plena emancipación universal no es suficiente con abolir el capitalismo y toda institución autoritaria si no se vence la subordinación de las mujeres en absolutamente todas las esferas de los aspectos públicos y privados.  (Pero este tema merece otra columna)

He leído diversas definiciones de distintos autores sobre el anarquismo, y todas rondan en, como diría mejor Cindy Milstein, alcanzar este “fantasma utópico”. La belleza con que se describe no es mera basura literata desperdiciada en versos románticos que aspiran a la libertad inalcanzable, no. Me parece más pertinente dirigir toda la noción negativa de la idea de “utopía” a algo más útil, como diría Galeano, que la utopía sirve para caminar. Pero entonces, ¿a qué aspira? En resumen, se dirige a la búsqueda de mejorar las condiciones sociales a través de la libertad individual que debe expresarse en condiciones colectivas, y esta libertad colectiva devela forzosamente solidaridad, y esta libertad se postula desde la noción de un futuro paradisiaco, la utopía pues.

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