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El amor no es para los tibios

Por Rodrigo Chávez

El che decía que "Un verdadero revolucionario está guiado por grandes sentimientos de amor.."

 

Y en estas fechas en las que el capital parece habernos dominado y doblegado es importante entender que el amor es el sentido de nuestra existencia humana independientemente de nuestra corriente filosófica o política es el amor lo que evita que el mundo se nos derrumbe cuando más difícil se pone la vida. 

 

El 14 de febrero se ha convertido con el paso del tiempo y la individualización en un intercambio mercantil tanto de productos como de atención y es por eso que las sociedades modernas, post capitalistas parecieran sufrir cada vez más en operar redes de confianza, apoyo e incluso de familia como habían sido estipuladas y desarrolladas en periodos históricos previos. Esto no quiere decir por sí mismo que mi generación y las que vienen sean incapaces de amar o de confiar sino que la manera en que desarrollamos estos vínculos se ve obligada a regirse bajo los estándares sociales impuestos por quienes vinieron antes.

Para las generaciones previas resultó sencillo el desprendimiento del otro debido a que sus núcleos familiares y amistosos eran lo suficientemente sólidos como para no requerir de otra persona ajena a estos, para conseguir alguna meta, claro que eso tampoco fue su elección, las condiciones económicas y políticas lo favorecieron, pero también es necesario recalcar que aún y con todas estas comodidades las relaciones que se dieron en su momento no fueron necesariamente sanas ni mucho menos equitativas para todes.

 

Mi generación en cambio enfrenta un gran dilema, la dificultad de desarrollarse mutuamente desde la empatía en un mundo que le exige al individuo ser completamente antipático y por otro lado enfrentar los sentimientos constantes de inseguridad y de ansiedad generados por un sistema económico agotado y aunque ambos puntos pudieran, desde un análisis externo y simple, resolverse de tajo la cosa aquí es la imposibilidad de desprendernos de los sentimientos negativos, no puedo generar empatía cuando el que está enfrente me genera al mismo tiempo un miedo irracional y no puedo tratar mi miedo si no puedo reconocerme a través del otro, esto es un círculo vicioso que no puede ser resultado del individuo como agente único sino por el contrario el individuo es producto de una serie de decisiones tomadas mucho tiempo atrás que derivaron en esta crisis de humanización.

 

Pero no todo está ni puede estar perdido pues aunque en la vida pública decidamos reconocernos o bien adoptar un espectro ideológico cómodo o acorde a la vida material actual es necesario en algunas cuestiones radicalizarse y tomar las riendas para defender y proteger lo que no estamos dispuestos a negociar, es entonces cuando las palabras de Guevara toman una interpretación literal y nos hacen darle la razón, el amor es el sentimiento decisivo que nos lleva no solo a tomar riesgos sino a renunciar a la posibilidad de desertar no solo del sentimiento o de la pareja sino de la vida misma y con esto me parece necesario puntualizar y aclarar que el sentido de deserción debe ser tomado como la posibilidad (siempre existente) de renunciar pero la habilidad racional y la acción premeditada de mejorar constantemente para que esa opción sea casi nula, es decir, no todo lo que se hace en nombre “del amor” es valido porque durante el pasar de la historia frases como esa han sido la puerta de entrada para hechos y decisiones lamentables pues el concepto de amor se ha logrado degenerar y deformar para servir a intereses poco humanos como el control o la posesión de otra persona, más bien debemos considerar el concepto de amor como una utopía que busca la mejora constante y concisa de una o más personas en todo ámbito humano y siempre en aras de la libertad, el respeto, la justicia y la igualdad. 

Al vislumbrar el amor como una utopía que engloba los conceptos anteriores podemos entender que este sentimiento no debe quedarse únicamente en el estado erótico del significado sino que lograría poder implementarse al ego (yo), a las amistades, a las ideas, conocimientos o casi cualquier cosa sobre la que decidamos de manera libre e independiente posar el sentido de nuestras vidas aunque claro no debe ser un sentido meramente egoísta sin contemplar a los otros.

 

Parte de esta radicalidad y como demostración de la posibilidad de convertir la lucha, el cansancio, la desesperanza y el dolor en amor puro y verdadero la han demostrado los hermano en Chile pues han sido ellos quienes logrando trascender su individualidad han decidido tomarse de las manos y unir sus corazones con el fin último de alcanzar una sociedad más justa y empática.

 

Pero el amor no reposa únicamente en las grandes gestas, en los actos de enorme heroísmo, el amor radica, por ejemplo, en las estudiantas de la UNAM que acuerpan una toma desde hace más de dos meses para poder brindar un espacio seguro de estudio a la compañera de a lado y a todas aquellas que vienen detrás, el amor reposa en la pareja gay besándose en el parque público a pesar de ser juzgados, pues ese pequeño acto podría hacer entender a alguien temeroso de su sexualidad que el amor no cabe en un estereotipo y que amar es en sí mismo un acto de valentía, el amor recae en la madre que logró salir de una relación violenta y a pesar de cargar con un estigma social se levanta cada mañana y ve en los ojos de sus hijes la razón de continuar, el amor está en el joven que a pesar de ser rechazado de los grandes centros de estudios carga un libro bajo el brazo y lucha por entender lo que el autor tiene que ofrecerle, el amor está en el proletario explotado que tiene que sacrificar su salud física y mental para poder ofrecer algo a su familia.

 

El amor se expresa y existe de mil formas distintas y distantes pero si de algo estoy seguro es que el amor no puede ser a medias, no puede dudar ni puede estar cortado, el amor siempre siempre es radical porque el amor es dar un salto a lo desconocido y confiar en que a pesar de la irremediable realidad del dolor la persona de a lado hará lo humanamente posible por evitar provocarnos más daño, mejor aún, hará lo posible para cuidarnos y para asegurarnos una vida digna y plena. 

 

El amor no cabe en una caja de chocolates porque el amor se ejerce de manera continua pero si uno en estas fechas está deseoso de regalar algo deberíamos procurar acompañar ese detalle por la realización plena de quienes tenemos alrededor. 

 

Solo el amor puede salvar a este mundo de la voraz capitalización mercantil. 

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