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Ir a la raíz

Por Melissa Cornejo.

El pasado martes 9 de noviembre, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, presidió el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York. Desde ahí dio un discurso con el que dejó ver, una vez más, el humanismo que lo caracteriza, su gran compromiso con los más necesitados, y que su forma de gobernar trasciende las palabras.

En primer lugar, abordó la seguridad no como sinónimo de poderío militar, ni como pretexto para legitimar el uso de fuerza o el punitivismo, sino que optó por abordar este tema desde la contemplación de la inseguridad como una problemática social que tiene su origen en la corrupción, la tan injusta distribución de la riqueza y la criminalización de la pobreza. De esta forma, no sólo evita que se responsabilice a los pobres, sino que al ir a la raíz, encuentra una línea de acción que le permite encontrar soluciones verdaderas.

En este mismo sentido, habló de la migración con absoluto respeto, alejando la conversación de la criminalización y las medidas coercitivas, apostando en cambio por las medidas de integración. En sus palabras, ningún país puede ser viable si persisten y se incrementan la marginación y la miseria. Con esto, el presidente nos recuerda que nadie deja su país y su familia por gusto, sino por necesidad, y que la única forma humana y responsable de abordar la migración, es buscando soluciones de fondo: apostando por los jóvenes, dándoles oportunidades, y garantizándoles un empleo digno a todas las personas en edad de trabajar.

Como parte de las propuestas que expuso, mencionó que de implementarse los programas Jóvenes Construyendo el Futuro y Sembrando Vida en los países hermanos de Guatemala, Honduras y El Salvador, se le estaría ofreciendo una opción digna a más de 330 mil personas en riesgo de migrar. Con esto, además de buscar soluciones, está demostrando que estos dos programas han sido un éxito en nuestro país, pues actualmente el primero cuenta con 30 mil jóvenes y el segundo con 80 mil sembradores.

 En suma, el presidente de México ha ido ganándose el respeto de todos, tanto al interior, como al exterior del país, pues ha demostrado que es un Jefe de Estado que pregona con el ejemplo y brinda soluciones más allá de los discursos edulcorados y la diplomacia. En cada oportunidad refrenda su promesa de poner primero a los pobres, y para nosotros, es un honor ser consecuentes con su proyecto.

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