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Desapariciones

por Rodrigo Chávez

 

Hace ya muchos, pero muchos años que el poeta del pueblo, José Alfredo Jiménez nos decía que: “No vale nada la vida, la vida no vale nada, empieza siempre llorando y así llorando se acaba” lo que nadie podía imaginar era que después de tantos años nos daríamos cuenta que, en el sentido más estricto de las palabras, la vida en México no vale nada, que la vida de miles de familias se acaba llorando y que el miedo nos consume como sociedad.

 

Como hemos mencionado reiteradamente en este espacio, la situación de violencia vivida en el país desde hace más de una década es preocupante, los niveles de asesinatos y crímenes incrementan día a día y las políticas de poco han servido. Pero esta vez nos vamos a centrar en un tema preocupante y que desde un punto personal considero aún peor que el asesinato, la desaparición. Para ahondar un poco en el tema es necesario establecer la diferencia entre una desaparición y un secuestro.

 

El secuestro se tipifica en las leyes mexicanas como “privación ilegal de la libertad” este delito tiene como eje rector el lucro con la vida de la persona que ha sido privada de su libertad o lo que conocemos comúnmente como “el rescate” es decir, es un delito en el que se desaparece por horas o días a una persona pero se tiene contacto con ella o sus captores, quienes negocian el precio de su libertad.

 

En el caso de la desaparición esto no es así, podemos diferenciar 2 grandes tipos de modalidades de este delito, la desaparición forzada que la ONU define como:  “el arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad que sean obra de agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o del ocultamiento de la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley.” Y la desaparición a secas que es una persona extraviada o perdida de quien no se tiene registro pero no existen indicios de que haya sido algún elemento de una Institución o algo parecido, es decir, el crimen rapta personas pero no con el fin de negociar con la familia.

 

una vez que hemos entendido las diferencias entre, secuestro, desaparición forzada y desaparición quisiera, que demos paso a la parte interactiva de esta columna, les pido a todos ustedes que a partir de este momento alisten en sus dispositivos cercanos la canción “desapariciones” de Rubén Blades.

https://www.youtube.com/watch?v=UMdZ_8N7BIw

 

¿listo? (puedes escuchar la canción completa y después continuar leyendo) la idea es que esa canción siga sonando durante el tiempo que estés leyendo esto.

 

 

 

 

 

 

 




 

El 8 de junio de 2018 la BBC sacaba una nota en la que el representante de la ONU en México nos daba a conocer, a raíz de la desaparición de 26 personas en Nuevo Laredo, que en México existen conocidos al menos 35,000 casos de desapariciones, el propio comisionado desconoce cuántas personas habrían sido desaparecidas por las autoridades mexicanas, las cifras del actual gobierno aún no están registradas pero podemos imaginar que no han disminuido.

 

Apenas 2 meses después nos enteramos de un trailer lleno de cadáveres que deambulaba en la zona metropolitana de Guadalajara, una cabina llena de cuerpos del sistema forense del estado, sin identificar, sin el trato adecuado, sin medidas mínimas de higiene, de dignidad ya ni hablamos, 150 cuerpos que pasaban de predio en predio sin la posibilidad de tener una investigación digna. Las preguntas en torno a estas 2 notas saltan, ¿alguna de esas 35,000 personas se encontraba en ese trailer?, ¿cómo es posible que el sistema forense esté saturado y tenga que hacerse este tipo de actos?

 

En este año el 30 de agosto, el presidente Andrés Manuel nos daba, por primera vez una cifra no maquillada acerca de las fosas clandestinas, 3024 fosas han sido encontradas a lo largo y ancho del territorio nacional, 4974 cuerpos se encontraban dentro de estas fosas, casi cinco mil personas habrían sido asesinadas y enterradas en lugares boscosos, caminos, veredas o terrenos baldíos, a la vista de una sociedad que pareciera indolente, apatica y desentendida,  de los casi 5000 apenas 200 fueron reconocidos en la fecha cercana a la noticia, ni siquiera la mitad de los asesinados pudieron ser reconocidos.

 

Pero es importante puntualizar que las fosas clandestinas, los cuerpos, los asesinados son dentro de lo más inmundo un poco humano, pensemos en las familias que buscan a alguien desaparecido, cada fosa es una oportunidad, pequeña, triste y bastante fría de encontrar a su familiar, de poder darle una despedida digna, de poder cerrar de manera simbólica su vida pero existe la parte aún más cruel y triste de este delito, la trata.


 

En julio de este mismo año la CNDH dio a conocer un informe acerca de la trata de personas, un delito donde se desaparece a la gente con fines comerciales, mano de obra esclavizada, prostitución o tráfico de drogas u órganos circundan este delito como propósitos principales. Entre 2012 y 2017 se identificaron 5245 víctimas de este delito siendo el 85% de las afectadas mujeres desaparecidas con fines de prostitución, Tlaxcala y Veracruz son 2 de los estados que más riesgo representan para su población, Tlaxcala es un paraíso de la trata, en ese estado el negocio de la explotación sexual es uno de los más redituables y Veracruz funge como puerto de entrada y salida de mujeres, las mujeres raptadas en México abandonan el país en la mayoría de casos por el puerto y también llegan ahí mujeres raptadas de centro américa. Las redes de trata no son exclusivas del crimen organizado, Lydia Cacho ha desarrollado este tema y desenmascarado a políticos, empresarios y hombres de gran calibre como socios de estas redes, investigación que casi le cuesta la vida (leer “los demonios del edén”). ¿Las instituciones sirven a la sociedad o sirven a intereses de quien tiene el poder o el dinero suficiente para hacer estos actos?

 

Hoy en día no se tiene un registro fidedigno de las personas desaparecidas en el país, 18 meses en el que el registro no se ha llevado a cabo y fallos en los censos anteriores imposibilitan saber cuántas personas faltan en nuestro país, no sabemos cuántas familias sufren la ausencia de uno de sus integrantes, cuantas madres, hermanos, abuelas, abuelos, lloran todos los días el no saber qué ha pasado con sus familiares.

 

Rousseau determina que la parte más fundamental del Estado es su población pues si no hay población no hay Nación y sin ella no hay Estado. Pero al Estado mexicano no había parecido importarle la gente, la población de México ha estado desapareciendo desde hace 13 años, han desaparecido miles de personas, el país se convirtió en un cementerio en el que es más fácil encontrar un cuerpo entre la maleza que una moneda de oro.

 

Y como dice la canción de Rubén Blades, 

“¿A dónde van los desaparecidos? Hay que buscarlos en el agua y en los matorrales

¿y por qué es que se desaparecen? porque no todos somos iguales 

¿y cuando vuelve el desaparecido? cada vez que los trae el pensamiento

¿cómo se le habla al desaparecido? … con la emoción apretando por dentro”

 

Me gustaría terminar esta columna diciendo algo alentador, con un halo de esperanza o una actitud positiva pero, honestamente no puedo.

 

EN MÉXICO LA VIDA NO VALE NADA, COMIENZA SIEMPRE LLORANDO Y ASÍ, LLORANDO SE ACABA. (aunque exista mucha gente ahí fuera aún respirando, su vida se acabó cuando alguien desapareció).

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