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Enredaderas mágicas

Por Beatriz Velázquez @bio_beatriz

Hace algunos años, durante mi época de jovencita loca, en una mañana de primavera mientras caminaba por las ceñidas calles del centro queretano, el color azul violáceo de una enredadera que trepaba un poste de luz de concreto, llamó de inmediato mi atención. La flor pentámera de pétalos fusionados, parecida a una campana azul con un centro de estrella que invitaba a pasar, se asemejaba a una “maravilla” pero salvaje y descuidada entre estructuras urbanas. Me obsesioné con aquella hermosa forma y mi curiosidad me llevó a buscar el nombre -real- de la planta. No fue hasta que me topé con el libro llamado: “Las plantas de los dioses” de Richard Evan Schultes y Albert Hoffman, que obtuve una respuesta sobre la identidad de esta belleza azul. Vaya casualidad, que en mis tiempos de experimentar todo y justo acababa de probar el LSD y había tenido experiencias psicodélicas interesantes, me venía enterando en el libro de estos señores, que el tlitliltzin, era ingerido en Oaxaca y en otras partes del sur de México, como uno de los principales alucinógenos, usados en la adivinación y en ceremonias rituales, así como con propósitos medicinales y mágico-religiosos. Los indígenas chinantecos, mazatecos y zapotecos, usan las semillas de Ipomoea violacea, para inducir un estado de embriaguez fuerte. En ese estado de embriaguez, en plena soledad, alejados de todo sonido, incluyendo el canto de los gallos y la risa de los niños, el curandero y el paciente practicaban la adivinación, en dicha práctica obtenían las respuestas sobre las enfermedades que padecían o se informaban sobre objetos perdidos. Además, Ipomoea violacea, que dicho sea de paso, “ipomoea” en latín significa -gusano- y “violacea”, hace referencia al color, por lo tanto, esta enredadera es un “gusano morado”, existe otra especie que de la misma manera que el tlitliltzin es usada con el mismo fin de obtener un estado alucinante: el olohliuqui, formalmente Turbina corymbosa, que también tiene la misma forma que la Ipomoea violacea (son de la misma familia), pero esta flor es blanca con algunos tonos rosados.

Volviendo a la experiencia lisérgica en mis cortos 19 años, antes de consumirlo, me embebí de información sobre la sustancia. Supe que era un compuesto sintético (es decir, elaborado por el humano en un laboratorio), y que estructuralmente se parecía a uno de los aminoácidos esenciales, los bloques que construyen las proteínas que necesitamos obtener de alimentos. Este aminoácido esencial que en forma se parece al LSD (dietilamida de ácido lisérgico): triptófano, es el precursor de las otras moléculas que producimos en el cerebro para ser feliz y mantener nuestra cordura en un mundo cruel y globalizado. Entonces, muy curioso que la molécula del LSD tenga efectos tan potentes sobre los sentidos.

¿Qué tiene que ver el LSD con las enredaderas mágicas? Las semillas tanto de Ipomoea violacea (tlitliltzin) y Turbina corymbosa (olohliuqui), contienen alcaloides como la amida de ácido lisérgico, conocida como “ergina” y el ácido lisérgico hidroxietilamida. Estos principios activos son 100 veces menos potentes que el LSD y sus dosis alucinógenas están entre los 2 y 5 mg. Ahora, yo sé que quieren saber la forma de ingesta porque son curiosos y eso es bueno, no obstante, siempre hay que informarse y ser muy cuidadosos. Las semillas tanto de Ipomoea violacea como de Turbina corymbosa, se muelen y se disuelven en agua, posteriormente se cuelan. ¿Cuántas?, como todo biólogo diría, depende la especie, de siete a trece semillas. En algunos poblados zapotecos, a las semillas negras se les conoce como -machos- y las semillas cafés se le conoce como -hembras-, las mujeres ingieren las semillas cafés y los hombres, las semillas negras. Éstas últimas son más potentes que las de color café. Téngase en cuenta, que el nombre de “olohliuqui”, puede hacer referencia indistintamente a cualquiera de las dos especies de enredadera, o incluso a otra diferente. Otras de las propiedades medicinales descritas para Ipomoea violacea, es que cura la sífilis y mitiga el dolor producido por los escalofríos, alivia la flatulencia y remueve tumores. Si se mezcla con un poco de resina, desvanece los escalofríos y ayuda a estimular articulaciones en casos de dislocaciones, también se le conocen usos en problemas pélvicos de la mujer. Algunas referencias antiguas en informes de misioneros españoles, mencionan que la gente se abstenía de decir en dónde crece para evitar que los españoles tuvieran conocimiento de ello. Otras descripciones mencionan que era de maravillarse por el uso adivinatorio que tenía la planta. En el ritual más conocido, la persona bebe de la mezcla de semillas y agua, dentro de un cuarto aislado, acompañado de un chaman y un niño. La persona bajo los efectos del brebaje, debe contarle sus penas al niño y este las analizará. Este ritual actualmente contiene elementos del cristianismo, algunos de los nombres de la planta “semilla de la Virgen” y “Hierba María”, muestran ese sincretismo entre lo pagano y lo cristiano, con el mensaje claro de que Ipomoea violacea y Turbina corymbosa son regalos de los dioses.

Mucho de lo que vemos ha estado ya aquí antes que nosotros, eso incluye a todo ser banquetero o trepador fotosintético. Muchas de las “malezas” (sugiriendo que una maleza una planta que coloniza despiadadamente otros espacios) con las que convivimos guardan secretos sobre relaciones más profundas que por ir distraídos en la pantalla negra a veces no percatamos. Cuando vean enredaderas, recuerden los gusanos verdes trepadores que pueden ser mágicos.

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