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Feminismo desde la periferia III- Tejiendo solidaridad entre mujeres (2° Encuentro feminista de la periferia)

Por Ankaret Alfaro

El domingo por la mañana, nos recibieron entre risas, gustosos saludos y conversaciones acaloradas con tamalitos y café en la Casa comunitaria Itzpapálotl. El llamado del 2° encuentro feminista de la periferia era a compartir saberes y pensares, la diversidad de ellos se miraba desde el cartel: mujeres artistas del barro, de la danza, cuentacuentos, mujeres que ejercen la autonomía alimentaria, herbolarias, tejedoras, fotógrafas y mujeres que llevaron sus productos ecológicos o ropa de segunda mano para la venta también.

El primer taller que tomé fue el que impartieron Mujeres de la Tierra, posterior a su cálida bienvenida, calentaron el comal y nos enseñaron a echar tortillas y tlacoyos, algunas echaban su tortilla a la perfección, a la primera, a otras se nos doblaba en el intento, pero al final comimos nuestras tortillas y tlacoyos de maíz azul super contentas con nuestro trabajo mientras conversábamos sobre la problemática del agua en Milpa Alta y lo importante que es organizarnos.

También asistí a las charlas de saberes ambientales y agroecología, y sobre extractivismo y patriarcado, ambas expositoras nos dejaron clara la importancia sobre la autonomía en los territorios. Después, una chica que estudió herbolaria nos enseñó a hacer ataditos de hierbas para sahumar, sanar y limpiar; todas estábamos atentas entre el olor envolvente de las plantas, mientras otras estaban aprendiendo de la danza africana y a usar un telar. Participé también en un taller de cuentacuentos, fue de lo más divertido al ver y escuchar lo hermoso que contaban sus cuentos, para después hacer un cuento colectivo.

@camaravioleta

Después me tocó a mi compartir un taller de escritura desde la periferia, que más allá de hablar de la actividad, quisiera mostrar el increíble resultado del escrito colectivo:

“Soy originaria de un pueblo con cultura ancestral donde predomina la convivencia entre pueblos cercanos, sin embargo es complicado conectar de verdad más allá y no sentirse extranjera en otros lados de la ciudad, pero identificarnos con la autosuficiencia y el cuidado podría ser un lugar para reconocernos como periferias en resistencia. Cuando las comunidades rompan con estos roles de género y promuevan una identidad consciente del territorio donde habitamos defendiéndolo, y que no existan edificios y selvas grises llenas de asfalto que recubren y matan la naturaleza, y tengamos conciencia de no permitir que nos lastimen y corrompan y tiren lo que somos o nos vulneren de alguna forma, otros paisajes serán posibles, otras formas de organización, de ser mujeres que habitamos un espacio dignamente.”

Y así, las compas de Xochimilco, Chalco, Tláhuac o Tulyehualco, compartimos entre risas, abrazos, actividades colectivas y quesadillas, lo que nos duele, lo que amamos y lo que deseamos que sea nuestra región a la que llaman periferia, por la que tenemos que luchar y defender del absurdo “progreso” gris, del despojo, defender nuestras agua, tierras y a las mujeres e infancias. Nos dimos cuenta de que cada vez somos más, y en eso andábamos, compartiendo y sembrando nuestro huertito de utopías, tejiendo solidaridad entre nosotras.

@camaravioleta

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