top of page

Las mujeres indígenas en la actividad pulquera de la ciudad de México en la Colonia, durante la primera mitad del siglo XVII

Por Ankaret Alfaro

“En la producción, comercialización e ingestión del pulque, la presencia femenina rivalizaba con la del hombre desde tiempos precolombinos.”[1] Las prácticas rituales, religiosas y los mitos durante la época prehispánica, dieron forma a la imagen divinizada del vínculo de las mujeres con la producción, comercialización y consumo del pulque, imagen que se vinculó de forma casi intacta al periodo colonial, obviando la intervención de las concepciones de la religión judeocristiana que la colonia trajo consigo.

 

En ese sentido, las pequeñas productoras y vendedoras de pulque fueron quienes comenzaron el gran florecimiento del mercado pulquero, para que después los españoles, al darse cuenta del gran negocio rentable que de alguna manera pasaba desapercibido, lograran ponerle impuestos poniendo de excusa el abuso que los indios comenzaron a tener en horas de trabajo, gracias a que ya no existían las reglas de consumo de los rituales religiosos que solían tener esta bebida como protagónica. De esta manera, se fue construyendo el gran monopolio del mercado pulquero vinculado a mujeres de la élite que sobrevivió incluso hasta el siglo XIX.

El pulque es considerado como bebida nacional, muy frecuentemente consumida en el área del altiplano central mexicano desde el periodo prehispánico. Es una bebida alcohólica que

se obtiene a partir del fermento del aguamiel, líquido extraído del corazón del maguey (Agave Salmiana), también conocido como maguey “pulquero”, esta planta formó parte esencial de la dicotomía agrícola básica junto con el maíz; eran los principales productos que satisfacían las necesidades de los pueblos de la región desde la época mesoamericana; el agave era aprovechado de manera total, el aguamiel era aprovechado virgen o fermentado como bebida, las fibras se utilizaban como alimento, las espinas de las pencas eran utilizadas como agujas, y las pencas como material de construcción y tejidos.

Antecedentes

El principal uso del pulque durante la época prehispánica en la región del altiplano mexicano fue ritual, usado en ceremonias religiosas, principalmente por los sacerdotes para obtener una mejor claridad en el momento de comunicación con sus dioses (razón por la que se le conoce también como “bebida de los dioses”). Ha sido representado en piedra desde el año 200 d.n.e, pero en los años 300 a.n.e aparece en códices como el Florentino, Borgia, Mendoza o Magliabechi, en el cual ya se relataba su uso ritual y ceremonial. En tiempos de los mexicas el pulque se llamaba iztac octli "el licor blanco" [2] El nombre cambió, porque cuando la bebida ya estaba fermentada, le llamaban “Octli poliuhqui” que significa “vino descompuesto”, entonces, los españoles al escuchar el nombre “alteraron el vocablo fundado así en el barbarismo pulque”  [3]

 

 Uso ritual del pulque

El pulque solía ser consumido sin restricciones, pero dentro de las celebraciones religiosas, pues fuera de ellas, sí había algunas rígidas restricciones (sobre todo los gobernantes, a los cuales se les restringía el consumo).

El pulque también está relacionado con sacrificios humanos, se le considera una bebida ritual-sacrificial; los sacerdotes bebían la “sangre del maguey” y los dioses la sangre de los hombres. “El licor, el intoxicante ritual, la bebida-medicina, el líquido sacrificial, el vino blanco, leche de Mayahuel, la legendaria madre nutricia de los mexicanos, el teometl, vino sagrado para los guerreros vencidos que se iban a inmolar, bebida de los valientes y los sabios”[4] En ese sentido, también tuvo relación con la fertilidad; “su hermana con el agua, el semen y la sangre.”[5]

El mito sobre el origen del pulque.

En realidad, existen diversos mitos relacionados al origen o descubrimiento del pulque, pero este trabajo lo voy a basar principalmente, en el de Mayahuel, la diosa nahua del maguey; su nombre significa 400 conejos haciendo alusión a las diversas variedades de efectos que produce el pulque en quien lo bebe. El relato cuenta que Ehécatl en su forma de viento, convenció a Mayahuel a ir a la tierra, en donde se convirtieron en árbol; la abuela, quien era guardiana de Mayahuel, se la da de comer a sus hermanas cuando la encuentra escondida en una rama, Ehécatl, entierra sus huesos, que son las astillas que sobran del árbol. “De estos huesos divinizados, restos de un acto de amor seguidos de un acto caníbal, sale una planta, el maguey de la tierra que es agua sagrada en medio del solar, fuente en el centro de la desolación terrestre” [6]

 

Es así, como se diviniza el maguey, pues se decía que su sangre saciaba la sed cuando el agua faltara, cosa que además de relacionarse con la agricultura de las religiones mesoamericanas, se relacionaba con la fertilidad. “De sus cuatrocientas tetas mana sin cesar la leche blanca del pulque, la nariguera en forma de luna creciente es su característica, y a veces lleva un bastón curvo en cuya punta se muestra un corazón arrancado, lo que acentúa su naturaleza sacrifical”[7] “En el complicado panteón azteca existió un personaje singular, la diosa del maguey, Mayahuél, a quien se considera como el maguey divinizado. El de Mayahuel es el caso de un personaje real, divinizado más tarde, pero que, una vez divinizado, fue abstraída hasta llegar a constituir un símbolo, el del maguey precisamente”

 

Mayahuel

[1] Soberón Arturo, “Indias, mulatas, mestizas y criollas en la industria pulquera del México colonial” en La diversidad del siglo XVIII novohispano: homenaje a Roberto Moreno de los Arcos, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 2000 pp. 36

[2] Sierra 2005 pp37

[3] Corcuera de Mancena, Sonia, El fraile, el indio y el pulque. México. FCE, 2da reimpresión 1997. Pp 20

[4] Lehmann en Artes de México no. 51

[5] “Exposicion temporal en Teotihuacán agua de las verdes matas -Aspectos culturales y creencias pdf

[6] Revista artes de México. El Maguey Número 51, 2000, pp 24

[7] Artes de México, 12

Martin del Campo en Oswaldo Gonclaves de Lima, 103 citado en •       Soberón Arturo, “Indias, mulatas, mestizas y criollas en la industria pulquera del México colonial” en La diversidad del siglo XVIII novohispano: homenaje a Roberto Moreno de los Arcos, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 2000

bottom of page