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Mujeres y el pulque 3

Por Ankaret Alfaro

Las Indias pulqueras.

Las mujeres comenzaron a encontrar los sitios ideales para la venta del pulque en los centros urbanos de la ciudad de México, la gran población que trabajaba en las diversas actividades de la ciudad solía acompañar sus comidas con el pulque que les vendían estas mujeres indias. Si se toma en consideración que a todo lo largo del periodo colonial la ciudad de México tuvo una población total promedio de entre 70 y 130 000 habitantes, y la mitad eran indígenas, sin mayor problema se puede inferir la demanda potencial de la bebida, lo que favorecía a las mujeres indígenas que solicitaban licencia para comercializar pulque en la ciudad. Más aún, la lenta pero segura recuperación de la población indígena a partir de 1630 -diezmada terriblemente en el siglo XVI por las epidemias y el trabajo forzado-, por un lado, y la incorporación de criollos, mestizos, mulatos y negros al consumo de pulque por el otro- reconociendo estos últimos de esa forma las cualidades de la bebida- significó para las indias pulqueras la ampliación de su mercado [16]

Las ganancias de estas mujeres que comercializaban el pulque eran realmente considerables, parece que la situación económica era realmente elevada a comparación del resto de las mujeres de la época. Por esta razón, las solicitudes para los permisos que otorgaba la corona para el comercio del pulque fueron bastantes durante el siglo XVII, y eran concedidos, a pesar de las restricciones respecto al consumo,- tal actitud se explica en parte por el cobro de 30 pesos al año que se aplicó a cada uno de los 100 o 150 permisos que las autoridades llegaron a conceder en el citado periodo[17]

De esta forma nacieron “las indias pulqueras”, quienes su presencia cotidiana fue protagónica en las poblaciones indígenas y también en las calles de la ciudad de México. Estas mujeres, también atendían expendios que nombraron “casas de pulque”, que para el siglo XVII, ya existían más de 200.

Así, en 1653, mujeres mestizas, mulatas y criollas ya se observaban también comerciando con la bebida al notar el alto nivel lucrativo que se obtenía de este comercio, pero estas mujeres poco a poco comenzaron a desplazar del negocio a las mujeres indias, quedando limitadas a la venta del pulque de mala calidad en únicamente plazas y mercados.

Otro tipo de vendedora de pulque en las calles se conocía como “cubera”, eran justo generalmente mujeres criollas, mestizas o españolas  “que vendían la bebida en pequeños tejadones conocidos como casas de pulque y tepacherías”[18] Se tuvo registro de incluso 850 negocios de cuberas que se asociaban directamente con las indias pulqueras.

 

Nació un nuevo término en la actividad pulquera gracias a la incorporación de otras castas, incorporación de hombres y del notable crecimiento del comercio pulquero; por un lado las mujeres con sus pequeños puestos que se ubicaban en pequeños barrios con actividades campesinas o sitios aún en construcción fueron sustituidos por las llamadas formalmente como “pulquerías” o establecimientos semifijos lo que comenzó la monopolización del comercio a gran escala del pulque -blanco- y de buena calidad; estos centros permitían grandes conglomeraciones de gente que consumía el pulque “para albergar en su interior hasta 500 o más individuos, cómodamente instalados en bancas y mesas en las que podían departir indistintamente hombres y mujeres[19] En estas pulquerías, se comenzaron a ofrecer otro tipo de productos y servicios a sus consumidores para lograr atraer clientela y promover la ingestión de la bebida. (las botanas que se siguen ofreciendo en las pulquerías actuales como comida picante, música en vivo, bailes, además de atraer clientela masculina a través de la atención de mujeres atractivas -usualmente mulatas- utilizando su sexualidad). El éxito de esta última medida fue tal que su práctica se extendió hasta avanzado el siglo XIX.[20]

 

“Asimismo, con la incorporación de mestizos, mulatos y españoles, la actividad pulquera mostró un crecimiento sostenido entre finales del siglo XVII y principios del XVIII”[21] Lo anterior debido que por obvias razones no se encontraron con los mismos obstáculos que los indígenas, como en tiempos del virrey Velazco y sus restricciones respecto a la actividad pulquera, aunque esto no impidió que también existieran otro tipo de “límites”, por ejemplo, se comenzaron a aplicar impuestos que en 1633 empezaron a cobrarse a los indígenas que transportaban su pulque hasta la ciudad de México, por parte de los alcaldes mayores. ”Así como también al establecer la renta del pulque en 1668 con el propósito de incrementar el tesoro real. (Para el siglo XVIII se tenía grandes expectativas económicas en la Nueva España).

Ejemplos de mujeres destacadas en el mercado pulquero.

“Desde 1776, por ejemplo, se registra la presencia de la Marquesa de Salvatierra y la marquesa de Valle Ameno como poseedoras de pulquerías en la ciudad de México. En ese año ambos personajes se sumaron a una representación que los dueños de las pulquerías de la ciudad hicieron llegar ante el virrey Bucareli en la que le solicitaron no se procediese al cierre de dichos expendios con motivo de los excesos que en ellos se producían durante los días festivos.[22] El consumo de pulque fino a gran escala era controlado comúnmente por mujeres criollas en su mayoría. Un ejemplo de estas mujeres reconocidas fueron la hija y las nietas del conde de Xala, que manejaban las propiedades del negocio de su padre, quien era uno de los más grandes empresarios pulqueros de la colonia. Su hija Josefa Rodríguez de Pedroso fue dueña de las haciendas de santa Rita del Sauz, San José, San miguel Ometusco, San Juan Amaninalco, y de las pulquerías “Pelos” y “Altunas”. Su nieta  -del conde Xala- fue dueña de la famosa pulquería ”Ranas”.

 

Conclusión

A mediados del S XVII la constante expansión y el auge del mercado pulquero trajo como consecuencia el desplazamiento de mujeres indígenas quienes en algún principio habían sido autorizadas para la producción, venta y distribución de pulque en los grandes centros urbanos de la ciudad de México, gracias a la aparición del monopolio del mercado pulquero con sus puestos fijos, o pulquerías y la incorporación de mujeres criollas, mestizas, mulatas y hombres a la venta de la bebida. “Estas nuevas vendedoras nunca pudieron competir con las pulquerías, pero significaron una alternativa de acceso a la bebida para todos aquellos que no tenían una pulquería grande a su alcance o no contaban con los medios para consumir diariamente pulque fino, como el que se solía vender en estos establecimientos.”[23] “De hecho puede afirmarse que la vieja costumbre de acompañar los diarios alimentos con uno o varios jarros de pulque quedo en manos de esta nuevas vendedoras, mientras que el deleite de la buena bebida, acompañada si libación con los placeres de la socialización se reservó para las grandes pulquerías.”[24] Lo anterior da pie a la continuidad que tuvo la actividad pulquera por parte de mujeres de la élite novohispana arrastrando una tradición desde tiempos precolombinos teniendo y administrando bienes pulqueros, y eso siguió incluso hasta el siglo XIX .

[16] •           Soberón Arturo, “Indias, mulatas, mestizas y criollas en la industria pulquera del México colonial” en La diversidad del siglo XVIII novohispano: homenaje a Roberto Moreno de los Arcos, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 2000 pp42

[17] AGN, Tierras, v. 2829, exp. 3. Citado en • Soberón Arturo, “Indias, mulatas, mestizas y criollas en la industria pulquera del México colonial” en La diversidad del siglo XVIII novohispano: homenaje a Roberto Moreno de los Arcos, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 2000

 [18] Soberón Arturo, “Indias, mulatas, mestizas y criollas en la industria pulquera del México colonial” en La diversidad del siglo XVIII novohispano: homenaje a Roberto Moreno de los Arcos, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 2000 pp 49

[19] “Informe sobre pulquerías y tabernas”, boletín del archivo general de la nación, (18)2, 1947, pp. 208 citado en  Soberón Arturo, “Indias, mulatas, mestizas y criollas en la industria pulquera del México colonial” en La diversidad del siglo XVIII novohispano: homenaje a Roberto Moreno de los Arcos, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 2000

[20] Manuel Payno, “Memorias sobre el maguey mexicano y sus diversos productos”, Boletin de la sociedad mexicana de geografía y estadística, la. Época, México, imprenta de Vicente García torres, 1863, t. x. pp. 491. También Guillermo Prieto, Memorias de mis tiempos, México, Porrúa 1985, pp 45

[21]Soberón Arturo, “Indias, mulatas, mestizas y criollas en la industria pulquera del México colonial” en La diversidad del siglo XVIII novohispano: homenaje a Roberto Moreno de los Arcos, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 2000 Pp. 44

[22] Soberón Arturo, “Indias, mulatas, mestizas y criollas en la industria pulquera del México colonial” en La diversidad del siglo XVIII novohispano: homenaje a Roberto Moreno de los Arcos, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 2000Pp. 46

[23] Ibid. pp48

[24] Ibid pp.48

Bibliografía:

  • “El licor, el intoxicante ritual, la bebida-medicina, el líquido sacrificial, el vino blanco, leche de Mayahuel…” en Walter Lehman en Artes de México, No. 51

  • Artes de México, 12

  • Corcuera de Mancena, Sonia, El fraile, el indio y el pulque. México. FCE, 2da reimpresión 1997.

  • Fray Bernadino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, México, edición facsímil, Archivo General de la Nación 1979, libro 1, capitulo 16

  • Fray Juan de Torquemada. Monarquía indiana, t.1

  • Lehmann en Artes de México no. 51

  • Manuel Payno “memorias sobre el maguey mexicano y sus diversos productos”, boletín de la sociedad mexicana de geografía y estadística, la. Época, mexico, imprenta de Vicente García Torres, 1863

  • Ordenanza de don Luis de Velazco, 1608. AGN, indios, v.17, exp 1,d

  • Revista de artes de México. El Maguey número 51, 2000

  • Rodríguez Rodolfo. La representación popular del maguey y el pulque en las artes Escuela nacional de antropología e historia CDMX 2007

  • Soberón Arturo, “Indias, mulatas, mestizas y criollas en la industria pulquera del México colonial” en La diversidad del siglo XVIII novohispano: homenaje a Roberto Moreno de los Arcos, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 2000

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