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Alsea, empresa asesina

Ángel Estrada

México está por entrar a una etapa más complicada respecto a la pandemia del CoVID—19; el número de contagios crece cada vez más respecto al día anterior. Por ejemplo: el viernes 20/03 había 203 casos confirmados; para el sábado 21 de marzo, los casos confirmados eran 251, es decir, 48 nuevos casos en 24 horas.

Esta tendencia crecerá, y ante ello tendrán que tomarse medidas más fuertes para hacerle frente al problema. La mayoría de las escuelas —públicas y privadas— de todos los niveles ya han suspendido labores y convocado a la toma de clases a través de internet, con el fin de evitar la propagación del virus entre las comunidades de académicos y estudiantes. Aquella fue una decisión sensata y rápida.

En el caso de los centros de trabajo, se ha llamado a que las empresas que así puedan, establezcan el «home office» como una alternativa para evitar la aglomeración de personal en espacios pequeños y cerrados, donde la propagación podría ser más sencilla. Por supuesto, ello implica que los trabajadores podrán gozar de su salario. Pero hay empresas que están dedicadas a la venta de productos varios, o a la operación de restaurantes, y parar en seco sus labores implicaría no producir y no ver ganancias sustanciales, por lo que podría ser que su decisión respecto a sus trabajadores sea más complicada.

Ha causado polémica el actuar de una empresa en particular, llamada Alsea, de origen mexicano, que opera restaurantes de marcas globales como Starbucks o Chili's. Trascendió la noticia de que Alsea otorgaba a sus trabajadores la posibilidad ausentarse voluntariamente por 30 días, sin goce de sueldo, lo cual ha generado una discusión bastante fuerte respecto a esta medida. Y no es para menos: dicha propuesta cae en lo ridículo y se burla de la situación tan precaria de miles de trabajadores del país.

Alsea está ignorando la desigualdad socioeconómica que existe entre quienes llevan las riendas de la empresa y quienes trabajan para ella. Y aunque todos tenemos un enorme reto frente al CoVID—19, no es el mismo reto el que tienen los empresarios, capaces de recibir atención de primer nivel en los mejores hospitales del país (y del mundo), al que tiene la clase trabajadora, quienes reciben sueldos de hambre, que apenas alcanzarían para cubrir la atención médica ofertada en los precarios hospitales públicos del país.

Que Alsea esté apelando a que, en medio de la pandemia, sus trabajadores asistan a los centros de trabajo y tengan contacto directo con un importante número de personas es miserable, por decir lo menos. Ello pone en evidencia una vez más (de hecho, es una obviedad dentro del sistema económico neoliberal), que a empresas como esta no le importan sus trabajadores; son sustituibles, son desechables. Lo realmente importante para ellas es mantener las ganancias a toda costa, aunque estas sean marginales, y que el flujo de dinero —que va a fluir en menor medida por la reducción del consumo— siga llenando sus bolsillos.

¿Por qué Alsea plantea a sus trabajadores la opción de aislarse por 30 días para evitar contagios, pero sin que éstos puedan gozar de su sueldo? Legalmente, las empresas están obligadas a otorgar el salario que le corresponde a sus trabajadores en contingencias, como el CoVID—19, cuando el gobierno federal decreta que estás deben cerrar por una cuarentena obligatoria. Es decir, la postura de Alsea no es incorrecta ante la ley, porque el gobierno no ha implementado dicha política. Sin embargo, ¿qué va a pasar si el gobierno federal decreta esta cuarentena obligatoria muy tarde, cuando ya la situación es más crítica y los contagios han crecido de manera exponencial? ¿Qué puede pasar con sus trabajadores? Eventualmente, podrían contagiarse a) por el lento accionar del gobierno, y b) por la poca consideración previa de la empresa con sus asalariados.

Una empresa como esta posee un poder económico bestial, con la capacidad de tomar medidas financieras para protegerse contra eventuales pérdidas económicas, sin la necesidad de poner en una situación vulnerable a los trabajadores. ¿Por qué no lo hace desde ahora? ¿Por qué exponer la vida de quienes arrendan su mano de obra?

Leía por ahí un comentario que señalaba que "a Alsea no le conviene pagar treinta días de salario a sus empleados", y que "lo haría cuando el gobierno declare que las empresas deben cerrar". Y regreso al punto de arriba: ¿por qué esperar a que el gobierno actúe, sin la certeza de que lo hará a tiempo?

Es criminal, burda y egoísta la posición de esta empresa. Está atentando contra la vida e integridad ya no sólo de sus empleados, sino también de sus familias. Si un empleado accede a esta opción, porque decide que quiere aislarse para proteger a los suyos —entre quienes quizá existe población más vulnerable al virus— tendrá que buscar la manera de conseguir ingresos suficientes para sobrevivir un mes porque su empleador no le otorgará un salario: ¿qué carajos va a hacer en una situación donde no puede salir a la calle, donde las ofertas de trabajo van a escasear y donde tendría que dejar de cumplir su propósito fundamental, que era cuidar de sus seres queridos, para salir y regresar con dinero?

"Alsea tomó la durísima decisión de poner sus intereses económicos por encima de los derechos y el bienestar de sus trabajadores". Leí por ahí, y nada podría definirlo mejor. Parece que «inhumano» se queda corto como calificativo.

 

Las condenas establecidas por Alsea a sus empleados (porque este modelo económico también le otorgó a las empresas el papel de jueces) son: 1. Que en el ejercicio de sus funciones contraigan el virus por estar obligados a trabajar en espacios donde la propagación está a la orden del día, exponer su vida, y por ende, la de la población en general. 2. Que su de por sí marginal situación económica se agrave, que vivan aislados un mes como Dios les dé a entender, rascando de donde puedan para poder comer o cubrir sus necesidades básicas.

¿No es, acaso, homicida esta postura?

Las diferentes empresas de este ramo (tiendas, restaurantes) deben asumir una posición socialmente responsable y ética ante esta crisis; permitir que sus asalariados se ausenten antes del período más severo de la contingencia (que está por llegar), y que en esta ausencia gocen del salario establecido en el contrato.

 

Se los juro, no por ello habrán de quebrar.

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