top of page

El infierno

Por Rodrigo Chávez

 

“-nos vamos a ir al infierno mi coshi…

-no sé si ya te diste cuenta mi Benny pero este es el mismísimo infierno”.

Esta es una de las frases más célebres de la película titulada el infierno del director Luis Estrada en la que retrata la violencia que se vivía en el país en el 2010.

La crítica que hace durante toda la película Luis Estrada es magistral y la frase citada es sin duda una de las más fuertes y reveladoras de la misma pero, como Dante nos mostró en su momento, el infierno también se separa y no es la misma tortura para todos los que están condenados, las diferencias de clase, de sexo o de casi cualquier cosa nos distinguen y nos hacen más o menos llevadero el paso por el infierno pero en el séptimo círculo de este, nuestro infierno, se encuentran las personas que por desgracia han tenido que dejar atrás su vida para perseguir lo que desde tiempos muy remotos se denominó “el sueño americano”, aquellos que sin muchas opciones tienen que cruzar por México son los verdaderamente condenados al averno.

 

México es esa extensión de tierra que en algún momento por 1521 los vencedores decidieron delimitar y darle nombre, un poco más tarde en 1821 cuando los entonces oprimidos lograron desprenderse del yugo decidieron cambiarle el nombre pero no tuvieron la más mínima intención de romper con la idea de que ese pedazo de tierra era para ellos y así, envueltos en la lógica heredada desde 1521 escribimos un himno en el que juramos atacar a todo aquel extranjero que ose poner un pie en lo que nos han dicho que es nuestro y algo así se dijo el año pasado en octubre por parte de la recién creada guardia nacional antes de arrestar a una caravana migrante y detener su avance por el país.

 

Hace apenas 2 días la historia se repitió y una vez más los afectados son los más desprotegidos, los que nada deben y tratando de buscar una mejor oportunidad para ellos y sus familia se ven obligados a cruzar por México. Chiapas es el punto de entrada para los hermanos de centroamérica y se convirtió hace 2 días en el campo de batalla en el que a guardia nacional nos demostró su parte más violenta y represora hasta el momento. Como ya es costumbre los opinólogos de la 4T no titubearon en defender las acciones realizadas en el estado sureño, uno de los que más desesperadamente trató de argumentar a favor de los sucedido fue Abraham Mendieta quien pareciera tener una postura sensata al decir que: “es necesario regular a los migrantes para evitar que se enfrenten a los peligros del crimen organizado o dejarlos desprotegidos”

Pero a pesar de su intento argumentativo el problema no está como tal en la intención sino en la ejecución. “Regular la migración” es uno de esos conceptos prestados a interpretación y puede (como hace Abraham) ayudar a justificar violaciones graves a los derechos humanos y a los estatutos internacionales, por otro lado me parece que la persona con la actitud más clara y contundente es  Porfirio Muñoz Ledo quien no duda en juzgar los hechos como una salvaje agresión y vandalismo.

 

La contraparte política está completamente desaparecida de los temas sustanciales y llevan desde el lunes hablando de una de las tantas trampas discursivas que utiliza Andrés en sus mañaneras. Y así entre los que desesperadamente intentan mantener intacta la legitimidad de la guardia nacional y los que que tan creativamente llevan días enteros hablando de un tema irrelevante los migrantes fueron rociados con gas lacrimógeno, golpeados con escudos y sometidos físicamente.
 

Es irónico y desesperante que en el siglo XXI en el que la característica principal es la interconectividad y la desaparición de las fronteras en lo económico y lo mercantil sigamos forzando a los desplazados de los países más pobres del mundo a morir intentando conseguir una vida mejor o peor aún decidamos quienes son dignos y quienes no.

 

Los conceptos como “patria, Estado o Nación” son cada vez más tenues y más diluidos en las sociedades contemporáneas pero con el avance del libre mercado y los tratados internacionales surgen siempre posiciones de miedo e incertidumbre que llevan a algunas personas a desempolvar discursos lamentables y que deberían estar superados para siempre, tal es caso de la superioridad racial en algunos países de Europa, la supremacía blanca en Estados Unidos y el nacionalismo en México. El odio irracional de las personas surge de su miedo a lo desconocido y a su desentendimiento de los problemas lejanos a ellos, es común escuchar en las pláticas en la calle “que se regresen a sus países, van a quitarnos nuestros empleos, es que los centroamericanos son todos unos maleantes” y muchos otros comentarios, curiosamente esas platicas podemos escucharlas en la ciudad de México en donde los extranjeros, en su mayoría europeos o norteamericanos vienen de visita, a hacer negocios o incluso a vivir, algunos incluso de manera ilegal, pero esos extranjeros no incomodan, ellos no vienen a quitarnos los trabajos ni deberían volver a su país, ellos están bien, los que deberían irse son los pobres, los que no entran al país por avión sino caminando Hombro a hombro con otros que comparten sueño con ellos. Aquí es donde me gustaría preguntarle a los “nacionalistas” ¿De verdad sacamos a todos los extranjeros o sólo a aquellos que se ven como nosotros y que hablan nuestro idioma?, ¿sacamos a los que nos ven como un lugar de esparcimiento o solo a los que se ven obligados a migrar como nuestros compatriotas?, ¿cuál es la diferencia entre justificar la violencia en la frontera sur y el discurso de Trump en el norte?

 

La migración está considerada como un derecho humano y eso es algo que está plasmado en nuestra constitución, ¿regularla es malo? NO, por supuesto que no, el Estado debe saber cuantas personas se encuentran en condición de vulnerabilidad por cuestión migratoria pero no existe un solo argumento que pueda justificar la violación al derecho constitucional e internacional ni mucho menos el atropello de los derechos humanos en Chiapas

Los migrantes no ven a México como un paraíso por el cual podrían dar su vida para conseguir una residencia, por el contrario, México es el paso más difícil para la migración pues se lucha no solo contra las autoridades sino contra los prejuicios sociales que trae ser migrante, el miedo y la posibilidad latente de ser reclutado y obligado para trabajar para alguna organización criminal, terminar ejecutado por las fuerzas del Estado en algún terreno baldío, de ser violada o terminar secuestrada para las redes de trata que operan entre Puebla, Tlaxcala y Veracruz y muchos otros riesgos geográficos y biológicos, los migrantes de centroamérica no quieren nuestros trabajos quieren poder ingresar y tratar de cruzar a Estados Unidos y descubrieron que emigrar en grupo es la forma menos dura de intentarlo, ¿no es acaso el derribo de las fronteras y el acceso universal al territorio humano en busca de mejores oportunidades uno de los más ambiciosos y claros objetivos de la izquierda?

 

No temamos a quienes, como nosotros, intentan hacer esfuerzos sobre humanos por sobrevivir y si pasar por el infierno que es México es necesario para conseguir una vida digna creo que lo más sensato que podemos hacer es cuidar lo más posible el orden de los derechos humanos y la dignidad de quienes emprenden el viaje, apoyar en medida de las posibilidades a aminorar el hambre, el sol o las complicaciones humanas y jamás en la vida ir en contra de quienes no tienen más opción.

 

A la gente de izquierda, no olvidemos que traicionar nuestras ideas es el primer paso a la tiranía y la adhesión ideológica va primero con nuestros hermanos más desprotegidos y luego con el Estado y el poder

 

A la gente de derecha, dejen de comerse las trampas discursivas, urge una oposición sustancial.

 

Y a todos en general, no existe nada más ruin que despreciar a alguien solo por no haber nacido dentro de la misma línea imaginaria que nosotros, ¡ABAJO LAS BANDERAS Y LAS FRONTERAS!, el mundo es de todos.

bottom of page