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Deuda histórica

Por Rodrigo Chávez

México es, por desgracia, uno de los peores países para ejercer el periodismo, no solamente por los peligros de investigar algo relacionado a los grupos criminales sino por encontrar los lazos que demuestran lo peor que hay en el país, los políticos corruptos. Aún encontrando y demostrando la veracidad de la investigación uno tendría que enfrentarse a un poder judicial cómplice de los actos delictivos que con mucha probabilidad filtraran la información personal del periodista a los que ostentan el poder, político o de facto y en caso de que seas asesinadx nada ocurrirá.

El problema de la impunidad y la corrosión de la vida política y jurídica en México es una historia sin fin, pero hoy tenemos que hablar en específico de Lydia Cacho y el caso de Los demonios del Edén.

Lydia Cacho es una periodista e investigadora de la trata de mujeres y de niñes, en el año 2005 la periodista publicó su libro Los demonios del edén  en el que destapa a la luz pública una red internacional de pedofilia que operaba en México y en cuyas destacadas personalidades podíamos encontrar al hotelero Succar Kuri, Kamel Nacif y Mario Marín, este útimo gobernador de Puebla por el PRI en ese entonces.

Lydia señala en el libro a Kuri como el articulador de la red de pedofilia y demuestra como es que opera el turismo pedofilo en el estado de Quintana Roo, señala que los nexos con Nacif y Marín son innegables no solo por las constantes visitas de ambos a los complejos hoteleros de Kuri sino por la relación tan estrecha. Cacho intuye que dicha complicidad es imposible de alcanzar sin darse cuenta de lo que está ocurriendo y no estaba equivocada en realidad.

En diciembre de 2005 la Procuraduria de Puebla emitió una orden de aprehensión contra la periodista por los delitos de “difamación”. La orden no tenía como quejoso directamente al gobernador aunque las líneas de complicidad de Marín eran más que evidentes, dos patrullas de la policía poblana salieron del estado hacía Quintana Roo para hacer la detención de manera personal, Matín habría designado para este trabajo a sus elementos más brutales, Lydia fue privada de la libertad con inconsistencias claras en el proceso y con un único propósito, ejercer sobre ella terrorismo psicológico.

Después de la liberación de Lydia por la presión ejercida por las organizaciones sociales y las colectivas dedicadas a la defensa de las víctimas de trata, pudimos escuchar, en los primeros días de 2006, una llamada entre Nacif y Marín en la que el gobernador admite haber orquestado la detención y tortura de Lydia. Sin embargo para la Procuraduría de la republica del periodo de Vicente Fox no fue suficiente con una declaración expresa para detener a Marín, aún en funciones, ni para iniciar proceso contra él.

Hoy, a 16 años del proceso de tortura y la violencia sufrida por Lydia solo hay un sentenciado de la red de pedofilia y la tortura que emanó de la investigación, el sentenciado es el hotelero Kuri, quien purga condena por 113 años, sin embargo el día de ayer las autoridades de la fiscalia General de la Republica detuvieron en Acapulco, Guerrero a Mario Marín. Parece que después de década y media las investigaciones de la Fiscalía comienzan a funcionar. Pero es importante no perder el alcance y la urgencia, pese a los años, de este caso.

En la misma llamada de Nacif y Marín, el empresario dice que como premio por la tortura a Lydia le enviará una “botella de cognac de 13” y lo repite, “es una de 13 pero a ¿dónde te la mando? ¿a casa Puebla?” Marín responde que prefiere otro lugar “para chingármela”. Nacif responde que de “chingarsela” mejor le envía dos, la alusión a las niñas en esa llamada-transacción es más que evidente, Nacif iba a enviarle al gobernador a una niña secuestrada para que este la violara en la casa de gobierno del estado de Puebla.

El turismo sexual y más específico el turismo pedófilo es uno de los problemas más graves y más invisibilizados del país, nos gusta presumirle al mundo que nuestros ingresos turísticos son casi inconmensurables y que con él las comunidades se ven beneficiadas, además de ser una de las 5 actividades económicas más fuertes del país. Lo que no nos gusta, si quiera voltear a ver, es que en lugares como Acapulco o Cancún lxs niñes son vendides para ser violadxs por hombres extranjeros y nacionales, no nos gusta creer que la desaparición de menores de edad en los estados más turísticos del país tiene que ver con la proliferación de puteros en los mismos lugares.

Es imposible, como lo dice Oswaldo Zavala, hablando de narcotráfico, que operaciones tan complejas y coordinadas ocurran sin que el Estado tenga conocimiento o participación en ello, simplemente es ridículo creer que el incremento de desaparición de menores no sea un foco rojo que ponga a las autoridades con los pelos de punta o que los lugares en donde abiertamente se prostituye a mujeres y niñxs cumplan con las inspecciones y licitaciones necesarias para operar. El Estado es y ha sido cómplice y actor principal en las redes de trata de menores, es por esto que cuando se habla de problemas sociales en los estados turísticos no se toca ni por equivocación la explotación sexual.

Aún con la llegada de la 4T, el Estado ha sido convenientemente omiso en poner la atención ante estas problemáticas, incluido el caso de Lydia Cacho, pues a pesar de la disculpa pública emitida en Enero de 2019 no se ha avanzado lo suficiente en el esclarecimiento del caso de tortura ni de la red de pedofilia, incluso en julio de ese mismo año un par de sicarios irrumpieron en casa de Lydia, esto la llevó a solicitar refugio político en otro país, Lydia presentó pruebas de quienes fueron los que entraron a su hogar pero la Fiscalia de Gertz Manero no ha puesto el mínimo interés en desahogar este caso, así es como después de las disculpas, las 5 disculpas del estado mexicano a Lydia se le vuelve a dar la espalda.

No me mal entienda estimade lectora o lector, la detención de Marín parece encender una vela en el caso de los demonios del edén y un mínimo resquicio de justicia a las niñas violadas por este sujeto a comienzos del siglo pero el caso debe pasar aún por una fiscalía inoperante y profundamente mediocre que ya ha dejado en libertad a Salvador Cienfuegos, una fiscalía que ya ha fallado antes y ante la deuda histórica de justicia para las víctimas de las redes de trata debemos estar atentos, el ciudadano Mario Marín, al igual que el empresario Kamel Nacif son pedofilos que deben estar en la cárcel, las víctimas merecen una reparación de los daños y Lydia Cacho debería, por un mínimo de dignidad por parte del Estado, poder vivir en su país y ejercer el periodismo sin miedo a ser ejecutada por algún empresario o funcionario.

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