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¿Mantenimiento o construcción?

Por Rodrigo Chávez

Con respeto y empatía a las víctimas y familiares que vivieron en primera persona la tragedia.

El pasado martes la tragedia cubrió de incertidumbre y dolor a la ciudad de México, en especial a una de las zonas más olvidadas y menospreciadas de la ciudad, Tláhuac. La línea 12 del metro de la ciudad de México, la más moderna, la más tecnológica y la más reciente vuelve a estar en el ojo del huracán, como desde sus inicios, por problemas que esta vez costaron vidas humanas, vidas de las y los trabajadores que volvían a casa, vidas de gente inocente que se perdieron por el desplome de una ballena de concreto que hizo que el metro cayera.​

Las especulaciones sobre el suceso no se hicieron esperar y la mayoría encuentra como un punto común que le hace falta <mantenimiento> al metro, algo que a grandes rasgos es cierto, el metro de la CDMX ha tenido poca atención en mantener sus trenes, instalaciones, vías y demás en buen estado pero, ¿es el mantenimiento el causante del desplome de la ballena? Honestamente me parece poco verosímil que la falta de mantenimiento venciera una estructura recién certificada y reconstruida en 2018, apenas 3 años han pasado desde la última rehabilitación en la línea dorada, la falta de mantenimiento debería afectar a las líneas más antiguas y no a las que se inauguraron o re inauguraron hace apenas 3 años.

La reciente falta de mantenimiento no pudo provocar un desgaste tan pronto y un resultado tan lamentable sino hubiera detrás de eso algo aún más grave y atroz, en 2012 Marcelo Ebrard entregaba como legado de su paso por la jefatura de gobierno el proyecto de la línea dorada que comunicaba a Tláhuac con  Mixcoac, poniendo fin a décadas de carencia en materia de movilidad para la zona, al fin la gente de las zonas más alejadas de la ciudad podrían acceder fácil, rápido y cómodamente a otras zonas lo que se podría producir en mejores ingresos, menos tiempos de traslados y un sinfín de ventajas, sin embargo a pocos meses de su inauguración la línea 12 del metro tuvo que ser cerradas por fallas de diseño en las curvas que hacían peligrar la vida de las personas, Ebrard sostuvo que la línea no se entregó antes de tiempo y que todo estaba en orden, unos meses después de arreglar lo de los trenes se descubrió un desgaste inusual en los rieles por falta de mantenimiento, todo esto ya en el sexenio del hoy senador Miguel Ángel Mancera, el metro pasaría otros 3 años trabajando a medias en lo que se corregían, según Mancera los errores.

En el 2015 Mancera re-inaugura el servicio completo con la certificación de al menos dos empresas extranjeras que avalan su uso y los trabajos realizados, sin embargo apenas dos años después con el sismo de 2017 nuevamente el servicio se vio suspendido y se volvió a rehabilitar el tramo de la estación olivos a Tláhuac siendo entregado en 2018, nuevamente contando con certificaciones internacionales, esta última ocasión se añadieron refuerzos en columnas y estructuras metálicas para reforzar las ballenas de las vías.

Todo eso nos lleva a preguntarnos, ¿cómo pudo ocurrir el derrumbe de la vía que fue rehabilitada tantas veces y certificada por empresas distintas en años distintos?, la falta de mantenimiento no desgasta tan rápido y en realidad sería poco o casi innecesario un mantenimiento tan profundo y tan exhaustivo a una obra certificada dos veces hace apenas 3 años.

La versión de quienes no quieren o no pueden analizar a fondo el suceso es francamente ridícula, prefieren hablar de un sabotaje antes que hablar del elefante en la habitación… La corrupción, el hoy canciller mexicano y el suspiro de los moderados y la derecha para ocupar la silla en 2024 tiene mucho que explicar sobre la línea 12, tanto que una vez terminando su sexenio decidió refugiarse en Francia antes de seguir recibiendo cuestionamientos sobre su obra maestra, ahora bien, no solo es culpa de Ebrard, Mancera tuvo la oportunidad y en teoría rescato la obra sin embargo ya vimos que no fue así, la línea no termina ahí, grupo carso y riobóo fueron las empresas constructoras de la línea dorada y sobre todo, hay al menos 4 certificadoras internacionales a quienes voltear a ver.

Ebrard entregó una obra deficiente, mal hecha y poco funcional que fue construida por carso y riobóo con materiales que hoy sabemos fueron de baja calidad o con estándares poco claros, esto es algo desgraciadamente común en las construcciones de empresas grandes, se usan materiales más baratos para producir algún tipo de excedente del presupuesto que pueda embolsarse fácilmente, además por supuesto del sobreprecio que se ejerció en el cual puede circular el dinero entre funcionarios y empresarios sin problemas, es como se dice cuando se habla de crimen, una forma de <lavar dinero>.

Mancera “rehabilitó” en dos ocasiones la línea trayendo consigo a certificadoras alemanas y españolas que o bien no hicieron el trabajo de certificación o el día de hoy se ocultan y niegan la certificación. Estas certificaciones tienen costos millonarios en ellas se analizan los detalles y pormenores de la construcción, pudiendo corregir el desastre que la línea 12 representó en su momento se optó por seguir la cadena de corrupción y simulación por parte del hoy senador y las constructoras y certificadoras, nuevamente el lavado de dinero desde el Estado se presenta.

Por último, sería oportuno señalar a la directora general del metro en este sexenio, Florencia Serranía quién no inició trabajos de reconocimiento del sistema al ingresar al puesto, confió ciegamente en lo entregado por la administración anterior y no supo o no pudo romper la cadena de corrupción, porque sí, omitir es ser cómplices de los fallos.

Como usuarios es fácil fincar la responsabilidad a la <falta de mantenimiento> del metro, sin embargo este es un terreno fangoso y sin salida pues la administración actual y las pasadas justifican el mantenimiento arreglando escaleras eléctricas, comprando trenes, cambiando rieles o simplemente pintando estaciones, Mancera por ejemplo, justificó el mantenimiento poniendo terminales para tarjetas de transporte en todas las líneas y pese a que es ridículo es parte del mantenimiento, Sheinbaum puede hacer lo mismo justificando pintura a estaciones y trenes, limpieza de vías y remodelación de estaciones, cosas que sí se han hecho, por eso en estos casos es importante superar la simpleza cautivadora de que es algo común y sencillo, la corrupción es un monstruo de mil cabezas y un millón de pies.

El sensible fallecimiento de más de 30 personas debe terminar con los implicados en la cárcel, tanto del gobierno como de la industria privada, se hincharon los bolsillos con las necesidades de las personas que pagaron con sus vidas sus negocios turbios.

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